Por Jorge Olmos Contreras
Han transcurrido los primeros quince días de campañas y la
contienda por la presidencia municipal todavía no toma nivel, toda vez que los
candidatos de los diferentes partidos políticos han adoptado un marketing del
olvido y del engaño, de propuestas vacuas y de promesas que más bien parecen un
eufemismo de mentiras y un timo en despoblado.
Casi todos le están apostando al efecto coca cola, es decir,
el que se anuncia más, vende más –que en política no es otra cosa más que un
vil engaño--, pero ninguno se ha caracterizado por su discurso crítico e
incendiario, por sus anuncios espectaculares o por la firmeza de sus acciones
en combatir a fondo la corrupción que priva en el Ayuntamiento de Puerto
Vallarta.
Hasta ahora, ningún candidato a la alcaldía se ha desmarcado
de sus adversarios ni se ha distinguido por ser diferente, pareciera que todos están cortados con la
misma tijera y que nadie quiere comprometerse a llevar a cabo acciones que
verdaderamente demuestren un cambio verdadero.
Es más, pareciera que están en sintonía con un juego de
complicidades que pretende sepultar el cochinero de los últimos seis años y, de
paso, continuar protegiendo a los culpables del quebranto de las finanzas
municipales.
EL CASO MUÑOZ VARGAS
Si usted voltea a ver al candidato del PAN, Humberto Muñoz
Vargas, por ejemplo, no se le observa por ningún lado el trabajo político
inteligente como para desmarcarse de su principal contendiente que es Adrián
Méndez González, pues todo parece indicar que están compitiendo para ver quién
hace la campaña más mediocre, de ahí que algunos presuman –del lado de
Humberto-- que les están “pirateando” o saboteando la agenda política del día.
No entendemos cómo la gente de Humberto Muñoz está más
preocupada en evitar toparse con el club infantil del Archi Méndez González
--que es esa horda de muchachitos mal pagados que traen manipulados hasta el
tuétano—que en ejecutar actos de campaña que realmente atraiga la atención de
los ciudadanos.
Nadie le ha dicho a Humberto Muñoz que a los vallartenses les
interesan sí, las propuestas de gobierno, pero más que eso; en estos momentos
les importa saber más qué medidas va a adoptar el próximo presidente municipal
para castigar a los culpables del saqueo de las arcas municipales.
Humberto Muñoz tiene algunos aliados en su equipo político
para que le comiencen a entregar y a conseguir los expedientes negros de Javier
Bravo y Salvador González Reséndiz –los dos pillos del PRI que han despachado
en la presidencia municipal en las últimas dos administraciones—para darlos a
conocer al pueblo agraviado de Puerto Vallarta.
EL MILAGRO DEL FRACASO
Y es que de no hacerlo, estaría condenado al fracaso total,
esperando que sólo un milagro –el hartazgo de la gente de todo lo que huela a
PRI—lo pueda colocar en la silla presidencial, pues su campaña no solo es
mediocre, sino también es floja y no está mandando mensajes de que quiere cambiar.
Por el contrario, el comportamiento de su empresa por conquistar la alcaldía
cada vez se parece más a la campaña priista, es decir, más de lo mismo.
Por si esto fuera poco, nos encontramos con una estrategia de
comunicación social e información poco sustancial, donde las grandes ideas para
lanzar impactos mediáticos están totalmente ausentes. Pareciera que la línea es
hacer ruido en las redes sociales, básicamente en Facebook, donde está
demostrado que los potenciales electores pueden cambiar de un día para otro sus
preferencias según el estado de ánimo con que amanezcan o según el video, la
foto o el comentario más chistoso.
Porque si ponemos en la misma olla el trabajo de prensa que
está haciendo El Mochilas o Adrián
Méndez, la gente de Humberto Muñoz se está quedando atrás, no hay esa
efectividad que le vimos en la campaña interna en donde había variedad de
información y fotografías.
Algo está pasando en la casa de Humberto Muñoz Vargas, algo
que parece ser el mismo síndrome que corroe las arterias de la campaña de
Fernando Guzmán Pérez Peláez –el candidato del PAN a quienes todos ven en la
lona, derrotado desde ahora, menos él— pero que parece no ver, y aunque aún
está a tiempo de corregir, los números lo ubican siempre en el segundo lugar,
muy alejado de Adrián Méndez González.
Humberto Muñoz necesita más impactos visuales, más gente
joven trabajando a su lado y un discurso efectivo, rico en información y en
anuncios espectaculares de que va a desagraviar al pueblo de Puerto Vallarta,
pues a 45 días de que terminen las campañas,
se ve muy difícil que pueda remontar en las preferencias electorales de
seguir por el mismo camino.
EL SINDROME CHAVITA
Pero si eso lo vemos en Humberto Muñoz Vargas, regrese usted
su mirada y voltee a ver a Adrián Méndez González –podría ser algo así como el
consuelo de los tontos--, un candidato totalmente surgido de la CTM, hechura y
confección de Rafael Yerena Zambrano y que por ese simple hecho uno pensaría
que ya está preparado para afrontar los principales problemas del municipio,
pero no es así.
No vemos a un Adrián Méndez que esté tomando una distancia
funcional con su todavía presidente municipal Salvador González Reséndiz.
No vemos a un Adrián Méndez que tenga la capacidad política
para limpiar la próxima presidencia municipal y abrir los expedientes que
tengan que abrirse para llevar a juicio a quienes hicieron mal uso de los
recursos públicos.
No vemos a un Adrián Méndez dispuesto a enjuiciar a Salvador
González Reséndiz; y no lo vemos porque
el muchacho es miedoso, no tiene equipo político –salvo Rafael Yerena Zambrano—
y se le caerían los calzones si en estos momentos anunciara, como un moderno
Colosio, que está dispuesto a desagraviar al pueblo vallartense.
Nada mejor que la respuesta de Sartre a Camus sobre El Hombre Rebelde (citado por Héctor
Aguilar Camín en su novela La Guerra de Galio) para comparar a Adrián Méndez
González frente a esa pesada carga que se llama la corrupción de Salvador
González Reséndiz.
La metáfora dice lo siguiente:
“Lo describe como una
señorita que duda en la orilla de la alberca si debe tirarse o no y mete la
puntita del pie para probar la piscina. No entiende, dice Sartre, que la
piscina no se elige, que todos estamos ya metidos en ella y que no está llena
de agua, sino de mierda”.
Así está Adrián Méndez, temeroso, no sabe qué hacer para
desmarcarse de Chavita y eso tarde o temprano lo va a perjudicar, porque está
enviando un mensaje al electorado de que las cosas van a seguir igual. Que si
Salvador González Reséndiz solapó y encubrió a Javier Bravo Carbajal, él,
Adrián Méndez, hará lo mismo con Chavita.
No quiere, pues, salir de la piscina.
Entonces estamos ante un escenario bastante complicado, al
menos en lo que concierne a los candidatos punteros de la contienda electoral,
porque de los otros tres, uno es el maestro del engaño como ya señalamos en
este mismo espacio, es decir, El Mochilas;
mientras que otro trae todas las ganas del mundo (Tito Yerena) pero ya se dio
cuenta que el PRD en Vallarta es un partido con una casi nula presencia en
Vallarta; en tanto que Susana Guerrero es como la dama de negro, un auténtico
fantasma que sólo conocen en su casa.
Así las cosas, vemos a un Humberto Muñoz que adolece de una
estrategia inteligente para catapultar su campaña y que no ha demostrado tener
los pantalones suficientes para exponerle al electorado la corrupción imperante
en el gobierno de Chavita, mientras que Adrián Méndez González entra poco a
poco en la metamorfosis del político cómplice y encubridor que quiere llegar a
la silla presidencia para seguir la misma línea de excesos y robos que sus
antecesores, es decir, la administración municipal utilizada como botín de
guerra.
INFORMACION CLASIFICADA
EL MASTRO DEL ENGAÑO Y
LA MENTIRA, RAMON GUERRERO el candidato del Movimiento Ciudadano a la alcaldía ya encontró una
mejor forma de allegarse simpatizantes entre los comerciantes del Pitillal.
“Asesorado” por Guillermo Villaseñor, el repudiado ex presidente de la
Asociación de Comerciantes, le ha dado por prometer licencias de operación
gratis a todo tipo de negocios, si a cambio colocan en sus puertas y fachadas
propaganda de El Mochilas.
Ojo Oficialía Mayor de Padrón y Licencias, y Jefe de
Reglamentos, la gente del Mochilas
anda desesperada porque su candidato no repunta y están recurriendo a todo tipo
de artilugios.
EL ESCANDALO ESTA POR
ESTALLAR OTRA VEZ EN EL EQUIPO DE EL MOCHILAS, ya que pronto saldrá a la luz pública información
que ubica a uno de sus candidatos a regidor en una situación muy embarazosa que
raya en lo ilegal.
LA QUE NO TIENE
VERGÜENZA ES CLAUDIA VERONICA GOMEZ, la hija del priista Demetrio Gómez (a) “El Chavalón, quien
ahora anda en la campaña del Mochilas por convicción propia. Ya se le olvidó
que cuando fue regidora por el PRI fue maltratada a más no poder por una de las
candidatas a regidoras de la planilla del Mochilas, comunicadora ella, motivo
suficiente para que se haya quedado en casa o se dedicara a sus actividades
cristianas.
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