Por Jorge Olmos Contreras
Casi
ningún Ayuntamiento ha escapado a los escándalos protagonizados por empleadas y
funcionarias públicas, incluso hasta por las esposas de algún director, regidor
o del mismísimo presidente municipal. En todos los casos hay un común
denominador: la fémina en turno ha sido recomendada por algún influyente o
contratada exprofeso por algún político para tenerlas como meras figuras
decorativas.
El
escándalo que envuelve a Elizabeth Margarita Castro Cárdenas, mejor conocida
como Eli Castro, la famosa conductora del programa de televisión “Qué quiere la
Banda”, es uno más de los gobiernos municipales, donde casi siempre es una
mujer la rival a vencer por otras mujeres y que las coloca en un contexto de
“El Rival más Débil”.
Eli
Castro no necesita más fama que la que ha hecho en Televisa, sin embargo, esa
fama se ha acrecentado en los últimos días en un escenario donde su estrella
parece apagarse, cuando le descubrieron que no sólo es funcionaria del
Ayuntamiento de Puerto Vallarta, donde cobra más de 30 mil pesos –según lo
informado por el Oficial Mayor Administrativo, Ignacio Guzmán García--, sino
también una especie de procuradora del Instituto Jalisciense de Asistencia
Social (IJAS), donde devenga otro jugoso salario del presupuesto público.
Nadie
sabe a ciencia cierta quién o quiénes recomendaron a Eli Castro para que le
manejara al alcalde Ramón Guerrero una inexistente oficina de “Grandes
Eventos”, lo cierto es que le pagan alrededor de 18 mil 800 pesos quincenales,
más otros 30 mil que cobra en el IJAS, suman la nada despreciable cantidad de
más de 66 mil pesos, ni un regidor gana tanto dinero en tan poco tiempo y por
no hacer prácticamente nada.
LA RODILLA
Lo
anterior, sin contar lo que le paga Televisa por conducir “Qué quiere la
banda”, ni el dinero que consigue por afuera –se presume que hasta los
jugadores de Chivas pusieron algunos miles de pesos en la charola de Eli Castro
dizque para ayudar a niños necesitados--, por ello quizá la voluptuosa señora
puede presumir su lujosa camioneta Hummer, casi, casi como una luminaria de
Hollywood.
En
Puerto Vallarta, era prácticamente desconocida, hasta que la trajo El Mochilas.
Lo único que se recordaba de ella era que fue rodilla de la desaparecida
cantante, Jenny Rivera, pues según el sitio www.univisión.com se rumoraba que el ex marido y viudo de Jenny Rivera, el beisbolista
Esteban Loaiza, sostenían un tórrido romance desde el verano del año 2013.
Que
los dos se conocieron en el carnaval de Mazatlán y que desde entonces Esteban
Loaiza no dejaba de llamar a Eli Castro, quien sin embargo, tomó el romance con
precaución por temor a las miles de fans de Jenny Rivera.
En
Puerto Vallarta, es claro que viola la ley al no ser compatibles sus dos
trabajos, pues mientras despacha en el edificio de la UNIRSE en Fluvial
Vallarta, también acude cuando quiere a la Unidad Municipal Administrativa
(UMA) cuando la requiere el presidente para algún evento especial, donde suele
cantar y lucir su recortadísimo escote.
DE PATITAS EN LA CALLE
El
alcalde Ramón Guerrero ya dio un paso prudente ayer, pues según declaraciones a
los reporteros de la fuente, Eli Castro será dada de baja del Ayuntamiento
vallartense, pero mientras tanto, se estuvo echando a la bolsa miles de pesos
sin hacer prácticamente nada, sólo lucir sus encantos y su sonrisa Colgate.
La
señora Castro será recordada por mucho tiempo en Puerto Vallarta como una Lady
corrupta más, pero sobre todo por los reporteros que la buscaron para pedirle
una entrevista y manejar la versión de su incompatibilidad laboral, pues lejos de responderles, los calificó de “tarados sin capacidad” en su
cuenta de Facebook.
Pero
bueno, Eli Castro no es la única Lady corrupta en el Ayuntamiento de Puerto
Vallarta, hay otra de nombre Thelma Mendoza, que trabaja en otra inexistente
oficina, la de “giras presidenciales”, y que gana más o menos el mismo sueldo
de Eli Castro, poco más de 18 mil pesos mensuales, sin hacer, ella sí,
absolutamente nada, más que ser muy, pero muy amiga de Jaime Castillo Copado,
el poderoso secretario particular del alcalde Ramón Guerrero.
Eli
Castro al menos tiene sus encantos, pero Thelma de plano no hace nada, lo que
se dice nada. Es muy limitada, una inútil, dicen sus compañeras de trabajo,
pero es de las consentidas… aunque no tarda en meter en otro escándalo al
gobierno de Ramón Guerrero.
LAS OTRAS
Y
como les mencionamos al principio, casi ningún Ayuntamiento ha escapado a los
escándalos femeninos y tener su perfecta femme
fatal, como Marina, una bellísima bailarina teibolera que fue traída del
Distrito Federal por el ex alcalde priista, Jorge Lepe García, y quien se
presumía era su amante.
Poco
después, Marina pasó a las manos del alcalde siguiente, Aurelio Rodríguez
Garza, quien no escatimaba recursos del erario público para ir al DF a ver
bailar a la musa y traerla de nuevo a Puerto Vallarta.
Efrén
Calderón fue más discreto, pero fue el alcalde que autorizó el primer topples
de Puerto Vallarta, aquél famoso White Horse de la zona romántica en la colonia
Emiliano Zapata, donde las meseras andaban sin chichero y donde los
funcionarios municipales se divertían de lo lindo con el dinero público… hasta
que alzaron la voz las Damas de la Vela Perpetua encabezadas por María Inés
Francia (quien después fue regidora) y clausuraron el bule.
Con
Rodolfo González Macías la única que protagonizó escándalos –por su
nacionalidad serbia y su actitud de nobleza que nunca tuvo—fue su esposa,
Vesnna Zamurovich, porque los escándalos verdaderos los protagonizaron “los
bichos”, aquellos funcionarios del primer equipo del alcalde que hicieron de
las suyas mientras duró el gobierno, Sergio Silva Pantoja y Alfredo Bichop
Montoya, desde negocios bajo la sombra del poder, hasta el hostigamiento a
secretarias y conductoras de noticias.
Fueron
famosas las fiestas que organizaban los Bichos, con la anuencia de Rodolfo
González Macías, en una casa denominada “Pez Espada” en Conchas Chinas, donde
dicen que la palabra orgía se quedaba muy, pero muy corta.
WISKY PA LA PRENSA
Luego,
con Fernando González Corona –el primer alcalde panista—en 1995, las cosas
cambiaron un poco, porque en el fondo, Fernando es de lo que gustaba llevarse a
los reporteros a los mejores table dances para pagarles los mejores wiskys y
prostitutas a cambio del silencio ominoso durante su administración.
Ya
sin la figura presidencial, se supo que Fernando se enamoró de una secretaria
que tenía en el Ayuntamiento y que le puso casa en la colonia Palmar de
Aramara, para el coraje de Eva Contreras.
Con
David Cuevas sólo resaltó una denuncia periodística por presunto hostigamiento
contra la ex funcionaria del Registro Civil, Adriana Guerra Baeza.
LAS DAMAS DE PEDRITO
Sin
embargo, con Pedro Ruiz Higuera, las cosas se salieron de control y ahí sí hubo
varias féminas que le entraron a todo, eran desde damas de compañía hasta cuasi
amantes de algunos funcionarios.
En
ese entonces, la jefa de relaciones públicas, de nombre Adriana, era la que
marcaba la pauta y donde quiera contrataba grupos y cantantes para amenizar los
bacanales de Pedrito.
Fue
el tiempo en que Pedro se ponía unas borracheras de placa de tráiler, hasta
atrás, y así llegaba a su casa. Cuentas que una vez su esposa Mayra Burgos le
reclamó con un: “Mira en qué estado estás”, y que Pedro le respondió: “En el de
Jalisco, y qué”.
LAS CAMARONAS
Con
Gustavo González Villaseñor, fueron famosas dos chicas, güeras ellas, de muy
buen ver, que andaban con novio al interior del Ayuntamiento, pero que en
realidad eran la amante en turno. Una con Juan Carlos Almaguer y otra con Luis
Cerda, quien después fue secretario particular de Gustavo.
Lo
anterior si contar a una Laura que no
hacía nada en el área de relaciones públicas y prensa y que después fue enviada
a la Oficina Municipal de Turismo, donde tampoco hacía nada, pero ganaba un
jugoso salario. Ella era sólo como una chica de aparador, a quien llevaban a
los eventos para engalanar las noches. Al final, la muchacha demandó por
despido injustificado a la siguiente administración que encabezó Javier Bravo y
hasta el día de hoy, le deben más de un millón de pesos por el juicio.
Podríamos
pasarnos por alto el Ayuntamiento de Javier Bravo, pero no, porque en su
gobierno brillaron los ladys masculinos, quienes como Pepe Muelas, metieron al
alcalde en un gran escándalo al difundirse unas fotografías donde los
muchachitos de Javier estaban vestido de mujer.
LAS BARBIES
Con
Salvador González Reséndiz las cosas no fueron distintas a las de Javier Bravo,
salvo por las famosas Barbies contratadas por la sindicatura municipal, unas
güeritas muy delgadas, elegantes y preciosas que Fernando Castro Rubio llevó a
la oficina y que eran la admiración de todos, y aunque no hacían nada, cobraban
mucho dinero.
En
esta administración se han visto chicas lindas, unas importadas de Guadalajara,
otras de Zacatecas y otras de Puerto Vallarta, que no se sabe qué hacen, quién
las contrató y cuánto ganan, pero uno las ve por ahí, pululando de oficina en
oficina… hasta que son descubiertas por el ojo clínico de algún reportero, como
el caso de Eli Castro.
Desde
luego, van a surgir más y más nombres de mujeres que no son precisamente
pilotos, pero que pertenecen a la real fuerza aérea del Ayuntamiento de Puerto
Vallarta.