miércoles, 29 de junio de 2011

FERNANDO GONZALEZ CORONA, EL OTOÑO DEL CACIQUE AZUL



Por Jorge Olmos Contreras

Fernando González Corona cavó su tumba política poco a poco, a partir de que nació en su mente la idea de ser un cacique similar a otros que manejan los hilos de la política local y que en el PRI no tienen contrincantes ni enemigos que se atrevan a enfrentarlos (entre otros Rafael González Pimienta); es “dueño” del partido y de sus candidatos.

Fernando trató de repetir el esquema, pero en el Partido Acción Nacional (PAN), utilizando al veracruzano Jesús Manuel Díaz Zurita, a quien envió para hacer el trabajo necesario e irrumpir entre las confiadas huestes blanquiazules y arrebatarles la candidatura a la presidencia municipal.

Que se recuerde, Fernando ganó la elección por la fortuita combinación del hartazgo ciudadano, dadas las malas administraciones municipales priistas (menos peores que de Gustavo González, Javier Bravo y Salvador González) y la inversión de muchos billetes, dinero que convenció a toda la militancia panista y, por supuesto, proyectó su imagen ante la ciudadanía de Puerto Vallarta.

Fue por más, cuando dejó el cierre de la administración municipal en manos de Humberto Muñoz, y fue tras la diputación que también ganó apoyado en su fortaleza financiera; por su parte, el ahora director del Seapal Vallarta, hizo un buen trabajo y entregó cuentas claras y buenas, un capital político que fue aprovechado por el factótum de Fernando llamado David Cuevas García.

SUEÑOS FRUSTRADOS

Sin embargo, entre la licencia como presidente municipal y su campaña por la diputación, Fernando tuvo sus primeros escollos, pues el “neopanista” no pudo seguir mangoneando en el municipio con Humberto Muñoz como alcalde interino, pues este asumió a cabalidad la responsabilidad de la comuna.

La primera prueba de que no podría comprar a todos los panistas con su dinero, no fue suficiente. González Corona ya un poco enloquecido por su caciquil sueño, quiso subir varios escalones de un brinco, para apoderarse de la gubernatura de Jalisco, cosa que no pudo lograr, y que además descubrió sus irrefrenables ambiciones.

La militancia panista en Jalisco, más acostumbrada a confiar las candidaturas a personajes de arraigo, con historia dentro del partido, hizo lo que tenía que hacer para deshacerse de una amenaza de cacique, que con claridad vieron en las intenciones de Fernando González Corona.

Mal visto, incluso despreciado tras su loca aventura por la gubernatura, Fernando descubrió la realidad y quizá lo pensó mejor, pues no es lo mismo apostar a ganar, depositando fichas en toda opción política viable, que seguir metiendo dinero para promoverse a sí mismo, un esfuerzo que en el Partido Acción Nacional ya no habría de rendir frutos, como pudo comprobarlo al querer ser candidato a gobernador.

LA ESPOSA INCOMODA

Hasta allí llegó su carrera como “panista”, lo habría comprendido perfectamente, y por eso decidió posponer y modificar su sueño de opio: convertirse en cacique del PAN, la contraparte de Rafael en el PRI.

Renunciaría a Acción Nacional, pero no dejaría totalmente a este Partido, pues sus intereses seguirían, representados ahora por su mujer, Eva Contreras, a quien no le fue nada mal, pues la fortuna habría de sonreírle con un escaño en el Senado, prestado, pero al fin y al cabo, un sitio de poder y privilegios que intentaría aprovechar al máximo, como lo demuestra el fallido ensayo de torcer la ley para permitir el aprovechamiento y destrucción de manglares.

Luego, Eva tuvo que devolver la curul, una vez que Alberto Cárdenas tronó como secretario de Estado y regresó al Senado para dejar escuchar su rebuznada; cualquiera pudiera pensar que la “carrera política” de la pareja González Corona-Contreras hubiera terminado, sin pena ni gloria, pero no, tenía que haber otra intentona de jugar al cacique.

LAS PAREDES ESCUCHAN

De hecho, en la más reciente junta mensual del PAN, no fueron pocos los que hablaron y fuerte, sobre el proyecto político de Fernando González Corona y Eva Contreras. Olvidaron que las paredes escuchan.

De entrada, sobre Eva y Fernando dicen que “la última oportunidad para permanecer en el único partido cuya militancia es capaz de soportarlos, se centra ahora en la figura de “El Mochilas”, el diputado Ramón Guerrero --el nuevo títere de los González Corona-Contreras— (eso es lo que se comenta al interior del PAN, no es frase del columnista), el único de los presuntos precandidatos a la presidencia municipal, que les garantiza el regreso al control del PAN, el cual perdieron por ambiciosos y traidores”.

Esto lo escuchamos de algunos militantes: “Los panistas verdaderos se han dado cuenta de que la multicitada pareja de empresarios mete en toda elección local, dinero a los candidatos del PRI y del PAN, pues su objetivo es cobrar favores; y que ahora están llevando al matadero al “Mochilas”.

Que “se apoyan en una figura que en Vallarta nadie conoce, que la militancia panista local desestima, desde que no acude a las asambleas y está dedicado a hacer campaña al más puro estilo priista, regalando láminas de cartón, cemento pasado y promesas, muchas promesas que seguramente ni chance tendrá para cumplir”.

$ 30 MILLONES POR DELANTE

Que “lo único real que promete “El Mochilas”, es reavivar los sueños de Fernando González Corona por convertirse en el cacique del PAN, moviendo éste los hilos de su señora, que a su vez jala los de Ramón Guerrero, quien gracias a eso puede andar presumiendo: “Traigo 30 millones para gastarlos en mi campaña”, según los comentarios escuchados en esa asamblea.

También hablan de que “la última intentona de Fernando y Eva, reflejada en los comentarios de su “vocero” oficial, el decaído Jesús Manuel Díaz Zurita, que ahora desde la página dos de Tribuna, se dedica a “meter miedo” entre quienes se están organizando para dejar a sus patrones al margen en esta contienda política, por lo menos en lo que se refiere al PAN”.

Hasta ahí las voces de los panistas.

Nosotros por nuestra parte consideramos que las uñas de Eva son lo único que sostiene a los Corona-Contreras en “su” partido, pero la doña acaba de meterlas al esmeril, luego de protagonizar una marcha de apoyo a Salvador González Reséndiz, y de haber obligado a dos regidores panistas para que continuaran el torcido camino que en la administración pasada siguieron Santiago Centeno, Ricardo René Rodríguez y Raúl Melín.

Es así que se avizora el despertar de la militancia panista, en cuya última asamblea dejó ver lo que siente por el frustrado cacique y su portavoz en el partido, Eva Contreras, que hizo gracioso mutis en esa reunión, donde fue criticada duramente por marchar de la mano de Rafael Yerena, apoyando lo que a todas vistas es una obra carente de proyecto y transparencia.

Las amenazas veladas de Jesús Manuel Díaz Zurita, director del periódico Tribuna de la Bahía, propiedad de Fernando González Corona, son el último y desesperado intento del matrimonio por darle vida a un proyecto político, que se enfrenta al trabuco conformado por los grupos de José María Ibarría, Juan José Cuevas y Humberto Muñoz Vargas.

Si observamos con detenimiento, la unión de estos tres es real y firme; de allí la desesperación de Fernando, que puede verse en los editoriales de Díaz Zurita, y es que los Corona Contreras impidieron a como diera lugar, el paso del desaparecido Chema Ibarría a la candidatura por la presidencia municipal, mientras que Humberto Muñoz lo apoyó con todo y al final compartió con él la derrota, pues hay que recordar que una de las hermanas del director del Seapal, era parte de la planilla de José María.

No es la primera vez que se unen los grupos de Chema y Humberto Muñoz, que comparten ahora con Juan José Cuevas un objetivo común: librarse de una vez por todas de la presión que como militantes y políticos, ejerce sobre ellos la fortuna de Fernando González Corona, un tipo que sueña con ser cacique, y que alucinó llegar a gobernador.

Esto no se pudo, y parece que lo otro, tampoco podrá, pues de un lado de la balanza, Fernando González parece estar poniendo todos los huevos en la canasta de Ramón Guerrero, y en el otro están firmemente colocados, el espíritu y la gente de Chema, del “Peri” y de Muñoz Vargas.

Todas y todos en estos grupos, conocen muy bien las intenciones de Fernando, y a estas alturas no dejarán que los deslumbre con su dinero; lo dicho, estamos viendo llegar el final de un frustrado aspirante a cacique.

INFORMACION CLASIFICADA

A UNOS DIAS DE LAS ELECCIONES EN BAHIA DE BANDERAS, SALEN a relucir nuevos datos de cómo el actual alcalde, Héctor Paniagua Salazar se fajó los pantalones para enfrentar al gobernador, Ney González Sánchez y a los grupos de la CTM que impulsaban la candidatura de Roberto Mejía, para sacar adelante el proyecto de Julio Larios García, hermano del tesorero del Ayuntamiento de esa demarcación.

En una reunión a puerta cerrada –donde estaban los precandidatos y sus impulsores como Ney González, Roberto Sandoval y el propio Paniagua—el gobernador nayarita, por increíble que parezca, quería que el candidato fuera el ex alcalde Jaime Cuevas Tello. Dicen que en ese momento Paniagua se levantó de la mesa y le dijo a Ney: “Está bien, pero nosotros ya nada tenemos qué hacer aquí, nos vamos”, en una clara alusión a que no apoyarían semejante candidatura.

Luego quisieron imponer a Mejía, pero también fue rechazada por Paniagua, quien habló y fuerte para que el candidato fuera Julio Larios, lo que finalmente sucedió.
Paniagua contaba con el apoyo de 50 diputados federales del PRI que antes le habían propinado un duro golpe a Ney González al cambiar la dirigencia estatal del PRI –en pleno proceso electoral--, al quitarle a Griselda Esparza Flores e imponerle al diputado federal Manuel Cota Jiménez; con ese respaldo, Paniagua ganó de todas, todas y dejó muy mal parado a Ney y a los cetemistas.

Ahora hay que esperar el resultado del domingo, cuando se sepa si Paniagua se equivocó o tuvo la razón con Julio Larios.

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