jueves, 22 de noviembre de 2012

LAS ANDANZAS DE OTONIEL BARRAGAN, EL APRENDIZ DE REGIDOR Y LA TOP MODEL EN EL AYUNTAMIENTO DE PUERTO VALLARTA


Por Jorge Olmos Contreras

Pareciera que todo lo que huele al nuevo gobierno municipal está predestinado al escándalo, a la corrupción y a la indolencia , toda vez que ya casi se cumplen dos meses de que asumieron la administración y no se ve un panorama claro de cómo Ramón Guerrero y sus regidores van a enderezar el barco. Por el contrario, se vislumbran negros nubarrones sobre el horizonte, debido a la postura asumida por el Mochilas en torno a su reglamento orgánico patito y, sobre todo, por los numeritos que nos tienen preparados algunos de sus incondicionales regidores.

Salta a la palestra el versátil Otoniel Barragán Espinoza, un personaje campirano y folclórico que, en otro de los desaciertos del Mochilas le asignó ilegalmente la titularidad de la comisión de seguridad pública, sin siquiera revisar el perfil del regidor emanado del Partido del Trabajo, quien ahora hasta pide camioneta blindada por “la peligrosidad” de su encargo.

Totalmente fuera de la realidad, el señor Otoniel Barragán se ha ido a presentar incluso con los mandos militares de la ciudad para dizque ayudar a combatir la delincuencia que azota a la ciudad y de paso les ha hecho saber que él está muy interesado en las labores de vigilancia policiaca.

Ignaro, Otoniel cree que la labor de un edil comisionado a Seguridad Pública es andar de cuico,  armado hasta los dientes y con carros salidos de las películas de Mario Almada. Desde luego, nadie se ha preocupado por decirle que la función de un regidor es otra, que debería adentrarse a las leyes y reglamentos para ver lo que está mal y cambiarlo, o para proponer nuevas regulaciones y quitar las ya obsoletas. Tampoco le han dicho que puede presentar al pleno, puntos de acuerdo para mejoras en una de las áreas más neurálgicas de cualquier administración municipal, la seguridad.

EN EL LIMBO

De plano, la mayoría de los regidores que acompañaron al Mochilas en su aventura por conquistar la presidencia municipal, no tienen la mínima idea de lo que es un puesto de elección popular. No encuentran su lugar, no se sienten cómodos con la responsabilidad de representar al pueblo de Vallarta; dan bandazos aquí y allá y en esa transición, de estar en una especie de limbo, están cometiendo una serie de graves errores que alcanzan hasta su vida privada.

Por ejemplo, dicen que anda con una jovencita oriunda de El Tuito, la cabecera municipal de Cabo Corrientes, y que ella, sin imaginarse lo que iba a provocar, subió al Facebook fotos comprometedoras que vinieron a trastocar la vida doméstica y conyugal de Otoniel Barragán, al grado que de que su mujer prácticamente lo corrió de su casa.

Gente cercana al propio Otoniel presumen que la muchachita, de nombre María Guadalupe, trae un bebé en los brazos, al parecer otro retoño del Don Juan Tenorio del Cabildo, el caballero de la milpa y las tierras de cultivo, que ha hecho saber que la fertilidad es cosa sólo de hombres.

Desde luego, la vida privada de Otoniel Barragán nos debe importar un comino a ustedes y a nosotros, pero cuando se trata de un representante popular, de un regidor elegido por el pueblo y que cobra un nada despreciable salario del gobierno, las cosas cambian; sobre todo porque Puerto Vallarta necesita regidores serios, honestos, de probada calidad moral, que tengan un comportamiento intachable tanto en su casa como en sus funciones públicas.

Ya basta de remedos de regidores que sólo ansían el poder por el poder. Que su objetivo era llegar a ser regidores para darle vuelo a la hilacha y descuidar su verdadera labor, que es la de ser un férreo vigilante de todo lo que sucede en Puerto Vallarta para no sólo presentar iniciativas al interior del pleno, sino también para vigilarle las uñas al presidente municipal y a sus directores.

LA MANO DEL CORONEL

Por ejemplo, no vimos que Otoniel, sí, el titular de la comisión de seguridad pública, haya dicho algo con respecto a la intromisión del Director de Seguridad Pública, Silvestre Chávez García en asuntos de Protección Civil, cuando ordenó que se levantaran los sellos de clausura al “Casino Vallarta” el jueves pasado en que unas mulas de mujeres maltrataron a la reportera Dora Liz Terrón.

La actuación del coronel Chávez es digna de toda una investigación, pero eso será tema en otro espacio, ya que el señor habría intervenido para proteger intereses nada claros que mucho tienen que ver con una ruta de la evasión fiscal y empresarios poderosos que están atrás del “Casino Vallarta”, donde incluso se especula la mano del crimen organizado.

Pero bueno, volviendo a Otoniel Barragán, es tiempo de que ya despierte, la campaña ya terminó, de que se ponga a trabajar en su nuevo oficio de aprendiz de regidor. Tiempo tiene, y de sobra, para implementar toda una estrategia que lo haga ver como un edil inteligente y no como un hombre ranchero que da la impresión que sólo sirve para presumir su sombrero y sus botas.

EL ENLACE DE LOS ALCARAZ

Otoniel debe reflexionar y dejar a un lado aquéllos tiempos en que servía como enlace entre los hermanos Alcaraz de Ixtapa-Las Palmas y algunos periodistas pagados por la mano de los otrora poderosos Gabinos.

Que se olvide asimismo de sus amistades peligrosas que hizo a lo largo del corredor Ixtapa-Las Palmas en los últimos tres años, donde se afianzó con un personaje que traía asoleada a toda la población de aquéllos rumbos.

Aunque aprendiz, Otoniel ya es regidor. Para bien o para mal, ya es representante popular.

Llegó de la mano de Ramón Guerrero a la regiduría, pero su origen es el Partido del Trabajo y su ideología es la de Manuel López Obrador, que no se le olvide eso. Al Mochilas no le debe nada, de ahí la importancia que reviste que se comporte como un regidor serio y no un Don Juan de caricatura, en un viejo rabo verde que más bien parece asalta cunas.

Las cosas deben de cambiar, no se hace historia cometiendo tonterías.

INFORMACION CLASIFICADA

OTRA REGIDORA QUE NO ACABA DE ENTENDER QUE LA FORMA ES FONDO, es Doris Ponce Aguilar, una chica que más bien parece la top model del Ayuntamiento que un edil que está luchando por subsanar el área de reglamentos con nuevas propuestas, como bien podría ser la de un moderno Reglamento de Comercio que se ajuste a las necesidades del destino turístico y su vida nocturna.

Lejos de dedicarse de lleno a sus actividades, Doris Ponce se la pasa en la vida alegre, recordando aquéllos años maravillosos que vivió como empleada de la delegación de la Procuraduría de Justicia de Jalisco, donde hizo tantas, pero tantas cosas, que su expediente no es precisamente de color blanco.

Usted espere más información de la top model del Mochilas, no desespere.

CUAUHTÉMOC VILLALOBOS, OTRO ESCANDALO EN PUERTA… Es el que se le viene encima al “Director” de Reglamentos Cuauhtémoc Villalobos, quien apenas había cerrado un desagradable capítulo de sus circuitos por los table dances de Puerto Vallarta, cuando ya trae colgados de la cola varios San Benitos que lo van a hacer tambalearse… no precisamente en el tubo, sino en el puesto.

LO QUE NOS FALTABA… El alcalde Ramón Guerrero sigue divorciado con los medios de comunicación de Puerto Vallarta, a quien sólo utiliza cuando lo conviene, y cuando no, los desdeña, los margina y los hace a un lado, como hoy en que decidió ir a Guadalajara para interponer varias denuncias penales contra ex funcionarios de la administración del ex presidente municipal, Salvador González Reséndiz.

Se le olvida que en Vallarta hay una delegación de la PGJ, pero como quiere lucimiento con los medios tapatíos, a los de aquí los ve chiquitos y orejones.

EL AYUNTAMIENTO DEL MOCHILAS ANDA TAN MAL, PERO TAN MAL, QUE HACE unos días un funcionario regordete que trabaja en la tesorería municipal, de esos importados de Guadalajara, encabezó una reunión con los locatarios del mercado Río Cuale e hizo el pancho de su vida.

Resulta que a la junta fue el procurador social, Juan Hernández, el regidor Otoniel Barragán, la regidora Doris Ponce y otros funcionarios… y pues qué creen, que el tipo de la tesorería no conocía a ninguno, se la pasó preguntando a los ediles qué quiénes eran y por qué estaban ahí. A Juan Hernández casi lo saca de la antigua sala de cabildos con un “¿y usted qué hace aquí?”.

La grosería fue más que evidente y el malestar de los presentes también.

Lo peor fue cuando le preguntaron si sabía dónde estaba el mercado Río Cuale y no supo contestar.

…Y uno se pregunta… ¿pues quién demonios nos gobierna?

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