miércoles, 4 de julio de 2012

LAS LECTURAS DE LA ELECCION EN VALLARTA Y EL TRIUNFO DE EL MOCHILAS


Por Jorge Olmos Contreras

Ni duda cabe que la elección del domingo en Puerto Vallarta nos dejó una serie de lecciones a todos aquellos que subestimamos al diputado Ramón Demetrio Guerrero Martínez, mejor conocido como El Mochilas, toda vez que supo sortear todo tipo de obstáculos y adversidades para alcanzar la silla presidencial, echando abajo con ello el mito de que sólo el PRI y el PAN pueden acceder a la alcaldía vallartense.

Desde quienes lo dibujamos como el flautista de Hamelín, pasando por las encuestas “patito” de Luis Alberto Alcaraz (el que decía que nunca se equivoca en los pronósticos electorales) hasta las manipulaciones de un doble lambiscón Rodrigo Aguilera que una semana antes de los comicios publicó un sondeo –de una supuesta casa encuestadora de Colima—donde le daba 42 puntos al candidato del PRI, Adrián Méndez y 26 al Mochilas (y el domingo fue a ponerse a las órdenes de Ramón Guerrero), todos nos equivocamos. Nuestras apreciaciones, siempre subjetivas por la condición humana, hay que reconocerlo, siempre fueron erróneas en este caso; debemos aceptar que no dimensionamos el movimiento que logró despertar en  Vallarta Ramón Guerrero.

Y aunque en nuestros análisis fuimos claros al señalar que los ciudadanos le darían un voto de castigo al PRI porque estaban hartos de un gobierno que privilegió a los amigos, a los compadres y a los familiares por encima del interés común, también fallamos al no observar que ese sufragio sería a favor del Movimiento Ciudadano y no --por la hasta el domingo pasado segunda fuerza política del municipio—por el Partido Acción Nacional.

Los factores que incidieron en la victoria de la coalición Partido del Trabajo-Movimiento Ciudadano fueron muchos y muy variados, son dignos de todo un estudio antropológico social, todo un reto para la tesina de algún estudiante interesado, pero en nuestro caso, nos limitamos a analizar los puntos clave que consideramos fueron determinantes en el triunfo del Mochilas y la dolorosa derrota de Adrián Méndez y Humberto Muñoz Vargas.

LOS FACTORES DE LA DERROTA

En el primero de los casos, es claro que el factor Chavita fue el principal factor negativo que le dio al traste a la campaña del Archi, quien nunca quiso entender que era de primerísima importancia hacer un pronunciamiento fuerte para deslindarse de la administración de Salvador González Reséndiz. Nunca recurrió a la auto crítica en su discurso y con ello envió un mensaje al electorado de que seguiría el mismo camino del hijo menor de Rafael González Pimienta, que no investigaría cuentas, que no denunciaría los malos manejos de los recursos públicos y que, por lo tanto, sería un encubridor más de los últimos dos alcaldes priistas.

En el centro de la ciudad y en colonias populares como La Aurora y delegaciones como El Pitillal, Adrián Méndez recibió una paliza por parte del Mochilas en la obtención de votos. Hoy sabemos que mucha gente se inclinó por Ramón Guerrero por obras mal diseñadas y poco transparentes como el malecón (ese mismo malecón que los columnistas lambiscones decían que iba a ser determinante para que ganara el PRI) y por el abandono en que están sus comunidades en materia de servicios públicos. Tan solo en calles y recolección de basura, se le esfumaron miles de votos a Adrián Méndez.

Un segundo factor fue la división que se registró en los diferentes grupos que peleaban la candidatura del PRI, ya que aunque se quiso maquillar la escisión con una inexistente unidad –al meter a la planilla al hijo de Andrés González Palomera y a Ramón Chávez—lo cierto fue que tanto la gente de Ramón Chávez como de Andrés votaron en su mayoría por El Mochilas.

De hecho, Andrés González casi no se vio en la campaña de Adrián Méndez, los abandonó a su suerte y eso hizo que los cientos de seguidores que traía buscaran otra alternativa, y el cobijo lo encontraron con el Mochilas. El caso de Ramón Chávez es más claro, toda la gente que traía y que desdeñó al aceptar la posición número siete en la planilla del PRI, se fue con el Movimiento Ciudadano.

LOS VOTOS DE ANDRES Y RAMÓN CHÁVEZ

Ramón Chávez se debe estar dando de topes en este momento, ya que Enrique Alfaro –el ahora guía moral del Movimiento Ciudadano—le puso en la mesa 10 millones de pesos para que fuera el candidato del MC a la presidencia municipal, y no quiso. No quiso porque una semana después Jorge Aristóteles le prometió una y mil cosas y se dejó llevar por el canto de las sirenas.

Hoy, Ramón Chávez se queda fuera de la jugada, no podrá entrar al próximo Cabildo y ya no puede regresar el tiempo en que, si hubiera aceptado la candidatura del Movimiento Ciudadano, cuando menos tendría la seguridad de ser edil junto con otros tres de sus compañeros o quizá toda la planilla.

En cuanto a Andrés González, su omisión podría costarle su nuevo proyecto político –ese que le tiene prometido Jorge Aristóteles para que sea el candidato del PRI en el 2015—pues en el escenario surge la figura de Rafael González Reséndiz, quien al haber ganado la diputación federal, se convierte en el aspirante natural número uno a la alcaldía de Puerto Vallarta; pero este punto será digno de otro análisis.

EL DESGASTE DE PERALTA Y SUS OPERADORES

Por lo pronto, vamos a otro factor, el tercero que marcó la derrota de Adrián Méndez. Este puntos nos dice que Archi pecó de confiado, que dejó en manos inexpertas y desgastadas a operadores políticos que están muy vistos y que la gente identifica y por lo tanto rechaza, como Giovanny Padilla y otros que no pudieron contener la ola mochilista que se les vino encima, como en El Pitillal, donde el responsable de la logística sufrió una paliza de enormes proporciones.

Aunado a esto, Adrián se puso en las manos de Juan Carlos Peralta, el mismo operador político que tuvo Javier Bravo y Salvador González, un personaje nocivo que ya estaba sumamente desgastado y al que creían una lumbrera electoral (pero ya vimos su realidad) y quien fue otro factor en la derrota del PRI.

Se estima que en estos factores estuvo el despeñadero del PRI en Vallarta, ya que podrían haberse ido al Movimiento Ciudadano entre 15 y 20 mil votos tricolores.

Por otra parte, debemos preguntarnos asimismo qué fue lo que sucedió con el candidato del PAN, Humberto Muñoz Vargas, por qué la mayoría de la gente no volteó a verlo si se trataba de darle un voto de castigo al mal gobierno priista. La respuesta está en una mala campaña, una estrategia mal diseñada y mal aplicada porque se privilegió la decencia y la supuesta honradez frente a dos adversarios que recurrieron a todo tipo de mañanas para poder ganar los comicios.

Mientras Ramón Guerrero hacía su campaña profunda e inteligente, los del PRI y el PAN se dedicaron a cuidarse mutuamente, al grado de pensar que el enemigo estaba entre ellos y no en El Mochilas, a quien desdeñaron y subestimaron –como nosotros mismos—y al que nunca vieron por dónde se les metió,  por dónde se les coló con los resultados que ya todos sabemos, que son de felicidad para muchos y de tristeza y arrepentimiento para otros.

A Humberto le faltó un buen equipo de campaña, tener creatividad, maliciar un poco las cosas. Hoy, cuando ya es demasiado tarde, quizá ya entendió que las elecciones se ganan con artimañas, no con decencia, pues mientras él lanzaba discursos y boletines, los otros no sólo hacían eso, sino que repartían despensas, vales, dinero en efectivo y regalaban todo tipo de cosas para obtener resultados.

La traición en el PAN no fue determinante en la derrota de Humberto, fue una mala campaña político electoral. Lo mismo sucede con el Mochilas, los panistas disidentes no influyeron en su triunfo, sino la estrategia que siguió en toda su campaña. Con o sin panistas traicioneros, Ramón Guerrero igual habría ganado.

Hoy hay que darle vuelta a la hoja, unirse y trabajar por Puerto Vallarta, máxime cuando tendremos un cabildo muy plural, con Tito Yerena, Adrián Méndez y Humberto Muñoz como regidores de oposición, aunque nos hubiera gustado tener a Margarita Quintero (que mucho le va a ser falta a Humberto) dentro del pleno del Ayuntamiento.

INFORMACION CLASIFICADA

AUNQUE EL PRI SE PREPARA PARA IMPUGNAR LA ELECCION, es un hecho que no prosperará, ya que al contabilizarse todas las boletas electorales, el Mochilas obtuvo, 37 mil 698 votos contra 35 mil 508 de Adrián Méndez, es decir, una diferencia de dos mil 190 sufragios, lo que representa más de dos puntos porcentuales. Por ley, no ha lugar para contar voto por voto cuando el margen entre el ganador y el perdedor sea más del dos por ciento, como es el caso.

TODO UN CASO PARA LAS AUTORIDADES FEDERALES representa un empleado del Sistema de Administración Tributaria (SAT) de la SHCP de nombre Christian Flores Calderón, quien además de trabajar en Hacienda, presuntamente se dedica a la venta y distribución de películas y CDs de música piratas en Bahía de Banderas, de donde obtiene jugosos dividendos. Todo estaría bien, pero resulta que la comercialización de fonogramas es un delito que se castiga con varios años de prisión.

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