miércoles, 19 de octubre de 2011

HISTORIAS DE TRAICIONES EN EL PRI VALLARTA


Por Jorge Olmos Contreras
Si el lunes pasado criticamos la cerrazón del Consejo Político del PRI Municipal para evitar ir a una elección interna abierta –donde participen militantes y simpatizantes como cualquier ciudadano—para sacar adelante al candidato a la alcaldía en los comicios del próximo año, hoy nos toca analizar el otro lado de la moneda, el por qué un viejo lobo de mar como Rafael Yerena Zambrano está decidido a elegir el abanderado tricolor en una convención de delegados y no abriendo totalmente el abanico.

Las razones de Rafael Yerena pueden ser varias y muchas de ellas tienen su peso político en el pasado reciente y están debidamente fundamentadas. El principal motivo podría ser la falta de madurez de algunos grupos para aceptar la derrota y fracturar en su momento las bases militantes de ese Partido; pero podría haber otra causa más compleja: Y ésta es la tendencia histórica que han demostrado algunos “notables priistas” para traicionar las decisiones de su propio Instituto Político.

EL BERRINCHE

No vayamos muy lejos, el mismo Andrés González Palomera –quien ahora pretende aparecer como la víctima número uno de la decisión del Consejo Político—hizo el berrinche de su vida cuando fue derrotado en una elección interna por Javier Bravo. No quiso aceptar que perdió, creyó que tenía miles de simpatizantes en aquél tristemente denominado grupo “Hola Vallarta” y operó para resquebrajar al priismo vallartense si no le daban ciertas posiciones en la planilla de Javier y algunos puestos públicos en el Ayuntamiento que seguía.

Andrés González Palomera, al no reconocer que perdió en una elección abierta, se fue a Guadalajara para tratar de convencer a los dirigentes estatales del PRI –en ese entonces Javier Guizar era el presidente—de que si su grupo abandonaba al Partido, se perdería Puerto Vallarta.

Sin embargo, en la mesa de las negociaciones estaba Rafael Yerena Zambrano, quien no quería a Andrés en la planilla –con justa razón, pues había perdido la interna—y finalmente le ofrecieron una posición, al parecer la número 08, pero esto hizo enfurecer más a Andrés, quien se dio media vuelta y tomó carretera para regresar a Vallarta y dizque preparar la renuncia masiva de sus seguidores.

QUE SIEMPRE SÍ

Una vez en carretera, ya saliendo de Guadalajara, Andrés recibió una llamada telefónica –era Rafael Yerena—quien le informaba que la elección se iba a ganar, que igual daba la ocho que la nueve u otra, pero Andrés se puso de divo y finalmente le ofrecieron la posición número tres dentro de la planilla de Javier Bravo Carbajal; entonces sí aceptó y regresó a la Perla Tapatía para firmar el acuerdo.

El punto era que en ese momento Andrés no confiaba en que el PRI pudiera ganar la elección constitucional del año 2006 –el PAN ya tenía como candidato a Miguel Ángel Preciado Bayardo—y si aceptaba la posición número ocho y el PRI perdía, no le tocaría ninguna regiduría. Sin embargo, con la posición número tres el cargo edilicio estaba seguro aunque su Partido fuera derrotado.

Finalmente el PRI ganó y Andrés González Palomera fue regidor, pero dejó una huella indeleble de su comportamiento político: No participó, en lo absoluto, en la campaña de Javier Bravo, se fue a su casa a sentarse a esperar que llegara la regiduría y de paso abandonó el movimiento “Hola Vallarta” –que para entonces ya había crecido significativamente—lo cual fue reprochado por muchos de sus simpatizantes porque, decían, estaba desperdiciando un gran capital político.

ESCUPIR AL CIELO

Pero eso no es todo, al interior del PRI se descubrió que varios seguidores de “Hola Vallarta” a las órdenes de Andrés, hicieron campaña a favor del PAN, todo por el resentimiento de haber perdido la elección interna priista.

Como se verá, Rafael Yerena tiene una y mil razones para que el método para elegir al próximo candidato a la presidencia municipal sea por convención de delegados, donde, efectivamente, Andrés González Palomera nada tiene que hacer, sería aplastado por los miembros del Consejo Político que en un 99 por ciento están a favor del aspirante que impulsa Yerena, es decir, Adrián Méndez González.

DE AMORES Y TRAICIONES

Y si analizamos lo que ha sucedido en otros procesos internos del PRI, todos o casi todos han estado plagados de traiciones y resentidos que operan desde las sombras para dar una cara simpática durante el día, pero que se transforman durante la noche, todo para tratar de tomar el poder del Comité Directivo Municipal (CDM) del PRI y de imponer sus propias decisiones, aunque el intento puedan llevar a ese Partido al despeñadero.

Como olvidar, por ejemplo el año de 1990, cuando se enfrentaron los grupos “verdes” contra los “amarillos” para renovar la dirigencia del PRI Municipal. Quienes competían por la presidencia del CDM eran, por los verdes, Gustavo González Villaseñor y por los amarillos, Rafael Yerena Zambrano, los dos emanados de la CTM, los dos ampliamente conocidos y los dos tenían el mismo origen y por lo tanto, se suponía tendrían que seguir los lineamientos de la CTM en materia política, es decir, apoyar un proyecto de Vallarta y para Puerto Vallarta.

Pero no fue así: Estábamos en vísperas de que el PRI eligiera a su candidato a la presidencia municipal, de ahí la importancia que revestía ser presidente del CDM, pues al equipo que llegara al seno del Partido le correspondería sacar adelante el proceso de elección.

El que no entendió que no le tocaba ser presidente del PRI Municipal fue Gustavo González Villaseñor, quien ya traía alianzas oscuras bajo la mesa con el entonces director del Seapal, Rodolfo González Macías –es decir, ya se fraguaba una traición a la CTM y a Vallarta—para hacerlo candidato a la alcaldía.

Por ello le urgía ser presidente del CDM del PRI y por ello tejió todo un operativo para tratar de ganarle a Rafael Yerena Zambrano. Hicieron hasta lo imposible por derrotar al líder obrero, pero no lo lograron, pese a las marrullerías y pifias que cometieron en el intento, como rasurar el padrón de militantes priistas –a todo aquél identificado como cetemista lo borraban—y llevar a cabo afiliaciones masivas.

Hay varias anécdotas muy interesantes que sucedieron en esa elección interna, pero una que nos revela la desesperación de Gustavo por ser presidente del PRI fue aquélla de la escuela de la colonia Educación, ya que el grupo de los “verdes” llevaron en cinco camiones a unas 300 personas para votar a favor de Gustavo González Villaseñor; pero cometieron un error, todos traían credencial nueva con el domicilio de la escuela, por lo que el representante de Rafael Yerena en una casilla de La Aurora, Wenceslao Palomera, evitó que votaran todos por la evidente y sucia maniobra.

Ese día, la profesora María Antonieta Beltrán Mallén manoteó y casi golpeó al doctor Montaño que también se oponía a que votaran los “nuevos priistas” que supuestamente vivían en la escuela de la colonia Educación.

Wenceslao Palomera les dijo que podían votar dos o tres, quizá porque se trataba de la familia del velador o el conserje de la escuela, pero no 300, pues no era creíble que todos vivieran ahí
.
De haberse permitido esta votación masiva, seguramente Gustavo habría derrotado a Yerena, pero al final se impuso, por un pequeño margen, el líder obrero que ese día se convirtió en presidente del CDM del PRI.

Pero las traiciones de Gustavo ahí no pararon, ya que después se afianzó aún más con el director del Seapal y el entonces Papayo, Salvador Cosío Gaona, para burlar y desconocer la decisión histórica que tomó el Consejo Político del PRI para sacar como candidato a El Cheto Baumgarten y derrotar al “aspirante favorito” del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri, o sea Rodolfo González Macías.

Como señalamos en la columna anterior, una vez que el Consejo Político reprueba a Rodolfo González Macías, éste se fue a Guadalajara a llorarle al gobernador y se regresa a Puerto Vallarta ya con la candidatura en la bolsa. En ese entones, Gustavo González Villaseñor operó a favor de un sujeto que no era de Puerto Vallarta, que tenía poco de llegar a la ciudad y que no representaba los intereses de la CTM ni del priismo local y que al final resultó uno de los más nefastos alcaldes que ha tenido la ciudad.

Otro traicionero –que también abrió la boca el viernes pasado en la reunión del Consejo Político—fue Demetrio Gómez “El Chavalón”, un político sinvergüenza que se fue corriendo sin chistar y como vieja argüendera, al proyecto político de Rodolfo.
Hay más, mucha más historia de las traiciones y los amores (hasta un conocido columnista dicen que estaba enamorado de Rodolfo) que se han dado en los procesos internos del PRI, pero eso lo iremos revelando poco a poco.

Por eso bien vale la pena ver las dos caras de la moneda y analizar a fondo las razones de Yerena para que el próximo candidato del PRI salga en una convención de delegados y no en una elección abierta.

INFORMACION CLASIFICADA

PRECISION: En la columna pasada mencionamos que Gustavo había derrotado a Yerena en 1990 cuando fue la elección priista para elegir a su presidente. Nos equivocamos, Gustavo nunca le ha ganado a Yerena.

EL QUE YA DA PENA AJENA ES ANTONIO LUGO MORALES, sobre todo después de que el Comité Directivo Estatal del PRI ya decidió que la elección de candidatos a diputados y senadores sea también por convención de delegados.

Si Toño piensa que podría derrotar al gallo de Yerena –que podría ser el actual procurador municipal, Jorge Luis García Delgado—es que de plano ya se volvió loco.

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