DOÑA DIABLA Y DON SOBERBIO

Por Jorge Olmos Contreras
Aunque trabajan en distintas dependencias, tienen características muy similares en la forma en que se conducen –prepotente y soberbia—y en el trato que le dan a sus subordinados al interior del Ayuntamiento vallartense. Se trata de la jefa de Ingresos, Lorena Hernández Becerra y del director de servicios médicos municipales, Jorge Villanueva Medina.
Estos dos funcionarios se han ganado el repudio casi total de sus subalternos, y nadie entiende por qué el alcalde Salvador González Reséndiz los mantiene en su gobierno, ya que han ocasionado tantos conflictos que podrían ser el origen de un paro de labores en cualquier momento por parte de los trabajadores.
Jorge Villanueva Medina no ha logrado aclimatarse a un ambiente de trabajo burocrático, de hecho nunca aceptó “bajar de nivel” como director de operaciones del hospital CMQ para irse a una chambita de director de servicios médicos municipales; sólo aceptó la encomienda por una supuesta negociación que hizo su padre, el doctor Jorge Villanueva Hernández y el presidente municipal.
Incluso se dijo que el junior de Jorge Villanueva estaba por irse al extranjero para estudiar una maestría, pero se quedó para hacerle frente a un compromiso político.
LOS NEGOCIOS
Sin embargo, las razones fueron otras y a siete meses de administración municipal, Jorge Villanueva Medina ha intentado hacer negocios con el puesto público, al incluir al hospital CMQ como uno de los favorecidos para canalizar pacientes y servicios de laboratorio del gobierno de Chavita, lo cual está prohibido por la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos que están impedidos para celebrar convenios, contratos o prestación de servicios para sí mismos, por interpósita personas o parientes hasta en tercer o cuarto grado de consanguinidad.
Algunos se preguntan si la razón de Jorge Villanueva Medina para aceptar un cargo de “segundo nivel” fue para hacer negocios o si realmente tiene espíritu de servicio, sensibilidad social y ganas de sacar adelante una dependencia que también está en crisis –como todo el Ayuntamiento de Chavita—y que no responde a las necesidades de los empleados del municipio.
La respuesta es simple y la tenemos en la conducta de Jorge Villanueva Medina, un muchacho que no tiene la mínima sensibilidad social, que es soberbio, prepotente y que mira como criados a todos los trabajadores de servicios médicos, salvo aquellos que por su propia condición, son lambiscones con el jefe.
Información hay y mucha, en el sentido de que Jorge Villanueva Medina ha dejado a su suerte a los trabajadores, como una mujer que estaba a punto de dar a luz y no fue atendida con prontitud. Tuvieron que tenderle unas cobijas en las mismísimas oficinas del Sindicato de Empleados Municipales para esperar a que el director de servicios médicos diera el visto bueno para atenderla o canalizarla al Hospital Regional, donde tampoco quisieron hacerle frente al parto.
AMBULANCIAS A SU SERVICIO
Las ambulancias de servicios médicos son utilizadas para “servicios sociales” totalmente ajenos a empleados municipales, pero cuando los trabajadores del Ayuntamiento tienen la necesidad de trasladarse a Guadalajara ante una emergencia médica, son despreciados y humillados al no brindarles el servicio.
Hubo un caso en que un “malandrín” que participó en una riña recibió más atenciones en la clínica de servicios médicos municipales, que cualquier trabajador burócrata.
Lo peor de todo es el cinismo de estos funcionarios que, cuando han sido entrevistados, simple y sencillamente niegan todo, pese a las evidencias que existen como el uso de ambulancias para fines distintos a las exigencias de los trabajadores del municipio.
Jorge Villanueva Medina cree que todavía despacha en el CMQ Premier y así aplica la política de trabajo en servicios médicos, piensa que todos sus subalternos son chusma que debe obedecerle ciegamente y sino, intenta ponerlos de patitas en la calle.
Lo bueno es que el Sindicato de Empleados no se ha dejado y le ha puesto un alto a la soberbia de Jorge Villanueva junior, aunque muchos lo quieren ver fuera de esa dirección por su incapacidad y falta de sensibilidad para estar al frente de los servicios médicos municipales.
DOÑA DIABLA
Por otro lado, tenemos a doña Diabla, una funcionaria pública con verdaderos complejos de personalidad que se la pasa todo el día gritándole a los empleados de tesorería, a quienes trata con la punta del pie y a quienes culpa de las fallas existentes que se originan por la propia indolencia de la tesorera Martha Alicia Peña y de su jefa de ingresos, la propia Lorena Hernández Becerra.
Cómplices en todos los actos de corrupción que se cometen al interior del Ayuntamiento, Martha Alicia Peña y Lorena Hernández Becerra han puesto en jaque no sólo a los empleados de tesorería, sino también a los de otras dependencias, a quienes hacen trabajar horas extras sin retribuirles ningún peso.
Las que se quedan con el dinero de eventos especiales es Judith, la asistente de la tesorera y quien se lleva hasta 680 pesos por cada “vigilancia” que hace en la venta del boletaje de espectáculos, bailes y obras de teatro.
Esta mujer, Judith, ya fue exhibida por el periodista Mauricio Lira, quien denunció su presencia en los eventos masivos donde debería estar un empleado de Apremios; pero el alcalde ni ve ni oye y el contralor municipal, Miguel Ángel Rodríguez Herrera hace oídos sordos.
Si realmente está trabajando apegado a derecho y a los reglamentos, El Yerbabueno debería llamar a cuentas a Judith, sin importar que sea la niña chiqueada de Martha Alicia Peña.
Pero El Yerbabueno se comporta como los suegros agachones y alcahuetes si se trata de Lorena Hernández Becerra o de gente de la tesorera Martha Alicia Peña.
TRASLADOS DE DINERO, ACTIVIDAD RIESGOSA
En días pasados, por citar un ejemplo, la Jefa de Ingresos, Lorena Hernández, quiso armarle un expediente administrativo a una empleada del registro civil –que antes trabajó en tesorería—para fincarle responsabilidades y despedirla por el extravío de más de 40 mil pesos que ese día habían ingresado a la caja de esa dependencia.
La empleada, que termina su turno a las 16:00 horas, presumió que le habían robado el dinero, porque dejó el bolso en su carro que estaba estacionado afuera del registro civil, pero regresó a su oficina para recoger objetos personales y en menos de cinco minutos había desaparecido el efectivo.
La trabajadora del Registro Civil se asustó y mejor acudió ante el Ministerio Público para denunciar el robo. Sin embargo, cuando regresó a la oficina le informaron sus compañeras que en algún rincón de las oficinas del Registro estaba su bolso. Ella se sorprendió porque lo había dejado en su carro, revisó y estaba el dinero, no faltaba nada.
Aún así, la Jefa de Ingresos se apersonó en el Registro Civil para regañar a la empleada y amenazarla con que debería estar al día siguiente en la Contraloría Municipal para rendirle cuentas a El Yerbabueno porque le iban a levantar un acta administrativa.
Y así fue, la empleada acudió a la cita donde declaró cómo sucedieron las cosas, pero aprovechó para quejarse de que la Jefa de Ingresos las obliga a trasladar el dinero hasta la tesorería municipal, sin importar si tienen carro, si tienen tiempo o si se lo llevan en camión urbano.
El traslado de dinero lo tienen que hacer trabajadores cuando ya salieron de laborar, como el caso de el Rastro Municipal, donde ya hubo un asalto en el gobierno de Javier Bravo y donde golpearon al señor que llevaba el efectivo.
Pero a la Jefa de Ingresos no le importar eso, pues en lugar de pedir apoyo a la policía municipal o enviar en un vehículo oficial a personal bajo su mando para recoger el dinero, obliga a los trabajadores a que ellos lo hagan, con el riesgo que esto implica. Si son robados o asaltados, son los mismos empleados quienes tienen que pagar lo perdido, les levantan acta administrativa y hasta amenazan con meterlos a la cárcel.
Es una injusticia lo que se comete contra los trabajadores, por lo que urge la intervención del sindicato y de los regidores para evitar que sigan siendo vejados por funcionarios prepotentes y soberbios como Jorge Villanueva Medina y Lorena Hernández Becerra.
Y sino, que le pregunten a Norma, otra empleada de la tesorería que fue corrida de las oficinas por Lorena Hernández el pasado viernes cuando se celebraba una junta entre empleados y su Jefa de Ingresos.
Pese a que Norma trabaja en tesorería, Lorena le gritó: “Tú no tienen nada qué hacer aquí, lárgate”.
INFORMACION CLASIFICADA
POR CIERTO, LORENA HERNANDEZ YA LE HABIA renunciado a Martha Alicia Peña debido a la gran desorganización que priva en el manejo de los recursos públicos, pero la tesorera no la dejó ir porque le sabe muchas cosas, entre otras, el dinero que cobran por afuera para autorizar licencias municipales en contubernio con la Oficialía Mayor de Padrón y Licencias.
MUY GRAVE LO QUE SUCEDE AL INTERIOR DE LA POLICIA MUNICIPAL, ya que en estos momentos no hay ningún control y la mayoría de los policías están descuidados, casi abandonados a su suerte y por lo tanto se crea un ambiente de vulnerabilidad para que sean corrompidos por grupos criminales que intenten tomar la plaza de Puerto Vallarta, tal y como sucedió con policías de Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá y el comandante “Lobo” de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal.
Tan simple como que arribe un grupo de “Zetas” con 100 mil dólares para comprar policías --a quienes les pagan una miseria en el Ayuntamiento y además les roban el bono del Subsemun—y desestabilicen la ciudad.
El alcalde no debe perder de vista esta vulnerabilidad y posibilidad de que suceda algo así en Puerto Vallarta, para que no deje en manos inexpertas las quejas y protestas de los policías municipales mañana jueves.
DEMOLEDOR PARA LA IMAGEN DEL ALCALDE lo que publicó el periódico “El Faro”, en el sentido de que Chavita manejó más de 600 millones de pesos en el trienio de Javier Bravo, sin que existan documentos claros, ni transparencia alguna de su gasto en la Dirección de Desarrollo Social.
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