lunes, 23 de mayo de 2016

JORGE ARISTÓTELES, UN GOBERNADOR INDIFERENTE ANTE UN PARTIDO RESQUEBRAJADO; EN PV LES SALEN ALAS A MUCHOS ÍCARO-PRIISTAS


Por Jorge Olmos Contreras

Mientras el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sufre una de sus peores escisiones en Puerto Vallarta y no se vislumbran nuevos cuadros, ni mucho menos una generación joven que pueda ser competitiva en los próximos procesos electorales, el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval –que se supone es el líder del priismo jalisciense—se muestra indiferente, ausente, apático y hasta negligente con el partido que lo llevó al poder, al no poner orden en el desorden; al dejar a su instituto político a la deriva y permitir que todos se pongan en contra de todos, generando así sólo anarquía política y un caos que deja a los priistas totalmente descobijados y listos para volver a perder.

Esto, al menos en Puerto Vallarta, donde no hay un proyecto político claro y donde comienzan a huir del Revolucionario Institucional algunos actores que, si bien no representan un clientelismo electoral importante, sí crean un ambiente de incertidumbre y confusión al abandonar las filas del otrora poderoso partido.

Muchos son simples Ícaros que creen que pueden volar cerca del sol sin que la cera de sus alas se derrita.

Personajes como Tito Yerena, Heriberto Sánchez Ruiz, Máximo Martínez, Manuel Galindo Nolasco o incluso Francisco Hernández, mejor conocido como “El Chuletas”, no tienen el peso político suficiente como para inquietar a nadie. Si acaso Tito y el Doctor Chapulín –léase Heriberto Sánchez—pueden generar algún temor en una elección cerrada, sobre todo porque tienen esa cualidad única de ser engañabobos y porque se doctoraron en “alta traición”, pero en el fondo están más quemados que un carbón.

ESTAFADORES DE MASAS

Ellos son simples veletas que un día se pintan de amarillo y luego regresan al PRI; que lo mismo les da jugar con el PRD o con el PRI; o buscan nuevas oportunidades para afiliarse a un nuevo partido, el fin es allegarse recursos públicos y buscar una regiduría, o ya de menos venderse al mejor postor y vender caro su amor con el cuento de que ellos pueden inclinar los comicios a favor de tal o cual partido político.

Son eso, mercaderes de la política, estafadores de masas (pequeñas, medianas o grandes) que, no se detienen por nada ni ante nada con tal de aumentar su cartera política, incluso se atreven a regalar hasta dulces chinos a los niños de escasos recursos, sin importar poner en riesgo la salud de los infantes, ellos sólo quieren aparecer en la foto y seguir “cosechando triunfos”.

Pero hay otros –menos inteligentes-- que piensan que si se van de su partido van a conseguir la gloria, que les van a ofrecer dinero o algún cargo público con tal de que no se vayan. Son los que pecan de estultos y que creen que mueven masas, como Máximo Martínez Aguirre, que el día que anunció que se iba del PRI sólo provocó una sonora carcajada en muchas personas.

O como Manuel Galindo Nolasco, que no tiene la más remota posibilidad de juntar 100 votos en caso de querer ser candidato independiente, es más, no ganaría ni el CBTIS, donde es profesor de tiempo completo.

LOS ILUSOS

O ilusos como “El Chuletas”, un personaje nefasto que sólo ha robado todo lo que puede cuando ha estado en algún cargo público. O si no, que les pregunten a los agentes de tránsito cómo los hacían “morder” a todo el que se dejara, por órdenes del ahora ex priista Francisco Hernández.

En este escenario, los priistas están metidos en un túnel del tiempo, y los pocos que alcanzan a sacar la cabeza son golpeados, humillados y defenestrados por sus propios compañeros, sin que el gobernador venga y ponga orden. Jorge Aristóteles está más preocupado en amasar una fortuna y colocar sus próximos diputados plurinominales par que le cuiden la espalda, que en distraerse por cosas insignificantes como los priistas vallartenses.

De esta manera, hemos visto cómo se han ido aglutinando grupos en contra de proyectos políticos diferentes en un maremágnum de todos contra todos. Un día podemos ver cómo la tendencia es golpear y hacer tropezar al Director del Seapal, César Abarca, y el otro día se lanzan contra Roberto Gutiérrez, el actual Director del Instituto Tecnológico.

A esto hay que sumarle la pobre inquietud del regidor Andrés González Palomera, quien todavía cree en los cuentos de Hadas y piensa que puede volver a ser candidato del PRI en el 2018. Nada más alejado de la realidad, el edil ya no resucita, aunque Vallarta se quedara sin panistas ni emecistas.

LA CAÍDA DEL “HALCÓN”

En este contexto de guerras y divisiones intestinas, fue como se dio el relevo en la Delegación Regional de Servicios Educativos, la DERSE, donde fue destituido de manera vergonzosa el profesor Roberto Palomera, quien nunca fue del agrado del obeso secretario de educación en Jalisco, Francisco Ayón, quien ya lo tenía en la mira desde hace tiempo.

Con una visión política muy por los suelos, Roberto Palomera pensó que podría ser candidato del PRI a la presidencia municipal. Comenzó a tejer su telaraña, hacía eventos con recursos públicos, prestaba las instalaciones de la DERSE para actos políticos y otros pecadillos, pero al final quedó atrapado en su propia trampa, cuando quiso salir de ella, ya estaba en el punto del no retorno.

Y como dice el tonadito ese del comercial de televisión: Toca, te toca, ya te toca. Y pues ándeles que le tocó cuando menos lo esperaba y de quien menos esperaba, pues dicen que le dolió hasta el tuétano que lo hayan corrido para poner en su lugar a Teresita González Córdova, la hija de Gustavo González Villaseñor.

Roberto Palomera no supo leer los mensajes de los tiempos políticos ni respetar las reglas no escritas del sistema priista, toda vez que se unió a un grupo que podemos llamar Todos Unidos contra César Abarca, y terminó de patitas en la calle. Pero no por César Abarca, sino por su propia imprudencia política.

LOS PERVERSOS

Hoy, son otros –hermanos ellos—los que mueven los hilos para que el PRI pierda la próxima contienda y tener de regreso a uno de los dos como candidato a presidente municipal en el 2021.

Desde luego, nos referimos a los hermanos González Reséndiz, que meten la mano en todos los asuntos –con la vista gorda del gobernador—para desestabilizar cualquier proyecto político donde ellos no lleven mano.

Son tan despreciables cuando se refieren a sus compañeros priistas, que Rafael González Reséndiz presume en pláticas de café y de cantina, que Gustavo González Villaseñor –el presidente de su partido—es su mejor vendedor de casas.

Resulta que por allá en Ixtapa Rafael González Reséndiz construye un pequeño fraccionamiento, y que Gustavo es su agente inmobiliario, su bróker de bienes raíces pues.

Pero bueno, se les olvida que las circunstancias políticas pueden ser otras de aquí al 2018 y de aquí al 2021.

Mientras tanto, urge que el gobernador venga a poner orden, no a ser cómplice de los perversos hermanitos.

 

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