Por Jorge Olmos
Contreras
El deprimente espectáculo que brindaron los panistas en el
registro de sus tres candidatos a dirigir el Comité Directivo Municipal el
lunes, estuvo de antología, para apuntarlo y registrarlo en los anales de la
historia blanquiazul de Puerto Vallarta. Por un lado apareció el chico fresa,
acompañado de una recua de sinvergüenzas –con sus contadas excepciones—que de
ahora en adelante están dispuestos a cohabitar, como en los matrimonios de
libre convivencia, entre los de su propio género, hipócritas y traidores. No
había más, el muchacho, ese que se avergüenza del apellido paterno, comenzó mal
el juego de las canicas azules y en su incapacidad política para convertirse en
un auténtico líder, prefirió negociar con lo más prostituido que existe en las
filas de Acción Nacional, es decir, con los judas que se vendieron por 30
monedas y se cambiaron de bando y de color para subirse a otro proyecto
político, ese que ahora despacha en la presidencia municipal.
Y para afianzar el maridaje entre los “indignados” (que más
bien deberían ser los “sin dignidad”) de Humberto Muñoz Vargas, y los del club
de la espada de Damocles –que finalmente son aficionados a posar el frío del
metal en la espalda de sus compañeros—que pululan en las oficinas municipales,
se sumó al teatro un tercer actor en escena, el señorito Carlos Murguía Cibrián,
quien está llamado a ser el moderno Yago que le soplará al oído a Ricky “Otelo”
Ponce Ibarría, en caso de que éste gane la elección interna para dirigir el PAN
de Puerto Vallarta.
Desde luego, habrá un personaje –femenino o masculino, o las
dos cosas, vaya usted a saber —que hará las veces de Desdémona—y que será el o
la candidata de Acción Nacional a la presidencia municipal, cuyo proyecto
político, como el idilio de Otelo en Shakespeare, podría acabar en tragedia, por
lo engaños y los celos de unos y otros.
LA PUERTA NEGRA
Así las cosas, no es difícil observar el panorama presente y
futuro que le espera a Acción Nacional con la llegada a su Comité Directivo de personajes
como Ricky Ponce Ibarría y Carlos Cibrián –quienes abrieron la puerta negra y permitieron
la entrada de la podredumbre con tal de asegurar una eventual victoria--, pues
al prenderle una vela a Dios y otra al diablo, le están dando al traste a un
proyecto político que se vendía como una primicia, como lo nuevo, como el
empuje de los jóvenes, y que en el terreno real, es todo lo contrario, se están
viendo como una empresa sin valores, ambiciosa, dispuesta a todo con tal de
saborear la mieles del poder por uno o dos años; y desde luego, para seguir
disfrutando los favores del poder municipal.
El discurso, que más bien fue un exabrupto de Ricardo Ponce
Ibarría en su registro, dibuja a la perfección al joven inseguro, banal, vacuo,
vacío de ideas que pretende ser dirigente de un Partido que muchos aventuran
estará en la lona (el PAN) al menos durante los próximos nueve años, pues no se
va a reponer de la estrepitosa derrota que sufrió en las pasadas elecciones en
que cayó al nada honroso tercer lugar de las preferencias electorales de los
vallartenses.
Miedoso y temeroso, Ricky Ponce afirma que no quiere dirigir
un partido dividido, que él no va con la calumnia y el rumor barato –quizá se
refería a que le endilgan negociaciones con los panistas traidores del
Ayuntamiento que se fueron al Movimiento Ciudadano y que ahora pueden hacerlo
ganar— y que siempre le apostará a la unidad.
Pero el sol no se puede tapar con un dedo mis estimados
amigos, y en las oficinas del PAN estaban acompañando precisamente a Ricky
Ponce los traidores y unos en vía de serlos –como el regidor Jesús Anaya
Vizcaíno--, con lo que su tesis del rumor barato le salió por la culata.
LA PISCINA PANISTA
Más bien, el de Ricardo fue un discurso barato, tonto, estulto. Se esperaba
más de un muchacho que dice amar los ideales de su tío Chema Ibarría, pero
desaprovechó la oportunidad de presentarse como un candidato interno sin
compromisos, con ideología y principios propios; pero el arrabal en que convirtió
la sede del CDM del PAN el martes, lo dice todo, lo dibuja tal cual.
Aquí cuadra a la perfección Ricky Ponce Ibarría en la
respuesta que le da Sartre a Camus sobre El
Hombre Rebelde? –citado en el libro La
Guerra de Galio de Héctor Aguilar Camín, página 81— “Lo describe como una
señorita que duda en la orilla de la alberca si debe tirarse o no y mete la
puntita del pie para probar la piscina. No entiende, dice Sartre, que la
piscina no se elige, que todos estamos ya metidos en ella y que no estás llena
de agua, sino de mierda”.
Es una metáfora perfecta para la historia de Acción Nacional
en Vallarta.
Pero bueno, lejos de apoyarse en panistas íntegros como
Daniel Canales –de los pocos que se salvan en este maremágnum de hipocresías y
falsos valores--, permitió que le pusieran el dedo en la boca con el cuento de
que Carlos Murguía declinaba en su favor por presiones externas.
…ERES TÚ CARLOS?
Falso, completamente falso, Carlos Murguía, más inteligente
que los demás, entró a la contienda para ver qué negociaba a su favor y para
afianzar los acuerdos que existen entre sus padres, Ana Karina Cibrián y el
profesor Carlos Murguía López, y el poder municipal.
Carlos chico sabía que al momento de querer irse por la libre
o de que intentara coquetear con las huestes de Olivia Pérez, más pronto que
tarde le iban a jalar las riendas para alinearlo al proyecto de Ricky Ponce
Ibarría-Presidencia Municipal; –o mejor dicho, Ricky Ponce-Movimiento Ciudadano—
Basta con apretar un botón desde la presidencia municipal, cuyos cables nos
llevan hasta los jugosos sueldos de su mamá y la no menos jugosa mensualidad
que recibe la familia del propio Carlitos con la renta de una casona en residencial
Gaviotas para ciertos personajes del Ayuntamiento, para ponerlo quieto.
Así de sencillo, así de burdo y así de cochina es la política
con la que empiezan a jugar estos jóvenes para entregar el poder del Comité
Directivo Municipal a papá don dinero y de ahí a los hilos que llegan hasta a
Enrique Alfaro Ramírez y Abraham González Uyeda, quienes podrían ser los
grandes electores del próximo candidato del PAN a la presidencia municipal de
Puerto Vallarta, aunque usted no lo crea.
Es una pena que personajes como Humberto Muñoz, todas sus
hermanas y su cuñado César Ortiz no hayan sabido leer lo que se entreteje tras
bambalinas, pues cuando lo descubran, será porque ya estarán bien adentro de la
telaraña. Y cuando empiecen a sentir los hilos viscosos de la fina tela del
arácnido, será demasiado tarde.
Pero bueno, no seamos mal pensados y quizá Humberto Muñoz ya
no tenga el menor asomo de vergüenza y ahora quiera estar del lado fangoso de
la política y en el pantano en que se ha convertido Acción Nacional por estos
días, aunque quizá el término apropiado sería, en el lupanar azul.
De Olivia Pérez y su duende navideño, Juan José “El Peri”
Cuevas García, ya hablaremos en otro espacio.
INFORMACION
CLASIFICADA
SIN RESPETAR LOS
TÉRMINOS DE LA CONVOCATORIA… panistas “sin dignidad” como César Ortiz y traidores, como Fernando
Peña, traían puesta la camiseta con propaganda de Ricky Ponce Ibarría y a la
vez forman parte del Comité Directivo Municipal, lo cual es violatorio de la
misma.
PINA IBARRIA, LA MADRE
DE RICKY PONCE ESPERA CON ANSIA que su hijo gane la contienda interna –que dura un mes—para poder
acceder a un sueldo que nunca imaginó ganar en la Dirección de Participación
Ciudadana del Ayuntamiento. De concretarse el proyecto, ella será la verdadera
presidenta del CDM del PAN y el enlace entre los designios de los amos del
poder municipal (avalados por Uyeda y Alfaro) para sacar al próximo candidato a
la alcaldía.
LA PREGUNTA DEL DÍA ES… ¿Tú también Toño?... Nos referimos a
Antonio Escobedo Pulido, otrora guerrero de mil batallas seducido por los “nuevos
aires” del cambio falso.
Ahora hasta pide una calcomanía para ponérsela, ay, a su
carro y andar corriendo como loco y gritando que es fan de Ricky.
Ver para creer
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