viernes, 7 de diciembre de 2012

EL DOBLE DISCURSO DE RAMON GUERRERO, LOS ARREGLOS DEL SINDICATO Y LOS REGIDORES PROTECTORES


Por Jorge Olmos Contreras

La del alcalde Ramón Demetrio Guerrero Martínez es, sin duda, una visión torcida de lo que significa la palabra corrupción en toda su acepción, toda vez que por un lado advierte que no tolerará actos deshonestos dentro de su administración, que habrá cero corrupción y, por el otro lado solapa todo tipo de acciones indecorosas, impúdicas e ilegales de sus funcionarios y algunos regidores del Movimiento Ciudadano, que representan un gran insulto al pueblo de Vallarta.

Es una visión maniquea y tramposa que pretende linchar a unos y proteger a otros, todo alimentado por declaraciones tan desafortunadas como las de la regidora Candelaria Villanueva que, siento tan limitada como lo es en las lides políticas, ya no se diga en la pobreza de su lenguaje, se atrevió a decir que “en el Ayuntamiento no caben funcionarios ni empleados con sangre priista”, por lo que aplaudía el despido de 50 inspectores de reglamentos, a quienes midió con la misma vara, los cortó con la misma tijera, sin importarle la condición de cada uno.

De acuerdo con la regidora Villanueva –quien en sus ratos libres se dedica a cocinar pozole y a traicionar a todo lo que huela a su otrora partido, el PAN--, ninguna persona que sea militante o simpatizante del PRI debe estar en el Ayuntamiento, como si tener preferencias partidistas distintas a las del Movimiento Ciudadano fuera un delito o una causal de procedimiento administrativo para ser despedido del gobierno de Ramón Guerrero.

A la señora Villanueva le salió el tiro por la culata cuando se lanzó contra los inspectores de reglamentos que, según ella, son corruptos sin demostrarlo, en virtud de que un grupo de ellos sí la acusó de estar protegiendo antros a través de su novio Antonio Rojas Montoya, a quien logró meter en la “Dirección” de Reglamentos para cuidarle las manos a Cuauhtémoc Villalobos, pero también para robar.

EL COCHINERO

Los inspectores también acusaron a la regidora Doris Ponce de León, quien por conducto de su padre se ha dedicado a pasar la charola a los dueños de bares y cantinas, mientras que en el mismo tenor señalaron al regidor Luis Munguía, quien desde siempre se ha sabido, le encanta el ambiente nocturno y le entra a todo lo que huela a corrupción, pero como es protegido por el presidente municipal, se da el lujo de abrir su cantinucha, el bar 322 hasta altas horas de la madrugada, violando el horario que establece el Reglamento de Comercio.

Muchos se preguntan por qué El Mochilas le brinda tantas atenciones a Luis Munguía y la respuesta está en la íntima amistad que el regidor sostiene con la presidenta del DIF, Magaly Fregoso Ortiz, quien formaba parte de un grupito de estudiantes que hacían grilla en el Centro Universitario de la Costa y que hoy, encumbrados en el poder, hacen y deshacen al interior del gobierno de Ramón Guerrero, sobre todo cuando se habla de una relación sentimental no formalizada entre Magaly y el propio alcalde.

Así las cosas, El Mochilas sólo ve corrupción en la administración pasada, dirige sus baterías contra todo lo que huela a PRI, ve la viga en el ojo ajeno, pero no la paja en el propio, ya que él mismo fue el autor de un acto de corrupción bochornoso que dejó muy mal parada a la regidora Susana Carreño y a la empresa de comunicación a la que sirve, cuando vía telefónica le pidió al coronel Silvestre Chávez García –actual Director de Seguridad Pública Municipal—que ordenara el retiro de los sellos de clausura que personal de Protección Civil le habían colocado al Casino Vallarta.

Lo del casino fue un acto de corrupción sin precedentes, y cada que le preguntan al Mochilas los motivos del retiro de sellos –aun cuando había elementos para clausurar—se da la vuelta o afirma que la Contraloría Municipal está investigando. El caso fue tan burdo y hubo la intervención de alguien poderoso en el círculo del alcalde, que ni siquiera Susana Carreño se atrevió a darle seguimiento, mucho menos los Mendiola en sus medios de comunicación, pues guardaron silencio absoluto al respecto.

COBRAN POR LA PLAZA

Pero todavía algo más grave, lo encontramos en la “Dirección” de Reglamentos Municipales, donde actualmente opera una abogada externa que acude a ciertos bares, cabarets, cantinas y table dance para pedir una cuota de 10 mil pesos a nombre del Ayuntamiento y de paso los vacunan con otros cinco mil pesos por concepto de “cuidado de la plaza”.

Este último rubro llama poderosamente la atención, ya que los cinco mil pesos extras los estarían pidiendo para que supuestos grupos del crimen organizado no molesten a los dueños de los establecimientos de giros negros, con el agravante de que el dinero estaría llegando a un alto funcionario municipal. De confirmarse esta versión, alguien se va a meter en serios problemas, ya no digamos administrativos, sino de otra índole, ya que si en realidad hay jefes en la plaza, éstos no van a perdonar ni a consentir que algún funcionario o emisario de la presidencia municipal esté cobrando en su nombre.

Sin embargo, esto no lo ve El Mochilas, como tampoco ve que otro de sus asesores, el corruptísimo Agustín Ortiz esté protegiendo bares como uno que se ubica en las calles Morelos y 31 de Octubre en pleno centro de la ciudad.

Entonces, las palabras y promesas de Ramón Guerrero no son más que eso, simples palabras que se las lleva el viento; mentiras y más mentiras, ya que no aplica la ley como debería, consiente y solapa actos de corrupción y él mismo es partícipe de ellos y mientras sigan así las cosas, habrá regidoras tan sinvergüenzas como Doris Ponce que permite que su padre cobre cuotas y que su responsabilidad como presidenta de la Comisión de Reglamentos sea un mal chiste, más basura en la inmundicia que ya permea en la presente administración.

LOS ARREGLOS DE GILBERTO LORENZO

En este escenario, surge el problema de los inspectores de reglamentos y de todo el personal de esta dependencia municipal, a quienes pretenden despedir sin respetarles antigüedad ni pagarles su finiquito, ni mucho menos importarles que muchos de ellos sean sindicalizados.

El personal de Reglamentos está indefenso, es un atropello lo que se está cometiendo en contra de ellos en las barbas del mismísimo líder sindical, Gilberto Lorenzo Rodríguez, quien ahora sabemos, está jugando del lado del Mochilas y está siendo cómplice del gobierno en esta medida, porque habría negociado alrededor de 100 plazas, es decir, para que el Ayuntamiento despida este número de empleados sin que el Sindicato ponga alguna objeción o traba, ni mucho menos los defienda.

Desde luego, es fácil deducir que El Mochilas quiere esas 100 plazas para colocar a pura gente de su confianza, entre otros un grupo de 50 inspectores de reglamentos nuevos que serían utilizados para negociar cuotas por cientos de miles de pesos a aquellos giros negros que no quieran o no puedan pagar el incremento desorbitante de las nuevas licencias municipales y el pago exagerado de horas extras.

En este sentido, resulta vergonzoso e indignante que Gilberto Lorenzo se esté prestando a este juego perverso y se haga de la vista gorda con sus sindicalizados, a quienes no les ha dado la cara ni los pretende defender por los despidos injustificados; él sólo defiende a sus incondicionales como Telma González Ríos, su secretaria, cuya plaza se la dio a su hija, y su hija a la vez se la dio a su hermano, otro hijo de Telma, sin respetar el escalafón.

Las cosas están tan viciadas en el sindicato, que hasta la mamá de Pepe Barbosa, el ex Oficial Mayor Administrativo en el gobierno de Salvador González está trabajando como sindicalizada, mientras que una hermana de Telma, pero de apellidos López Ríos, quien ya había demandado al Ayuntamiento en los 90 y ganado el caso (es decir, que ya le habían pagado su finiquito) está de regreso y laborando en la presidencia municipal como si nada.

Los trabajadores deberían exigirle cuentas a Gilberto Lorenzo y en su caso citar a una asamblea para destituirlo, ya que en septiembre pasado sindicalizó a varias personas, como la cuñada de una tal Alejandra que antes estaba en Oficialía Mayor y que ahora trabaja con Nacho Guzmán.  A otras les puso en su expediente que tenían entre seis u ocho años de antigüedad más (sin ser cierto) para una eventual rápida jubilación, y algunas más les aumentó el salario, todo en perjuicio de las finanzas del Ayuntamiento, pero solapado y consentido por el alcalde Ramón Guerrero.

Y como nadie hace caso a los desvalidos trabajadores que pretenden correr, este viernes se corrió el rumor de que varios de ellos se van a encadenar a las afueras de la presidencia en protesta por lo que consideran una injusticia, mientras que a Gilberto Lorenzo ya le calientan un pollito en el horno que pronto le va a saltar en pleno rostro.

INFORMACION CLASIFICADA

EL PRESIDENTE MUNICIPAL ANDA TAN, PERO TAN ALZADO, que bien parece un toro de lidia y un bravucón de rancho, pues hace días se le acercó al regidor Tito Yerena para soltarle una perorata de groserías que dejó helado al conocido abogado. Dicen que todo sucedió cuando Tito le pidió al Mochilas que ya se instalara la Comisión de Deportes que él preside, que cuándo se haría tal cosa, a lo que el alcalde le dijo al oído despacito un… “cuando dejen de estar chingando a su puta madre, ya me tienen harto”.

A RESERVA DE AMPLIAR EL COMENTARIO, NI LOS REGIDORES, NI LOS DIPUTADOS Rafael González Pimienta, Gustavo González Villaseñor ni Juan José Cuevas García han dicho nada con respecto a la irregular aprobación de la Ley de Ingresos de Puerto Vallarta por parte del Congreso del Estado, ya que no se siguió el procedimiento legal de regresarla al pleno del Ayuntamiento para que éste aprobara las modificaciones que, a solicitud del alcalde Ramón Guerrero, hicieron los legisladores del Movimiento Ciudadano.

El pleno no fue tomado en cuenta y ahora cualquier ciudadano que se sienta afectado por el aumento del predial o las licencias municipales, podrá recurrir al amparo indirecto.

Tampoco han dicho nada las cámaras y asociaciones empresariales.

Lo dicho, las cosas de mal en peor.

¡AGUAS! CON EL ARRESTO DEL EMPRESARIO LUIS WULFF la semana pasada, el dueño del periódico Vallarta Opina, Luis Reyes Brambila se ha deber puesto muy, pero muy nervioso, ya que en la Procuraduría de Justicia existe un voluminoso expediente de una denuncia por fraude que podría llevar a la cárcel al presentador de capsulas de opinión de la radio vallartense.

 

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