Por Jorge
Olmos Contreras
La elección interna del Partido Acción Nacional (PAN) deja
muchas lecturas que no se deben pasar por alto ante el escenario político que
se avecina rumbo al 2015, en que por primera vez tres partidos se disputarán –con
pronóstico reservado, es decir cualquiera puede ganar—la presidencia municipal,
el Movimiento Ciudadano, el PAN y el Revolucionario Institucional, los tres
tienen el potencial y el voto duro suficiente como para quedarse con la
victoria, todo dependerá del abanderado que elijan como candidato o candidata a
la alcaldía.
De entrada, en las filas azules el actual diputado local,
Juan José El Peri Cuevas se convierte en el candidato natural del PAN para
suceder en la silla presidencial a Ramón Demetrio Guerrero Martínez, pues el
triunfo que obtuvo ayer la señora Olivia Pérez también es del Peri Cuevas,
quien no sólo controlará a su partido, sino que tiene en charola de plata la candidatura.
Juan José Cuevas fue el operador político número uno de doña
Olivia Pérez y la victoria de ayer se debió precisamente a la estrategia que
armó, junto con su equipo como Hugo Lynn Almada y Miguel González Guerra,
quienes soportaron estoicos los ataques que por aquí y por allá le lanzaron los
asesores “fortuitos” de Ricardo Ponce Ibarría.
LOS ERRORES
Y es en este punto en donde debemos detenernos para señalar
los errores garrafales que cometió el joven Ricardo Ponce Ibarría en su
desesperación por querer ganar –a costa de lo que fuera—la presidencia del
Comité Municipal de Acción Nacional.
En un primer plano, Ricardo no supo allegarse a un grupo
político que lo asesorara y le señalara el camino menos sinuoso para arribar a
la presidencia de su partido. Careció de operadores inteligentes, pensó que con
repetir mil veces un discurso cansado de que el suyo era un proyecto joven,
podría alcanzar su sueño de dirigir las riendas del blanquiazul, y ya vimos que
fracasó.
Se allegó de personas que por sí solas representan un
retroceso político cuando de ponerse el traje de críticos se trata, como
Antonio Escobedo Pulido, quien no tuvo el menor respeto por sus compañeros de
partido, fueran hombres o mujeres. Es más, se ensañó con las señoras panistas,
lo que al final le restó votos a Ricardo.
Pero quizá el error más profundo –y del cual debe recapacitar
Ricky para no volver a cometerlo-- fue permitir que otros personajes ajenos a
su partido se metieran hasta la cocina a su proyecto y se erigieran como sus
asesores en materia de medios de comunicación.
IDEAS TORCIDAS
A Ricardo Ponce le vendieron la idea torcida de que con “el poder
de las redes sociales”, podrían desbaratar a cualquier oponente y a quienes se
atrevieran a criticarlo, por lo que cayó en el garlito y se enfrascó en una
aventura que terminó mal. Ricky compró el producto –cual niño a quien le venden
un dulce—y con ello se metió al golpeteo ruin y dejó que las aguas se
enturbiaran y que fueran esos “asesores” los que pegaran a todo lo que se
moviera, con tal de “abrirle” un camino seguro.
Nunca vio Ricky Ponce que esos “asesores” lo estaban llevando
rumbo al despeñadero. Nunca tuvo la visión o la malicia de ver más allá de los
árboles y terminó cayendo en un abismo cuyas repercusiones políticas todavía no
son muy visibles.
Sabemos que Ricky es muy amigo de Víctor Balam, el jovencito –amigo
nuestro además—que maneja un portal de noticias y que gusta hacer mucho ruido
en el Facebook, pero con todo el respeto que nos merece el hijo de la profesora
María Antonieta Beltrán, todavía no está capacitado para manejar las relaciones
mediáticas de un candidato a una presidencia tan importante como la de Acción
Nacional.
Si Víctor Balam fue operador fortuito o no de Ricky Ponce Ibarría,
éste último deberá sopesar hasta dónde una persona incrustada en los medios de
comunicación le puede hacer daño a una campaña política, en el caso de que el
comunicador no tenga la mínima idea de lo que es manejar una empresa de tales
características, pero sobre todo, si el reportero toma partido o se inclina más
hacía uno u otro candidato.
AGENTES NOCIVOS
Sin duda, Ricardo Ponce va a aprender mucho de esta elección
interna, máxime en el contexto del trato que debe tener con los medios de
comunicación y la distancia que debe guardar de aquellos que le pueden ser nocivos
para sus proyectos políticos, presentes o futuros.
Por ejemplo, Ricardo Ponce no dijo nada cuando personajes
nefastos de los medios y que cada vez son más adeptos a enlodarse en las redes
sociales, asumieron una crítica vulgar, corriente --del nivel del caño dijera
el ex alcalde Rodolfo González Macías--, para golpear a todo aquél que discerniera
del proyecto del hijo de Pina Ibarría.
No sólo dejó que Antonio Escobedo se fuera de boca, sino que
consintió –y quizá fomentó—que columnistas tan desgastados como Rodrigo
Aguilera Morales asumieran su defensa. O que remedos de periodistas como un tal
Ramón García estuvieran en el pool de prensa que le hizo el caldo gordo de una
manera soez, grosera, tratando a sus compañeros panistas (los de Ricky) de
mentada de madre para arriba.
Enfermo y esquizofrénico, Ramón García se dedicó a denostar a
todos en un portal chafa que pretende ser noticioso y que sólo es el último reducto
donde plasma sus propias frustraciones y donde exhibe en forma lastimosa el
hambre literal y el hambre de ser escuchado, de ser leído, de que alguien le
diga que existe.
De hecho, mencionarlo en este espacio es hacerle ya un favor,
porque si le preguntamos a los lectores qué tanto conocen a este locutor frustrado
o si saben quién es Ramón García, seguramente que la respuesta podría ser
devastadora para el ego de este criminal en potencia.
LA REFLEXION
Pero bueno, no todo está perdido para Ricky Ponce Ibarría, ya
que al aceptar el lugar de Eva Contreras en el equipo de Olivia Pérez, fue una
decisión inteligente, que se le aplaude y que nos permite visualizar a un
Ricardo Ponce que puede hacer mucho por el PAN y que sin duda va a trabajar con
un equipo de jóvenes que están llamados a sacar a su partido del fondo del mar,
que es en donde actualmente se encuentra.
Los jóvenes valiosos del PAN como Daniel Canales, Carlos
Murguía Cibrián y el propio Ricardo Ponce, forman la fuerza juvenil que va a
sacar al PAN adelante, es la nueva generación que, estamos seguros, están para
cosas grandes.
Ricardo tendrá que aprender de sus errores, de cortar por lo
sano aquellos agentes cancerígenos que le hablaron al oído y de rodearse de un
equipo en donde siempre aparezcan Daniel Canales y Carlos Murguía, pues son
ellos tres los que tienen la capacidad y el liderazgo suficiente para hacer la
tarea. Doña Olivia es un alma pasajera, necesita a estos jóvenes y ellos
necesitan aprender de los grandes para consolidar su carácter político y
brincar a la palestra en el momento adecuado.
Desde luego, entre los personajes que Ricardo debe hacer a un
lado, están Néstor Tello, el simulador más profesional que han entrado a las
filas del panismo vallartense, y quien trae una larga cola que le pisen en su
paso por el Colegio de Bachilleres, al grado de que ya hay una investigación en
la Contraloría del Estado contra su ex jefe de apellido Cabello.
INFORMACION
CLASIFICADA
EL QUE TERMINO
COMPLETAMENTE DESDIBUJADO EN ESTA ELECCION INTERNA es el regidor panista Humberto Muñoz
Vargas, quien se subió al carro equivocado y que sin el menor asomo de
vergüenza estaba dispuesto a cohabitar con aquellos que un día lo traicionaron.
Humberto Muñoz pierde todas, es la hora de pensar en el
retiro político, ya nada tiene que hacer en el PAN más que dar lástima ante
tanto fracaso.
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