domingo, 21 de mayo de 2017

LA SOMBRA DE “BETO GÓMEZ” PERSIGUE AL MOCHILAS; LO VUELVEN A RELACIONAR CON EL EX REGIDOR DESAPARECIDO



Por Jorge Olmos Contreras

Columnistas de Guadalajara aprovecharon la coyuntura de una narco-fiesta en el penal de “Puente Grande”, para sacar a colación otra vez el nombre del presunto empresario –que está preso-- Sergio Kurt Schmidt Sandoval, a quien señalan como el personaje que tiene varios asuntos pendientes por investigar, entre los que se encuentran el caso del uso de 6.3 millones de pesos de dinero público para financiar en el teatro Vallarta el llamado espectáculo “Fandango”.

En su columna “Puntos y Contrapuntos” de Mural del domingo 14 de mayo, el periodista Pedro Mellado dice, por ejemplo, que “Habría que recordar que a ese gasto se opuso el regidor vallartense Humberto Gómez Arévalo, quien está desaparecido desde enero del 2015, caso por el cual se investiga a Sergio Kurt, con quien el edil tuvo fuertes diferencias”.
El columnista de ese diario tapatío, también hace alusión al Mochilas, al indicar sobre este mismo tema que “también tendría mucho que decir y aclarar el ex Alcalde de Puerto Vallarta (2013-2015), Ramón Demetrio Guerrero Martínez, también conocido con el alias de "El Mochilas", a través de cuyo Gobierno se transferirían los 6.3 millones de pesos a Schmidt Sandoval”.

El tema no es menor, en lo absoluto y no se puede minimizar, mucho menos ahora que Ramón Guerrero anda vuelto loco en querer ser candidato otra vez a la presidencia municipal de Puerto Vallarta, ya que un equipo de profesionistas e investigadores tienen ya bajo la manga información sumamente delicada que dejaría muy mal parado al Mochilas en caso de que se dé a conocer a la opinión pública hoy, mañana o antes del proceso electoral del 2018.

SUSANA Y BETO, ESTABAN EN LA MIRA

Son varios asuntos en un solo paquete, pero entre los que destacan está precisamente el ambiente hostil que Ramón Guerrero generó alrededor de dos regidores del MC durante su paso por la alcaldía. Una de las asediadas fue la locutora Susana Mendoza Carreño y el otro Humberto Gómez Arévalo, ni más, ni menos.

La investigación incluye una serie de anomalías que se dieron tras las amenazas que hizo el Mochilas contra Humberto Gómez Arévalo antes de su desaparición, y las graves omisiones de la Fiscalía del Estado, que no hizo su tarea de investigar a fondo a Ramón Guerrero cuando fue alcalde de Vallarta, pese a que fue constantemente señalado como presunto sospechoso de la desaparición del ex regidor emecista.

Si la Fiscalía Central o la Regional no hicieron su trabajo de investigar a fondo al Mochilas, es porque quizá estén metidos grupos de la delincuencia organizada en la desaparición de Humberto Gómez Arévalo, y/o tuvieron miedo, o de plano alguien les dijo que ya no le movieran al asunto.

Y es que cuando comienzan a relacionar otra vez el tema de Sergio Kurt Schmidt Sandoval con el Mochilas y Humberto Gómez Arévalo, vienen a la mente varias anécdotas de cómo El Mochilas operó para hacerle la vida cansada al ex edil naranja, quien le sabía de todo al hoy diputado local y a quien amenazaba con difundir información sobre la corrupción que reinó durante su administración, como el supuesto dinero (varios millones de pesos) que negoció Ramón con un desarrollo turístico hotelero que está en la punta de Marina Vallarta, y en cuyo exclusivo       fraccionamiento compró dos costosas casas, una para él y otra para su secretario particular, Oscar Pérez, mejor conocido como “El Chukie Mayor”.

NEGOCIAR LA PLAZA

La sombra de Humberto Gómez Arévalo va a perseguir por muchos años al Mochilas, no va a ser difícil que se deslinde o se desentienda del ambiente de amenazas que cubrió la vida de su otrora amigo.

Si Sergio Kurt Schmidt Sandoval habla sin tapujos, es probable que Ramón Guerrero sea citado ya no por la fiscalía del Estado, sino por otras instancias como la propia Procuraduría General de la República.

Otro asunto que debe preocuparle al Mochilas, es la supuesta negociación que hizo con una célula del cártel de Sinaloa, que en 2013 todavía reinaba en Los Altos de Jalisco, para nombrar como director de seguridad pública a Roberto Rodríguez Preciado, mejor conocido como Robertito y que hoy es magistrado del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, gracias a las componendas del poder.

El mismo Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) tenía en su poder, en ese año 2013, información de que El Mochilas estaba interesado en negociar la plaza con un grupo conocido como “Los Güeritos” que operaban en Los Altos de Jalisco, y que por eso había colocado a Robertito en seguridad pública, sin saber en lo que se estaba metiendo.

El problema fue que Ramón Guerrero, al sentirse omnipotente y poderoso como alcalde de Puerto Vallarta, no reparó en que sus presuntas negociaciones criminales afectaron a otros grupos rivales, que finalmente sacaron de Vallarta, con granadazos y toda la cosa, a su flamante Director de Seguridad Pública, como no recordarlo si estuvo de película el atentado ocurrido en la calle Insurgentes en pleno centro de la ciudad.

CAMINO A LA PERDICIÓN

Así las cosas, debemos entender que no estamos ante un Ramón Guerrero honesto y que quería cambiar la seguridad de Puerto Vallarta para bien. No, estamos ante un personaje, muy ambicioso él, que muy probablemente estaba negociando la plaza a cambio de muchísimo dinero, para que entraran delincuentes de Sinaloa y Jalisco a operar todo tipo de negocios ilícitos en la ciudad, sin importarle en lo más mínimo lo que le pudiera ocurrir a los vallartenses, en un camino perfecto a la perdición.

Por supuesto, toda esta información está en manos del Cisen, en manos de gobernación y en manos de los líderes del MC. Lo saben tanto Dante Delgado como Enrique Alfaro, por eso cuando en algunas columnas financiadas por el gobierno del Estado que se difunden en redes sociales y donde se asegura que “la decisión está tomada” y que el candidato del MC en el 2018 a la presidencia municipal, va a ser Ramón Guerrero, lo hacen sólo para confundir, enfrentar y dividir a los naranjas de Vallarta.

Sin embargo, Enrique Alfaro, que no tiene un pelo de tonto, sabe perfectamente de qué pie cojea Ramón Guerrero; y también sabe de la ambición desmedida del Mochilas, esa que le impide conducirse por el camino correcto, el de la honestidad y la transparencia. Pero aún más grave, Enrique Alfaro tiene información de primera mano, de cómo Ramón se hizo rico en el tiempo en que estuvo al frente de la alcaldía de Puerto Vallarta, de sus bienes muebles e inmuebles, así como del derroche que hace en sus gastos personales.

Si alguien quiere que regrese Ramón Guerrero, primero debe pensar en todo lo que hizo el gordito durante su administración, y de todo el lodazal que va a salir por los asuntos delicados, tanto criminales en donde podría estar metido, hasta de temas fehacientemente comprobados, de cómo robó y se benefició desde la presidencia municipal de este sufrido, pero famoso Puerto Vallarta.


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