domingo, 28 de agosto de 2016

ENRIQUE ALFARO MUESTRA MÚSCULO EN GDL; PERO LA SOBERBIA ES SU PRINCIPAL PECADO CAPITAL… Y CONTAGIA A OTROS EN PUERTO VALLARTA



Por Jorge Olmos Contreras

Como presidente municipal y anfitrión en la toma de protesta de la Comisión Operativa del Movimiento Ciudadano en Guadalajara, Enrique Alfaro Ramírez mostró músculo, toda vez que tuvo una amplia convocatoria –alrededor de 35 mil personas en la explanada del Hospicio Cabañas—y por unos momentos olvidó el trago amargo que significó la revelación mediática de su relación con el presunto operador financiero del narco, Sergio Kurt Smith Sandoval.

Enrique Alfaro asegura que el MC en Jalisco será el partido que va a inclinar la balanza en la próxima elección presidencial, y quizá tenga razón, sobre todo si el número de seguidores del Movimiento Ciudadano sigue creciendo exponencialmente y si continúa la desbandada de priistas y panistas hacía las filas naranjas.

Sin embargo, el golpe que le propinaron –acaso debidamente planeado desde las altas esferas del poder—puede hacerles un boquete muy grande a sus aspiraciones, en caso de que salgan más datos que lo asocien de forma directa con los intereses de Smith Sandoval.

El hecho de que el hijo de este personaje estuviera trabajando en el Ayuntamiento de Guadalajara, en una oficina que depende directamente del jefe de gabinete, Hugo Luna, es un hecho tangible, un dato duro de que, entre los máximos dirigentes del MC y personajes ligados al narco, hay más que una simple relación “espontánea”.

CUANDO NO LLUEVE, TE LLOVIZNA

Pero cuando no llueve, te llovizna, reza un dicho popular. Y este fue el caso de Enrique Alfaro, ya que apenas comenzaba la tormenta del llamado caso Smith Sandoval, y un relámpago en el cielo descubrió que también este hijo de Kurt Sandoval laboraba en el Ayuntamiento de Tlajomulco de Zúñiga en los tiempos en que lo presidía el propio Alfaro, lo que nos dice que esa relación es más añeja, ya que, además, una hermana del sujeto que ahora acusan de ser un operador financiero de un grupo criminal, le rentaba unas oficinas al MC.

Hay que reconocer el valor de Enrique Alfaro para responder en sus cuentas en las redes sociales a todas las personas que de forma decente le cuestionaron estas relaciones peligrosas. Antes, ningún alcalde había hecho esto, y el líder moral del MC en Jalisco sí lo ha hecho, aunque no por ello haya despejado por completo las dudas de su cercanía –y la de sus principales colaboradores—con Sergio Kurt.

Para el MC y para el mismo Enrique Alfaro, es bueno que este golpe haya llegado en estos momentos y no en plena campaña política –cuando sea seguro candidato naranja a la gubernatura—ya que le deja un amplio margen de maniobra para recapacitar y ordenar la casa.

Y es que la soberbia es el pecado capital favorito de Enrique Alfaro, y es en este punto en donde tendrá que reflexionar y dejar de lado el odio que le tiene a algunos medios de comunicación, a los que culpa del ataque mediático que lo puso en la picota nacional durante toda una semana.

EL DESCUIDO

Enrique Alfaro ha dejado el manejo de su imagen exclusivamente a dos empresas, Euzen y la Covacha, a las que les ha entregado contratos por casi 10 millones de pesos surgidos de las arcas municipales del Ayuntamiento tapatío, pero ha descuidado su relación con la mayoría de los medios.

Por eso, al momento de surgir una crisis como la de su relación con un presunto operador financiero del narco, estas empresas que cobran mucho dinero público, exhiben sus debilidades, se empequeñecen ante el problema y no saben cómo operar y sacar de la crisis al alcalde, pues adolecen de un manejo profesional de medios de comunicación.

Estamos a tiempo de que Enrique Alfaro haga un alto en el camino, se desprenda de esa soberbia que lo acompaña a todas partes, deje de responsabilizar de sus males a la prensa y se erija como un auténtico líder, como la persona que esté dispuesta a ser diferente y no a caer en fundamentalismos ridículos.

Y es que, al no observarse un pequeño grado de humildad de su parte, Enrique Alfaro cae en lo mismo que tanto crítica, se convierte en el político vacuo, prepotente, sin ideas, de esos que ya no queremos, de esos que la gente ya está harta.

La soberbia es muy peligrosa para cualquier político, máxime para un líder al que siguen miles de personas, ya que suele ser contagiosa.

EL CASO VALLARTA

En Puerto Vallarta, por ejemplo, hay una regidora que peca de lo mismo –oportunista y advenediza ella--, que no tiene la más mínima humildad al dirigirse a la gente, a los medios e incluso a sus propios compañeros.

Es una regidora naranja que suele decir que el alcalde Arturo Dávalos no sabe operar, que es un tonto, un menso, un rabo verde, que le quedó grande la silla, y otros adjetivos que sólo le abonan animadversión a esta edil; que piensa que, por conocer a Dante Delgado, a Enrique Alfaro y a toda su recua como Ismael del Toro, Enrique Ibarra y Hugo Luna, puede despotricar contra el presidente municipal y contra sus compañeros regidores en la más absoluta impunidad política.

La mejor manera de equivocar el camino –sobre todo cuando se tienen aspiraciones y presumir que ya se tiene amarrada la candidatura a la diputación federal—por parte de un regidor, es armar conspiraciones estériles contra el presidente municipal; convocar reuniones en lo oscurito, prestar la casa para confabular y tratar de boicotear las decisiones del alcalde. Y no sólo eso, también asociarse con empresarios banales para golpear al gobierno municipal.

Es la misma soberbia la que lleva a la ruina a algunos políticos, y esta regidora a la que nos referimos no tarda en caer en su propia telaraña, por no entender que debe hacer equipo con la gente de su propio partido; con las personas que le dieron la oportunidad –por encima de otras—de llegar al Cabildo. No entiende, que, por estas mismas razones, se está quedando cada vez más sola.

Y no, no nos referimos a Magaly Fregoso, sino a otra regidora que no ha terminado por aprender de la política, que cree que sigue en la grilla barata de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), o que desde un antro puede controlar a todo un Ayuntamiento, como si se tratara de regentear edecanes.

Por ello insistimos, Alfaro está muy a tiempo, y la regidora de Vallarta, también.


Digan adiós a la soberbia, que nada les cuesta, sólo un cambio de actitud.

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