lunes, 1 de octubre de 2012

EL FESTÍN DE LOS COCHINOS, LA APLANADORA DEL MOCHILAS Y LA CORTE DE LOS MILAGROS


Por Jorge Olmos Contreras

Cuando Ramón Guerrero dijo que el suyo iba a ser un “gobierno ciudadano”, nunca pensamos que ese eufemismo implicaría el acarreo de personas de las colonias populares para servir como porristas y medio de presión y hostigamiento contra regidores de oposición y hasta contra miembros de los medios de comunicación, como sucedió durante la primera sesión del pleno de la era Mochilista el lunes primero de octubre, donde una auténtica “corte de los milagros” fustigó a todo aquél que se atreviera a contradecir a su emperador,  perdón, a su presidente municipal.

La sesión de cabildo fue un festín, el festín de los cochinos, o como se llamaba aquél genial programa radiofónico de “Radio Universidad” en Guadalajara denominado “El festín de los marranos”, toda vez que el nuevo gobierno municipal no respetó ni las formas ni el fondo para imponer sus condiciones y burlar y violar varias disposiciones legales con el único objetivo de “mayoritear” a los ediles contrarios en cualquier punto de acuerdo,  aun cuando se pasara por alto el orden del día.

De entrada, es una muy mala señal la forma en que Ramón Guerrero toma las riendas de la administración municipal, pues se asume como un alcalde intolerante, antidemocrático y dictatorial a quien no le va a importar nada con tal de sacar adelante todas aquellas propuestas que le reditúen más poder y de paso pisoteen a los regidores, a quienes lejos de verlos como aliados los está tratando como si fueran sus acérrimos enemigos.

Y es que la aprobación del nuevo Reglamento Orgánico del Municipio no se sustentó en una base legal ni se cuidó la forma para que se discutiera artículo por artículo. Por el contrario, el asunto se planchó desde una semana antes y su votación ya estaba bien aceitada para que los 11 regidores del Movimiento Ciudadano lo hicieran a favor.

DECLARACIÓN DE GUERRA

Tan estaba planchado y aceitado, que el nuevo Reglamento ya lo tenían impreso –mucho antes de que iniciara la sesión de cabildo— y publicado en La Gaceta Municipal para que entrara en vigor el mismo lunes, de ahí la prisa de Ramón Guerrero por sacarlo adelante a como diera lugar, aunque con ello violentó la Ley de Gobierno y la Administración Pública Municipal del Estado de Jalisco.

Pero no sólo eso, Ramón Guerrero, al actuar arbitrariamente para imponer el nuevo Reglamento que le otorga facultades excesivas y concentra el poder casi total en sus manos, abrió un frente contra los regidores de oposición, prácticamente les declaró la guerra y en una pose soberbia y cuasi prepotente, les mandó el mensaje de que no los necesita para nada, ni los necesitará en el presente ni en el futuro.

Y eso que apenas el domingo les pedía perdón si los ofendió durante la campaña electoral.

En este sentido, el escenario se observa un tanto complicado para darle una auténtica gobernabilidad al municipio, ya que Ramón Guerrero, tarde o temprano va a necesitar de los regidores plurinominales, pues no todas las votaciones son por mayoría simple, se requiere en algunos casos mayoría calificada y en otros asuntos se necesita la mayoría absoluta del pleno para sacar adelante puntos de acuerdo delicados.

Lo que hicieron ayer los regidores del Movimiento Ciudadano fue un acto indecente, descortés, irrespetuoso, digno de una bancada de patanes. Ellos que habían prometido estar a la altura de las circunstancias de Puerto Vallarta, no cumplieron, sólo decepcionaron y de qué manera, pues a la voz del amo abandonaron la sesión sin disculparse con nadie.

NI LOS VEN NI LOS OYEN

La intención era reventar la sesión y lo lograron. El objetivo era hacer tiempo para que se elaborara el acta que aprueba en lo general el nuevo Reglamento Orgánico del Municipio, en lo que fue un gesto de muy mal gusto, porque en el fondo lo que se buscaba era imponer por sus pantalones ese ordenamiento que regresa al presidente municipal en turno un esquema presidencialista que ya en otras ocasiones ha padecido la ciudadanía vallartense.

Con la borrachera del triunfo todavía en sus venas –se sabe que se fueron a festejar con una comilona en el centro de convenciones la tarde del domingo--, los regidores del Mochilas no se dieron tiempo para nada (porque además ni les importaba), ni para analizar el fondo ni la forma de este nuevo Reglamento.

Al menos hubieran leído la postura del Colegio de Abogados de la Costa Norte que se pronunció un día antes para que no se aprobara el Reglamento hasta que no se discutiera, consultara y revisara con los colegios de abogados; pero ellos y su mito del “gobierno ciudadano” sólo aceptan un sí como respuesta a todas sus propuestas. Decirles no, o disentir de ellos es convertirse de facto en un enemigo del nuevo emperador, quien con un movimiento de dedos no dudaría en aventar esa jauría llamada “La Corte de los Milagros” para denostar, amedrentar o descalificar a quien ose contradecirlo.

LA CORTE DE LOS MILAGROS

Como le sucedió al director del periódico “Meridiano”, Moisés Madariaga, quien tuvo un incidente la tarde del lunes en el Palacio Municipal por atreverse a pedirle a uno de los porristas del Mochilas que bajara la voz, pues eso bastó para que el sujeto lo retara a golpes y lo hostigara con palabras y miradas insultantes.

O como al regidor Humberto Muñoz Vargas, a quien una señora regordeta de cabello teñido de güera lo interpelaba cada que hacía uso de la voz, igual que a Tito Yerena y a Adrián Méndez González; o el griterío para aplaudir hasta porque El Mochilas iba al baño o los estruendosos aplausos una vez que la aplanadora del Movimiento Ciudadano impuso el nuevo Reglamento.

Y tiene razón Humberto Muñoz Vargas, el gobierno de Ramón Guerrero empieza con el pie izquierdo al imponer dicho Reglamento, ya que no les dieron oportunidad a los regidores plurinominales de analizar el texto con 48 horas de anticipación, sólo pusieron a una escuálida Candelaria Villanueva a leer el mazacote durante poco más de dos horas, sin permitir el uso de la voz a ningún edil para objetar alguno de los artículos del mencionado ordenamiento.

Tito Yerena, del PRD, fue muy claro al criticar que el ordenamiento es imperativo, imperfecto, violatorio, prohibitivo y deja sin medios de defensa al ciudadano ante las decisiones centralizadas y unilaterales de la autoridad municipal. “Es un acto ilegal porque es una propuesta votada sin seguir el protocolo adecuado para primero, mandarlo a comisiones para su análisis y discusión y por lo tanto no se dictaminó ni se sancionó por el presidente, el secretario y el síndico”, comentó a su vez el priista Adrián Méndez.

El panista Humberto Muñoz de plano tronó y calificó de “marranadas” lo que estaba haciendo El Mochilas y su gente y se preguntó si eso era cambiar la historia.

EL ESTILO MOCHILAS

Así las cosas, si Ramón Guerrero utilizó al notario Odilón Ramírez para que tomara fe de los acuerdos, los de oposición a solicitud de Adrián Méndez llamaron al notario Carlos Castro Segundo, quien tomó nota de un detalle que llama la atención: La copia del nuevo reglamento orgánico que les entregaron a los ediles plurinominales no estaban firmadas por los del Movimiento Ciudadano, aunque el alcalde sacó otro legajo de copias para afirmar que sí estaban firmadas.

El acuerdo de cabildo va a ser impugnado ante un Tribunal Administrativo, por lo que de proceder, Ramón Guerrero se va a meter en muchos problemas por su empecinamiento en sacar adelante un ordenamiento sin el consenso de todos los regidores, a quienes trató peor que a chachas.

Lo dicho, el estilo que demostró ayer Ramón Guerrero es la de un alcalde tramposo y mentiroso, pues de otra manera no se entiende cómo entregó copias sin firmas a los regidores de oposición y en cambio él si se quedó con la firmada.

Además, desde ahora se observa cómo va a manejar a su antojo a regidores con muy pocas o nulas tablas políticas, personas que exhiben una ignorancia e inexperiencia a flor de piel como Oscar Avalos Bernal, quien con tono nervioso y visiblemente alterado fue el que propuso una orden del día inexistente para proponer la votación del Reglamento multicitado.

También vimos el desconcierto de un Otoniel Barragán, a quien por mensaje de celular la representante del PT en Vallarta, Corina, le pidió que se abstuviera de votar el Reglamento, pero el señor también estaba bien aceitado por El Mochilas y terminó votando a favor.

Un comentario aparte es el de Susana Carreño, aquella periodista combativa que ahora se convirtió en lo que tanto odiaba, en una regidora más que está dispuesta a levantar la mano cuantas veces sea necesario con tal de tener contento al nuevo emperador. La exhibida que le dieron ayer Tito Yerena y Adrián Méndez, no se la quita con nada.

INFORMACION CLASIFICADA

A QUIENES CHAMAQUEARON FUERON A LOS REPORTEROS de la fuente, pues los invitaron a la suite presidencial del hotel Velas Vallarta el sábado pasado para tener un desayuno rueda de prensa con El Mochilas, y resulta que Ramón Guerrero estaba enfrascado en una ríspida discusión con el colegio de contadores públicos en un salón del hotel Marriot Casa Magna, donde las cosas se pusieron feas por la terquedad del alcalde para proponer como “contralor social” a Víctor Manuel Bernal Vargas.

De plano, el director de comunicación social, Jaime Castillo se tuvo que llevar a los reporteros caminando del Velas al Marriot para que pudieran entrevistar al Mochilas.

QUE MAL SE VIO EL REGIDOR Y ANTRERO EN SUS RATOS LIBRES, LUIS ALBERTO MUNGUIA, quien con una pose de la peor soberbia no quería pararse de la silla en el pleno del Ayuntamiento –pues como no tomó protesta el domingo no tenía derecho a estar ahí—y sólo se levantó cuando el regidor Humberto Muñoz pidió que lo corrieran hasta en tanto le tomaran la protesta de ley.

Como chiquillo enfadado, se fue a sentar a una silla de atrás, allá en gayola para después regresar a su lugar.

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