Por Jorge
Olmos Contreras
La
culpa no es del indio sino de quien lo hace compadre, dice un viejo adagio que
para el tema que nos ocupa cabe a la perfección, debido a que el alcalde, Ramón
Guerrero, está pagando caro el nombrar como sus asesores a personajes que ya
demostraron ser auténticos vividores de la función pública en el pasado y que
lo siguen siendo en el presente. Nos referimos a Santiago Centeno Ullín y a Gerardo Agustín Ortiz, dos individuos que
se sienten “presidentitos” y que le están acarreando más problemas de los que
ya tiene al popular “Mochilas”.
Agustín
Ortiz, como se escribió en este espacio en días pasados, protagonizó un acto de
prepotencia al mentarle la madre a policías municipales y agentes viales, al
grado de amenazar a los oficiales y acusarlos en forma temeraria de estar
involucrados con grupos de la delincuencia organizada. Ha trascendido incluso
que Agustín envió un mensaje a los supuestos “operadores” del narco en Vallarta
con una advertencia: “Díganles a sus jefes que ya pronto se van a ir, que la
plaza va a cambiar de dueños”.
Trepado
en una Lincoln Navigator color negra, Agustín Ortiz abusó de su función como “asesor”
del Mochilas y se sintió tan poderoso que no sólo les recordó el 10 de mayo a
los policías, sino que también se atrevió a gritar amenazas y a enviar mensajes
intimidatorios contra presuntos delincuentes, algo no muy común en un
funcionario.
Sin
embargo, de Agustín Ortiz se puede esperar eso y mucho más, pues la
inteligencia nunca ha sido su fuerte.
OZ EL PODEROSO
Y
si Agustín Ortiz se siente fuerte y poderoso, el otro asesor del Mochilas,
Santiago Centeno Ullín –ex director de seguridad pública de Puerto Vallarta—se cree
tener las facultades suficientes y el permiso de Ramón Guerrero para meter la
mano en todos los asuntos que tengan que ver con el Ayuntamiento, así se trate
de cobijar a servidores públicos corruptos o de medrar con la situación de los
proveedores de la anterior administración municipal para pedirles una comisión
a cambio de tramitarles su respectivo pago; o de proteger construcciones
irregulares.
Ayer
Santiago Centeno volvió a las andadas y para que vean que le importa un comino
una resolución administrativa de la Contraloría Municipal –que apenas la semana
pasada dio de baja a siete personas que trabajaban en Protección Civil, entre
otros al ex jefe Alejandro Arias--, ordenó que regresaran a laborar dos de los
cinco despedidos, sin importar los serios señalamientos que existen en su
contra.
En
efecto, el jueves los trabajadores de Protección Civil se enteraron que por
órdenes de Santiago Centeno, se reintegraban a sus puestos los señores Gerardo
Garcíabada y Héctor Verduzco, a quienes la Contraloría los investigó por robos
internos en la corporación y por ordeñar combustible a las camionetas oficiales
de la dependencia.
El
diario Tribuna de la Bahía informó
hace unos días que los cesados en Protección Civil eran José Alejandro Arias
García, Giscar González Miranda, Héctor Verduzco, Fausto Gómez Robles, Julio
César Hernández, Víctor Josué Flores Reynoso y Gerardo Garcíabada.
A todos se les encontró responsables de abusar del
cargo y de prácticas irregulares con intereses personales.
LOS
INTERCAMBIOS
La nota, firmada por la reportera Noemí Zamora
Reynoso dice:
“El caso específico,
del ex titular de Protección Civil en el trienio pasado, Alejandro Arias, se
debe a la existencia de varias cartas de donación de aparatos electrónicos,
como pago por sus vistos buenos para el funcionamiento de sus negocios. De
acuerdo a los documentos, se trata de pantallas, aires acondicionados,
computadoras y proyectores, que nunca fueron dados de alta en Patrimonio
Municipal, pero tampoco se encuentran en la dependencia. Ni quedaron registradas en el acta de
entrega-recepción.
El caso más
reciente fue detectado el pasado fin de semana, cuando en documentos de
conocida tienda departamental, ubicada cerca de API y en el Pitillal, se
encontró una carta de agradecimiento por una donación de una pantalla y un aire
acondicionado”.
A los protegidos de Santiago Centeno los señalan
como quienes robaban objetos personales de sus compañeros, mientras que otro se
encargada de sustraer la gasolina de los vehículos desde la administración
pasada, por eso se les levantó un acta y se les fincó un procedimiento
administrativo.
Sin embargo, Santiago Centeno metió las manos por
ellos y por sus pantalones los reintegró a la Unidad Municipal de Protección
Civil, lo que causó un fuerte malestar entre el personal de esta dependencia y
sobre todo en el Jefe, el comandante Sergio Ramírez López, quien apenas la
semana pasada se dio vuelo con las declaraciones sobre la baja de los malos
elementos, al sostener que no toleraría actos de corrupción.
UNA LIMPIA
ENSUCIADA
El comandante, al parecer muy alegre por la
determinación de la Contraloría Municipal, le dijo a la periodista Noemí Zamora
que… “Esta limpia en la dependencia
servirá para que los ciudadanos y empresarios también hagan consciencia en
materia de protección civil y que no es con donativos como se cumple la ley, ya
que la protección civil no es un gasto, sino una seguridad”.
El comandante ya había adelantado que se repondrían
las siete plazas que quedaron vacías y que se propondría al alcalde que fuera
con personal calificado y perfil académico alto, quien ocupe las plazas de
bomberos o agente de protección civil.
No tomó en cuenta Sergio Ramírez que en el equipo
de El Mochilas existen funcionarios que no solamente solapan la corrupción,
sino que también la fomentan, como Santiago Centeno, quien en tres patadas le
dio al traste a la investigación de la Contraloría Municipal y, por sus
polainas, decidió que dos de los malos elementos de Protección Civil tendrían
que regresar a trabajar, les guste o no les guste, les cuadre o no les cuadre,
es decir, una limpia ensuciada.
Veremos si la regidora de la comisión de Protección
Civil, Susana Carreño, toma cartas en el asunto para evitar que los “asesores”
del alcalde sigan en su papel de presidentitos poniendo e imponiendo decisiones
que hacen ver mal a todo el gobierno municipal.
INFORMACION
CLASIFICADA
PARA QUE NO
SE NOS OLVIDE… LA CAIDA DE ALEJANDRO ARIAS TUVO MUCHO QUE VER con sus negocios privados
que manejaban los dos, él y su novia y actual pareja sentimental, Lizet Paz en
la empresa Omega Seguridad, antes Fire Vallarta.
El comentario se publicó el año pasado y hoy cobra
relevancia:
“En Protección Civil, todos saben que el
negocio denominado “Fire Vallarta”, es de Alejandro Arias, aunque quien da la
cara como representante de la empresa es Verónica Lizete Paz Araiza, una
muchacha que está relacionada sentimentalmente con el funcionario público y a
través de la cual se hacen todo tipo de trámites que tienen que ver con la
protección civil.
De hecho, a raíz de que el periódico Tribuna
de la Bahía manejó una información donde acusaba a Fire Vallarta de ser el
negocio de Alejandro Arias –pues prácticamente se obliga a los empresarios,
pequeños y medianos a contratar la consultora de Arias para que les entreguen
los trámites de protección civil que, además son obligatorios para que el
Ayuntamiento autorice la licencia municipal de cualquier establecimiento
comercial—el funcionario cambió el nombre de la empresa que ahora se denomina Omega
Seguridad.
La firma de consultoría propiedad de
Alejandro Arias –desde luego con presta nombres-- sirve como pantalla de
negocio supuestamente honesto para que ahí se hagan todo tipo de trámites que
después son aprobados con el visto bueno del mismo jefe, es decir, del propio
Arias”.
OTRO ESCANDALO DE ENORMES PROPORCIONES,
POR SU ALTO GRADO DE CORRUPCION, ESTA
por destaparse en la Oficialía Mayor de Padrón y Licencias, donde el segundo de
Iris Ulloa Godínez, Luis Tello, trae una cola que llega hasta la casa de un
canadiense allá por la carretera a Conchas Chinas y en cuyo escenario aparecen
cuotas, protección a bares, drogas, adicciones y más.
Usted
espere noticias.
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