Por Jorge
Olmos Contreras
En el ejido de El Capomo, ubicado en las ricas tierras del
municipio de Compostela, Nayarit, un día llegó un chilango con aspecto de
gringo y se presentó ante la asamblea ejidal para contarles un cuento chino:
Que traía inversionistas de alto poder financiero para comprar 29 hectáreas del
núcleo ejidal en 20 millones de pesos, por lo que de inmediato le abrieron las
puertas los ambiciosos dirigentes de este ejido, en hechos ocurridos entre los
años 2005 y 2008.
Se trata de Mauricio Calderón Mejía, un especulador de
tierras ejidales que compra y vende lo que puede y que cuando le dejan las
manos libres, también se las roba, como sucedió con casi 90 hectáreas que
forman terrenos de uso común del ejido El Capomo y que ahora son codiciadas por
muchos inversionistas por estar frente al océano pacífico, en una zona donde el
Fondo Nacional para el Fomento del Turismo (Fonatur), tiene proyectado una
detonación turística con inversiones superiores a los mil millones de pesos.
Mauricio Calderón nunca pensó que sería tan fácil apoderarse
de estas valiosas tierras con el cuento de que les entregaría a los ejidatarios
mucho dinero, ya que los convenció para que simularan una asamblea ejidal donde
le reconocían ser el poseedor de 29 hectáreas, primero y de 60 hectáreas
después; para dar un total de 89 que le arrebató al ejido mediante asambleas
espurias y fraudulentas.
Así las cosas, mediante actos simulados decíamos y con la
complicidad del comisariado ejidal, formado en ese entonces por Camilo Salazar
Figueroa, Francisco Hugo Montoya Ríos, Regino Ruiz Flores y Santos Barragán
Guerrero, así como con la sospechosa actitud del Delegado del Registro Agrario
Nacional (RAN) en Nayarit, Mauricio Calderón se hizo indebidamente de las 89
hectáreas, 29 de las cuales ya habría vendido a la empresa constructora de
vivienda “Dynamica”, se dice, en unos 100 millones de pesos.
UN MUNDO DE MENTIRAS
Al sentirse seguro del fraude que había cometido y con el
dominio pleno de las 29 hectáreas, les habría dicho a los ejidatarios que les
entregaría “al menos” dos millones de pesos, siempre y cuando le concedieran el
“derecho al tanto” para así completar la maniobra y despojar por completo de su
patrimonio al ejido El Capomo.
Las otras 60 hectáreas, que también son patrimonio común del
ejido, también habrían sido ya transadas por Mauricio Calderón en precios que,
según versiones ejidales, oscilan en los cinco millones de pesos por hectárea,
es decir, unos 300 millones de pesos. Sin embargo, se desconoce a quién o a
quienes les habría vendido el polígono donde se encuentra esta extensión de
terrenos.
Pero como no hay crimen perfecto, a Mauricio Calderón se le
ha comenzado a caer su mundo de mentiras y engaños y con ello está a punto de
ir a prisión, sobre todo porque se trata de un despojo contra el ejido El
Capomo, y un presunto fraude contra la empresa
Dynamica, que sin saber se habría metido en un problema de gran envergadura al supuestamente
comprarle a Mauricio esas 29 hectáreas que, insistimos, formaban y forman parte del patrimonio ejidal y tarde o temprano
–por mandato judicial-- tendrán que reincorporarse a sus legítimos dueños, es
decir, a todos los ejidatarios con derechos agrarios a salvo.
No sabemos la cara que van a poner los directivos de Dynamica que presuntamente se
enfrascaron en negociaciones con Mauricio Calderón, lo que si sabemos, es que
desde el 2011, la nueva mesa directiva del ejido (integrada por Mario Franco
Nieves, José Luis de León Franco, Cándido Ramos García y José Joaquín Monteón
Parra) interpuso una demanda contra todos los involucrados, o sea contra
Mauricio Calderón, los cuatro ex dirigentes de El Capomo y contra el entonces
delegado del RAN en Nayarit, pidiendo la nulidad de dos juicios fraudulentos
que dieron pie al despojo.
LOS JUICIOS
La demanda fue presentada el 20 de octubre del 2011 en el
Tribunal Unitario Agrario del Distrito 19 con sede en Tepic, según el
expediente 940/2011 y en la misma piden la nulidad de todo lo actuado dentro de
los juicios agrarios 333/2007 y 334/2007, promovidos a su vez por Calderón
Mejía para quedarse con las tierras.
Se sabe que Mauricio Calderón y su familia llegaron hace años
a la región del ejido El Capomo, y en la parte baja, en la playa conocida como El Tizate,
compraron unas extensiones de tierras, pero se ignora cómo se hizo poseedor de
las parcelas ejidales y que después, mediante artimañas se apoderó de las
mismas con la complacencia de la mesa directiva ejidal 2005-2008 y, desde
luego, con la actitud ligera y sospechosa del magistrado Francisco García Ortiz,
quien atendió uno de los juicios.
Pero vamos por partes:
El 14 de abril de 1996, la Asamblea del Ejido El Capomo
aprobó un acta relativa a la delimitación, destino y asignación de tierras,
pero posteriormente, a través del juicio 333/2007, Mauricio Calderón pidió que
se declarara la nulidad del acta “porque indebidamente no fueron asignadas (13.76,
ni 29.56 hectáreas), al hoy suscrito, ni a persona alguna, sino que quedaron
dentro de la dotación presidencial que cuenta nuestro ejido”.
Luego, mediante otro juicio –radicado en el Tribunal Unitario
Agrario del Distrito XIX con sede en Tepic-- el identificado con el numeral
334/2007, Mauricio Calderón, demandó lo mismo, es decir, la nulidad del acta
del 14 de abril de 1996 en el que se hizo la delimitación, destino y asignación
de tierras; pero en este caso, porque según él “indebidamente” no le fueron
asignadas 43.19 y 6.91 hectáreas respectivamente.
EL EMPLAZAMIENTO
El 27 de mayo del 2007 se admitieron las demandas de Mauricio
Calderón y se emplazó a los ejidatarios demandados para el 27 de junio en la
sala de audiencias del Tribunal Agrario, donde curiosamente las partes
manifestaron su deseo de terminar con el conflicto y celebrar un convenio,
acuerdo que sería lesivo a los intereses del ejido.
En efecto, en el convenio, los hoy demandados por la nueva
mesa directiva del ejido, Camilo Salazar, Francisco Hugo Montoya y Regino Ruiz
Flores, admitieron que Mauricio Calderón había poseído en forma pública,
pacífica, continúa y de buena fe, las cuatro parcelas, pero, subrayaron, que
con motivo del Programa de Certificación de Derechos Ejidales (PROCEDE) “fueron
incluidas en los terrenos de uso común del ejido de manera involuntaria”.
En este contexto y con el pretexto de “subsanar el error
involuntario”, estos directivos ejidales celebraron el convenio, según dijeron,
de manera “voluntaria, libre y espontánea, sin coacción de ninguna índole”, y
así dejaron sin efecto legal el acuerdo de Asamblea General de Ejidatarios de
Delimitación, Destino, Asignación de Tierras Ejidales, Asentamiento Humano y de
Uso Común, del 14 de abril de 1996.
Nótese cómo tuvieron que transcurrir 11 años para que
Mauricio Calderón demandara la nulidad de dicha asamblea, quizá porque se
encontró una mesa directiva a modo y un magistrado complaciente, una auténtica
mina de oro.
Y es que al firmar el convenio, la entonces mesa directiva de
El Capomo permitió que se le adjudicaran y reconocieran a favor de Mauricio
Calderón, 89 hectáreas como posesionario de las cuatro parcelas, en perjuicio
del patrimonio del ejido, con el agravante, de que Mauricio ya habría vendido
las primeras 29, y las otras 60,
se rumora, ya las habría comprometido en cerca de 300 millones de pesos.
En otro espacio vamos a analizar las razones jurídicas que
exponen los actuales ejidatarios, cuya mesa directiva, como ya señalamos, demandó
la nulidad de los convenios y asambleas en que se le regalan las parcelas al
señor Calderón, porque entre otras muchas irregularidades, se tiene la certeza
de que no se llevó a cabo la asamblea en que se decidió firmar el convenio de
reconocerle a Mauricio dichas hectáreas; tampoco se contó con el 50 más uno de
los ejidatarios que exige la ley para estos casos; se utilizaron firmas y documentos
falsos y hay por lo menos 22 campesinos que no reconocieron su firma.
Y lo que es peor, hasta un muerto votó y una señora tuvo la
dualidad de la ubicación, pues estando en Estados Unidos, también emitió el
sufragio universal en la asamblea fantasma.
El juicio tendrá que desahogarse hasta sus últimas
consecuencias y cuando eso suceda, es seguro que el señor Calderón Mejía pierda
y se vea atrapado por sus propios intereses y codicia, al ya haber
supuestamente vendido lo que no le pertenecía, un fraude por el que no
alcanzaría fianza en caso de ser detenido por “el gobierno de la gente”.
INFORMACIÓN
CLASIFICADA
ORIGINARIO DEL DISTRITO
FEDERAL, MAURICIO CALDERON MEJIA es un terrateniente al que se le atribuye el manejo de
cientos de millones de pesos en la compra venta de terrenos ejidales en
diferentes partes de la República Mexicana. Se sabe que su cuñado es el
empresario judío, Isaac Oberfeld Dantus, ex dueño de las tiendas Milano.
El caso de El Capomo es sólo la punta del Iceberg de los
asuntos oscuros que hay alrededor de Mauricio Calderón.
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