Por Jorge Olmos
Contreras
Por
lo visto, hay diputados que no acaban de entender la mística del cambio que
exige la sociedad, esa sociedad que está harta de ver cómo algunos legisladores
ganan enormes cantidades de dinero gracias a sueldos desproporcionados, cuyo
cualquier porcentaje ya los quisiera cualquier trabajador de la industria
hotelera y gastronómica de Puerto Vallarta, que apenas si llega a uno o dos
miserables salarios mínimos al día, y que además lucran con el clientelismo
popular en forma ruin y deshonesta.
Lo
anterior viene a colación por la inauguración de la llamada “Casa Productiva
Ciudadana” del diputado federal, Luis Ernesto Munguía González, cuya apertura
se dio el jueves de la semana pasada ante la presencia de algunos amigos de
este legislador –nadie representativo del MC desde luego--, quien, por cierto,
nos quiere ver la cara con el cuento de que esta no es una casa de enlace, sino
una “Casa Productiva Ciudadana”, que para el caso es lo mismo.
De
hecho, fue muy comentadas las ausencias de Ramón Guerrero y Arturo Dávalos
Peña, quienes de alguna manera marcan la línea política en Puerto Vallarta, y
son ellos, sobre todo el presidente municipal, quienes llevan mano en la toma
de decisiones y ahora están viendo a Luis Munguía como un estorbo, y no como un
aliado.
Vaya,
ni su otrora amiga Magaly Fregoso hizo presencia en la apertura de esta “casa
de enlace maquillada”, y eso ya es mucho decir, en virtud de que fue su
incondicional en los primeros años del primer Ayuntamiento naranja en Puerto
Vallarta.
Magaly
debe entender que Luis Munguía es nocivo para su salud política, pero todo
parece indicar que ya está flaqueando y quiere arrimársele otra vez a este
“niño naranja” que trae todo un costal de mañas a cuestas. Mal por ella si se
alía de nuevo con el ahora diputado federal, pues si la traicionó una vez, la volverá
a traicionar dos, tres veces y las que sean necesarias.
Pero
bueno, Luis Munguía se burla de los vallartenses, insulta la inteligencia de
los ciudadanos y trata de confundir a muchos para tratar de pasar como un diputado
transparente, honesto y generoso, cuando no lo es, pues esta “casa productiva”
no es otra cosa que una casa de enlace disfrazada, que la va a utilizar como
plataforma política para su campaña rumbo al 2018, pues recordemos que quiere
ser candidato del MC a la presidencia municipal de Puerto Vallarta; lo mismo
que antes hacían los priistas, nada más
que corregido y aumentado.
“Esta
casa no será de enlace –declaró el día de la inauguración-- será para que la
ciudadanía se acerque en busca de mayores oportunidades, para generar recursos
o (lea usted bien, porque esto es de antología) para “satisfacción emocional”; un
lugar a donde las personas podrán acercarse a recibir diversos servicios de
forma gratuita”.
¿Usted
se imagina a unos cuantos ciudadanos, habidos de “satisfacciones emocionales”
buscando la “Casa Productiva” de Luis Munguía para hacer fila?, ¿Como la que se
hacen en las salas de cine eróticas en búsqueda de esa “satisfacción
emocional”?
O
quizá veremos a unas cuantas jovencitas haciendo cola, como cuando se va a
comprar tortillas o al pollo feliz los días martes de promoción, sólo para que
Luis Munguía les firme un autógrafo y así conseguir la tan anhelada
“satisfacción emocional”.
Luis
Munguía justificó que esta “es una modalidad distinta” –ya saben, a explicación
no pedida acusación manifiesta--, que “aquí la ciudadanía va a marcar la pauta
de acuerdo a sus necesidades”, que la casa es abierta y que es de la gente, y
que pretende atender entre 100 y 200 personas diarias en la llamada “Casa
Productiva”, es decir, la misma gata, pero revolcada.
Hay
que recordar que, a finales de la anterior Legislatura en el Congreso del
Estado, el entonces coordinador de la bancada del MC, Clemente Castañeda,
presentó una iniciativa de Reglamento de Austeridad para eliminar las llamadas
“Casas de Enlace”.
Incluso,
el Partido del Movimiento Ciudadano ha marcado la pauta para que sus diputados
no reciban bonos de fin de año, ni compensaciones económicas, ni tengan casas
de enlace, pero Luis Munguía, quien viene de la escuela política del Mochilas
–de aquellos que prometen una cosa y no la cumplen y en el peor de los casos hacen
otra muy distinta—nos quiere sorprender, nos quiere engañar y nos quiere dar
atole con el dedo.
Esperemos
que Clemente Castañeda actúe y ponga en su lugar a Luis Munguía, no se vale que
usen el cargo de diputado federal, para desde ahora hacer campaña política y
que el Movimiento Ciudadano se haga de la vista gorda, pues ya es muy seguido
que los del MC tengan esa maniquea tendencia de ver la paja en el ojo ajeno,
pero no la viga en el propio.
Se
dan golpes de pecho los señores naranja, critican el sistema corrupto del PRI
gobierno, pero caen en los mismos vicios, las mismas mañas, los mismos engaños
y toleran que los suyos no sean requeridos por la justicia (ahí está el caso
del Mochilas) y que utilicen los cargos de elección popular para despacharse
con la cuchara grande y no para servir a los ciudadanos, como Luis Munguía, que
ahora hasta se da el lujo de abrir una casa de enlace, pero con otra careta, la
de una “casa productiva”, un modo grosero de hacer política para auto
complacerse y decir una sarta de mentiras.
¿A
quién quieren engañar?
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