Por Jorge
Olmos Contreras
El viernes pasado festejó su cumpleaños el ex alcalde
priista, Francisco Javier Bravo Carbajal, y eso bastó para que salieran de
inmediato los lambiscones, que nunca faltan para, para anunciar que el ex presidente
municipal está de regreso y que dizque es un cuadro valioso para el Partido
Revolucionario Institucional (PRI).
Nada más alejado de la realidad, Javier Bravo es uno
de los peores alcaldes que ha tenido Puerto Vallarta. Un pillo que hizo
negocios con todo lo que tocaba en la administración municipal y un personaje
político que cometió todo tipo de excesos y que, además, permitió que sus
amiguitos, como Pepe Muelas, también le entrara en grande a los excesos y se
embriagara con las mieles del poder.
Sin embargo, los políticos –de todos los colores; y el
mejor ejemplo de los sinvergüenzas lo tenemos con El Mochilas—le apuestan a la
amnesia colectiva de los ciudadanos para regresar al lugar donde antes hicieron
fortunas, lucrando con el servicio público. Algo parecido a los criminales que
asesinan, pero que siempre regresan al lugar de los hechos, según los
estudiosos de la criminología.
LE APUESTAN A
LA AMNESIA COLECTIVA
Y así es, en efecto, Javier Bravo y sus secuaces le
apuestan a la desmemoria del pueblo para retornar por la puerta grande a la
política y de ahí buscar un nuevo puesto de elección popular, para él, o para
su gente más cercana.
Por ello, el viernes pasado convocó a la crema y nata
del priismo vallartense –aunque algunos más prudentes no asistieron, como el
líder de la CTM, Rafael Yerena Zambrano—para regocijarse de su “amplio poder de
convocatoria” y mandar un mensaje de que deben tomarlo en cuenta en la toma de
decisiones, presentes y futuras al interior del PRI.
Si Javier Bravo piensa que tener a su hermano, Iván
Bravo Carbajal en la presidencia del Comité Directivo Municipal del PRI en Puerto
Vallarta, le da derecho a que lo respeten como un cuadro a tomar en cuenta,
está muy equivocado.
Una cosa es que algunos priistas le corran la cortesía
para asistir a su fiesta, y otra muy diferente es lo que piensan esos priistas
de Javier Bravo Carbajal. Es más, algunos no lo quieren NI cerca de sus futuras
campañas, porque sería tanto como pedir votos en contra.
UN PRI ENFERMO
Sin embargo, políticos como Gustavo González
Villaseñor y César Abarca, prefieren brindarle la atención y asistir a su
bacanal, sin importar lo que los ciudadanos de Puerto Vallarta puedan pensar. Y
en este punto es precisamente donde estriba la enfermedad política del PRI, un
partido que no sabe cómo sacudirse a personajes como Javier Bravo, que ya
estuvieron en la silla presidencial, que hicieron un pésimo papel y que pesa
sobre ellos gruesos expedientes que, legal o moralmente, son demasiado pesados
como para pensar en un regreso decente.
A nadie se le debe olvidar cómo en la administración
de Javier Bravo se contrajo una millonaria deuda, aprobada por regidores como
Andrés González Palomera, y que sirvió para que muchos políticos se llenaran
los bolsillos de dinero. Incluso, una constructora a la que Bravo le dio
millonarios contratos, le regaló un condominio en la colonia americana de
Guadalajara al ex alcalde, tal y como lo documentamos en este mismo espacio.
Tampoco se nos debe olvidar cómo Javier hizo negocios
con el relleno sanitario a través del famoso “Ranger” y de su hermano, “Titi,
El Gordo Carbajal”.
Ya no se diga la compra millonaria de cientos de
luminarias a una empresa española que, muchas de estas lámparas, acabaron
arrumbadas en una bodega de Servicios Públicos Municipales, donde, por cierto,
después las desapareció El Mochilas, como por arte de magia.
O también debemos recordarle a los vallartenses la
compra, a un costo de más de cinco millones de pesos, de cámaras de seguridad
que se instalaron en varios puntos de Vallarta, con todo y postes, y que
finalmente no sirvieron, porque la empresa contratada no cumplió con el contrato
de darles mantenimiento, pero sí cobró. Hoy, la mayoría de esos dispositivos,
si no es que todos, ya no sirven, están ahí como un ejemplo de cómo se práctica
la corrupción en México, y como mudos testigos de que Javier hizo negocios con
el dinero del pueblo.
UN CAMINO
SEMBRADO DE ESCANDALOS
Y si de escándalos se trata, pues nada más hay que
voltear al expediente judicial de José Guadalupe Rodríguez Solís, mejor
conocido como “Pepe Muelas” –el ex chofer de Javier--, que en estado de
ebriedad atropelló a una madre junto con su hija en el libramiento carretero y
les arrebató la vida. Ese día, Javier Bravo, siendo alcalde, encubrió a su
íntimo amigo y lo protegió hasta que se descubrió la verdad.
Hoy, Pepe Muelas vive tan campante que ya ni se ha de
acordar de ese crimen doloso.
Hay más casos, mucho más, como los escándalos que hacían
los muchachitos de Javier Bravo a quienes conocían como “La Banda del Pañal” y
donde figuraban hasta muchachos que hoy militan en otros partidos que dicen ser
la nueva generación de la rectitud y la honestidad, y que, por supuesto que no
lo son, sino todo lo contrario.
Lo de menos, es que estos muchachitos, ya
alcoholizados, bailaban vestidos de mujer en las fiestas privadas a las que el
propio Javier les daba anuencia.
El camino de Javier en la política está lleno de
escándalos, que no se nos olvide.
Por eso nos preguntamos: ¿Es en serio el regreso de
Javier Bravo a la política?
¿Algún aspirante con dos dedos de inteligencia y,
también de vergüenza, lo aceptaría en un proyecto político?
Por lo pronto, esperamos la respuesta de los lectores.
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