Por
Jorge Olmos Contreras
Empresarios
inmobiliarios sin escrúpulos, voraces y ambiciosos, representados por el
ingeniero Jorge Armando Rodríguez Gil, se apropiaron de un tramo importante de
la calle Francisca Rodríguez dizque para construir una torre de departamentos.
Para adueñarse de esta vía pública, colocaron puertas con malla ciclónica en
por lo menos tres puntos --sin importarles dejar sin acceso a dueños y
arrendatarios de casas y apartamentos—y contrataron guardias de seguridad
privada con perros pastor alemán para evitar que los ciudadanos hagan uso de
esta vialidad como lo habían hecho durante muchos años.
Como
se sabe, la calle Francisca Rodríguez baja desde la calle Camichín, en Alta
Vista y desemboca en el muelle de Los Muertos, pero antes cruza con las calles
Naranjo, Jacarandas, Aguacate, Insurgentes, Constitución, Ignacio L. Vallarta,
Pino Suárez y finalmente Olas Altas, para llegar al muelle de Los Muertos.
Pues
bien, el punto es que estos empresarios, aprovechando el vacío de autoridad que
prevalece en el Ayuntamiento de Puerto Vallarta –en donde los funcionarios que
se van ya no les importa nada y los que llegan todavía no pueden tomar
decisiones--, decidieron por mutuo propio adueñarse de un tramo de esta calle
en su confluencia con Ignacio L. Vallarta, ya que ahí la vialidad continúa, es
un paso público peatonal con escaleras que conducen metros arriba primero, y
abajo posteriormente, a la misma arteria y que es usada por cientos de
personas, residentes extranjeros y turistas nacionales y de otros países.
Muy
listos, pero violando todo tipo de leyes, los inversionistas que representa el
ingeniero Jorge Armando Rodríguez Gil (perito número 565), amparados en una
licencia de construcción que les otorgó el gobierno municipal este año y que es
la número 0535 y con el dictamen 067/00/AU-RN2/RG-0266/14, se aprovecharon de
que la calle Francisca Rodríguez se “corta”, entre comillas, en su cruce con
Ignacio L. Vallarta, para apropiarse ilegalmente y en perjuicio de cientos de
vecinos que habitan alrededor, de esta importante vía pública.
Los
vecinos reportaron al columnista que las rejas fueron colocadas la madrugada
del viernes pasado, justo unas horas después de que el alcalde electo, Arturo
Dávalos Peña, anunciara la conformación de su gabinete de funcionarios que lo
van a acompañar en la administración 2015-2018.
El
malestar no se ha hecho esperar, algunos vecinos quitaron las rejas, pero horas
después las volvieron a colocar, pero esta vez ya con guardias de seguridad
privada que traen perros pastor alemán que al menor acercamiento se lanzan
contra las personas que, sin saber algunas, intentan cruzar por este camino
habitual.
Este
domingo a las 18:00 horas, algunos vecinos se reunieron para tomar una decisión
ante semejante atropello. A la junta acudió un inspector de Reglamentos y una
patrulla municipal, pero dijeron que ellos no eran autoridad competente, pero
que avisaron a Desarrollo Urbano y a Ecología (ya que están derribando árboles
de la misma vía pública) y prometieron que este lunes 28 de septiembre acudirían
funcionarios para ver quién ordenó que se obstruyera la calle Francisca
Rodríguez.
La
más afectada es la señora Eva Reynoso, quien tiene departamentos justo subiendo
por Ignacio L. Vallarta y ya no puede acceder a su propiedad, ni mucho menos
sus inquilinos.
Una
extranjera que tiene una agencia de bienes raíces, muy molesta dijo que
enviaría esta información a un periódico canadiense, ya que si ahora venden calles,
al rato van a vender hasta la Iglesia de Guadalupe, comentó.
Lo
importante es que se investigue –señalan los vecinos—quién o quiénes desde el
Ayuntamiento están siendo cómplices de estos empresarios como para permitirles
cerrar un acceso público, de adueñarse de un área que es de todos los
vallartenses.
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