Por Jorge
Olmos Contreras
Tarde o temprano tenía que pasar, el ambiente tenso que se
vivía al interior del periódico Tribuna
de la Bahía desde la llegada de Jesús Manuel Díaz Zurita hizo crisis la
semana pasada y concluyó con la salida del diario del periodista veracruzano,
quien ante un humillante regaño del dueño, Fernando González Corona, presentó
su renuncia y esta le fue aceptada sin chistar, toda vez que ya traía un
rosario de agravios y errores cometidos en contra de los intereses de la
empresa que terminó por echarse en su contra a prácticamente todo el personal
del rotativo, por lo que el empresario no dudó en dejar fuera de la jugada a su
otrora amigo, secretario, asistente y confidente de los últimos 15 años.
Con la salida de Jesús Manuel Díaz Zurita de Tribuna de la Bahía, se termina otra
época del diario que fundó Fernando González Corona allá por 1991 y cuya razón
social es Ediciones y Publicaciones Siete de Junio S.A de C.V., ya que pese a
todo lo que se pueda decir en su contra, Díaz Zurita fue una pieza clave para
el desarrollo del proyecto periodístico que hoy por hoy es uno de los mejores
de Puerto Vallarta al menos en el terreno del diarismo.
Hay que recordar que Díaz Zurita junto con otro periodista
veracruzano, David Rojo, se le acercaron al entonces desconocido empresario de
los tiempos compartidos, Fernando González Corona para proponerle la creación
de un periódico que fuera –así lo habían prometido—el parteaguas del periodismo
vallartense, sin compromisos políticos de ningún tipo, con una línea editorial
crítica y aguda pero con amplia responsabilidad social, lo que no siempre
cumplieron.
Fernando González Corona se entusiasmó ante la posibilidad de
tener su propio periódico –un arma que podría utilizar de diferentes maneras—y
aceptó la propuesta que después se convertiría en Tribuna de la Bahía, cuyo antecedente (al menos por los
colaboradores) era el Diario de la Bahía
cuyas cabezas visibles eran Jorge Souza, Paco Quezada y el mismo David Rojo y
Jesús Manuel Díaz Zurita.
LOS MOTIVOS DE FERNANDO
Sin embargo, Fernando siempre ocultó los verdaderos motivos
que tenía para crear un periódico, y aunque siempre se los ocultó a los
periodistas, en el fondo él sabía que quería tener un diario para meterse a la
política con los ojos bien puestos en la presidencia municipal.
No obstante, en el lapso de tiempo que pasó entre madurar el
proyecto y echarlo a andar, Fernando González Corona apapachó muy bien a los
periodistas y hasta se atrevió a decir que una vez que iba volando en un avión
con destino a Europa se puso a pensar qué sería de los pobres muchachos (los
reporteros que iban a ser los fundadores
de Tribuna de la Bahía) si de repente
la aeronave se cayera.
Cuatro años después de que Tribuna de la Bahía viera la luz pública, Fernando González Corona
anunciaba su decisión personal de convertirse en candidato a la presidencia
municipal de Puerto Vallarta por el Partido Acción Nacional y en 1995 ganó las
elecciones para ser el primer alcalde panista de la ciudad. Hizo una campaña
sin precedentes, ya que a golpe de cartera solucionó problemas heredados de la
administración priista que empezó Rodolfo González Macías y terminó Rafael
Yerena Zambrano como interino.
A nadie se le olvida cómo Fernando rentó camiones para
prestar el entonces ineficiente servicio de recolección de basura y en plena
campaña eso le sumó simpatías y miles de votos.
ÉXITO POLITICO, FRACASO
PERIODISTICO
En lo político el proyecto fue todo un éxito, pues el sólo
hecho de alcanzar la presidencia municipal y la diputación federal después,
dejó más que satisfecho a Fernando González Corona, quien después quiso jugar
en las grandes ligas y competir como precandidato a gobernador de Jalisco pero
fracasó en el intento, siendo vapuleado en votos internos por el hoy embajador
de México en España, Francisco Ramírez Acuña, quien le guardó cierto rencor a
Fernando por atreverse a competirle la candidatura.
Sin embargo, en lo periodístico el proyecto cayó en una
crisis difícil de superar, ya que Fernando al meterse a la política,
comprometió toda la credibilidad y respeto que había ganado el periódico entre
los lectores y la sociedad vallartense, pues en adelante sería conocido como un
diario de corte panista que obedecía siempre y solamente a los intereses del
PAN y de lo que dijera el entonces alcalde González Corona.
Por cierto, fue el mismo Jesús Manuel Díaz Zurita quien
invitó a colaborar a Jorge Olmos a Tribuna
de la Bahía como reportero y columnista, pero Fernando González Corona fue
intolerante y soberbio como alcalde y dueño del diario, por lo que no soportó
críticas en su propio periódico y terminó ordenando el despido de Olmos,
anuncio que hizo en ese entonces (1995) el director Prócoro Hernández Oropeza.
Lo que son las cosas, 16 años después, en una junta que se
celebró en las instalaciones de Tribuna
de la Bahía este año, Zurita había hecho el comentario de que no entendía
cómo es que en su periódico hubo colaboradores como el “energúmeno de Jorge
Olmos” (como que se le olvidó que él fue el que nos invitó a colaborar al
diario).
UN CASO PATOLOGICO
Pero bueno, el tema central de esta columna es Jesús Manuel
Díaz Zurita, el periodista que se olvidó de serlo para convertirse en
funcionario público (como dice la reportera Martha Ramírez, se convirtió en lo
que tanto odiaba) gracias a que Fernando, su patrón, le inoculó el virus de la
política y le pidió que, primero fuera su coordinador de campaña y después su
secretario particular en la alcaldía de Puerto Vallarta.
En realidad Díaz Zurita estuvo muy poco tiempo como reportero
y columnista de Tribuna de la Bahía, sólo
cuatro o cinco años; ya que al igual que Fernando, también brincó a la función
pública hasta alcanzar un importante puesto en el gobierno federal al ser
nombrado delegado en Puerto Vallarta de la Secretaría del Medio Ambiente y
Recursos Naturales (Semarnat).
Fueron alrededor de 16 o 17 años los que Díaz Zurita estuvo
fuera del periodismo, y todo parecía indicar que ya no saldría de la función
pública y mucho menos que regresaría al oficio de la talacha periodística; pero
contra todos los pronósticos sí retornó al ser nombrado director de Tribuna de la Bahía el año pasado.
Su regreso estuvo lleno de especulaciones, se decía que el
retorno de Zurita obedecía a una estrategia política para impulsar la
candidatura de Eva Contreras de González Corona a la presidencia municipal,
cosa que fue desechada cuando Eva dijo que no competiría.
No fue Eva el proyecto que impulsó Díaz Zurita, pero sí, en
cambio se cargó por la candidatura del diputado Ramón Guerrero, mejor conocido
como El Mochilas, quien recibió todo
tipo de halagos en las columnas de Díaz Zurita, quien incluso se emocionó
tanto, casi, casi al punto del orgasmo, que cuando el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación le pidió al CEN del PAN que resolviera la
impugnación que El Mochilas había
hecho de la elección interna de Puerto Vallarta y que después el Comité
Ejecutivo del blanquiazul anuló, hizo que en la versión digital del periódico
se colocara el siguiente titular: “Tumban a Beto”.
Pero al igual que El
Mochilas, a Zurita el gozo se le fue al pozo cuando el CEN decidió que el
candidato a la alcaldía sería de todas formas Humberto Muñoz Vargas.
Fallidos sus esfuerzos por hacer de El Mochilas el candidato del PAN, Díaz Zurita descargó sus
frustraciones entre el personal de Tribuna
de la Bahía, aunque desde su llegada sacó la espada traicionera para
despedir a periodistas tan importantes –que ya tenían toda una vida ahí—como
Paco Quezada.
Sin el menor remordimiento, también corrió a una enferma Alma
Rábago, cuyo único sustento era el sueldo que le daba la empresa. Otro que cayó
víctima de las intrigas de Zurita, fue el reportero Javier Santos, actual
corresponsal del periódico La Jornada, esto sin contar a otros empleados de
distintas áreas que también puso de patitas en la calle.
Muchos dicen que Zurita se enfermó de poder y soberbia, que a
todos los veía como pendejos y que sólo él era un periodista chingón, por lo
que su carácter, casi psicótico lo descargó con todos y contra todos, al grado
de que la empresa empezó a caer y decaer, tanto que en materia financiera el
periódico ya operaba con números rojos, pero eso no le interesaba a Zurita,
quien pese a recibir un sueldo bastante abultado –de más de dos dígitos—le
preocupaba más el estado de salud de su perrito Napoleón, su fiel compañero que
más de una vez le jugó travesuras al copular en plena junta con otra mascota.
Para Zurita, todo terminó la semana pasada durante una junta
donde estuvieron David Rojo y Fernando González Corona. Dicen que Fernando le
gritó a Zurita, que lo humilló y que después el periodista veracruzano decidió
renunciar, lo que más bien sonó a un despido.
Entre el personal de Tribuna
hubo algarabía, ambiente de fiesta por la salida de Zurita, quien deberá
reflexionar qué fue lo que hizo mal y cómo en esta etapa de su vida bien le
valdría un cambio de actitud, porque los daños que dejó en el periódico son
muchos y a Fernando le va a costar mucho empezar desde cero.
INFORMACION
CLASIFICADA
UNA DE LAS REPORTERAS
MAS ACOSADAS POR ZURITA fue la jefa de información, Noemí Zamora Reynoso, quien tuvo que irse
unos meses al Tribuna de Los Cabos
porque ya no aguantaba a Jesús Manuel. Sin embargo, Noemí regresó y el acoso no
cesó, por el contrario, hubo días en que subió de tono.
OTRO QUE SUFRIÓ LOS
EMBATES DE ZURITA FUE PACO QUEZADA, a quien le comenzaron a censurar sus columnas hasta que de
plano ya no se las publicaron y terminó saliendo del periódico, él que era toda
una institución y respeto en Tribuna de
la Bahía.
EL VIERNES UNA UNIDAD
DE LA SECRETARIA DE MARINA ARMADA DE MEXICO sufrió una volcadura rumbo a La Estancia, pero
extrañamente la zona militar guardó silenció, negaron el hecho y ocultaron toda
la información a la prensa.
¿Qué fue lo qué pasó?
¿Un accidente o un ataque armado?
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