Por Jorge Olmos Contreras
Un calvario de pesadilla es el que vive un ciudadano
de Puerto Vallarta al confiar su patrimonio a la empresa KIA, a cuyos
ejecutivos les entregó la cantidad de 252 mil 500 pesos para la compra de un
vehículo y con una facilidad, con la que sólo actúan los delincuentes, lo
fraudearon, le quitaron el dinero y no le entregaron el automotor prometido, ni
mucho menos le regresaron el efectivo que les entregó a representantes de esta
compañía de origen coreano.
Jhonnatan Berny es la persona afectada por la firma
KIA Motors Puerto Vallarta, y cuyo gerente, Antonio de Jesús Herrera, grosero y
prepotente, y en una actitud irresponsable y deplorable, se deslindó de este
fraude y retó a los abogados de la víctima a que hicieran lo que quisieran,
incluso que demandaran a la empresa, pero que no les iba a regresar el dinero.
La historia de este fraude –impune hasta
ahorita—comenzó el jueves 27 de julio del presente año, cuando Jhonnatan Berny
acudió a las instalaciones de la KIA Vallarta con la intención de comprar un
automóvil último modelo. Para luego, le asignaron un atento y solícito asesor
de nombre Carlos Moedano (En la foto), quien le mostró las unidades disponibles
y le dio cita para las 17:00 horas para hacer la famosa prueba de manejo.
A Jhonnatan le gustó un coche Forte Sedan 2018 y en
ese le harían la prueba de manejo, para que viera que los carros de la KIA
tienen la tecnología de última generación y que son cómodos y duraderos, le
decían, en un clásico “coco wash” que tienen todos los vendedores con tal de
vender hasta hielo en el polo norte.
LA ENTREGA DEL
DINERO
A la hora citada llegó Jhonnatan; el carro ya estaba listo
y limpiecito para hacer la prueba de manejo, a la cual fue acompañado por
Carlos Moedano.
Al finalizar el examen, Jhonnatan se decidió por el Forte Sedan
y le comunicó al asesor que lo quería comprar. Moedano pidió al cliente pasar a
su oficina para realizar las cotizaciones de rigor; y el futuro comprador le
dijo al vendedor que si le podía dar el anticipo para agilizar la compraventa
del vehículo. Carlos Moedano le contestó que no había problema, que le podía
dar el efectivo para que su jefe viera que sí estaba interesado en adquirir el
carro.
En este punto, Jhonnatan le entregó 252 mil 500 pesos,
lo que representaba el 80 por ciento del valor del mueble, más seguro del auto
y las placas. Carlos Moedano le extendió un recibo provisional donde se indica
la cantidad entregada y recibida por el asesor de la KIA y los dos procedieron
a firmarlo y agendar nueva fecha para la entrega del automotor.
Como Jhonnatan quería un coche negro y no había, el ejecutivo
de la KIA le dijo que se iba a tardar una semana para localizar un auto de ese
color en otra agencia del país, aunque también le aclaró que como era fin de
mes, a lo mejor se tardarían un poco más en ubicar el carro.
Loco de contento, Jhonnatan regresó a la agencia el 28
de julio y se llevó sus últimos tres estados de cuenta bancaria y su
comprobante de domicilio para hacer el trámite del financiamiento del 20 por
ciento restante del valor del automotor. Revisaron los papeles, le agradecieron
y le dijeron que ellos le llamarían después.
Para el 02 de agosto, Carlos Moedano le envió mensajes
al cliente para informarle que no habían encontrado carros negros, pero que
había uno muy bonito en color tinto y hasta le envió una foto a su celular.
Jhonnatan estuvo de acuerdo y le comentó al asesor que estaba bien, que se
quedaba con el Forte en ese tono.
EL COCO WASH
A partir del 04 de agosto en que el cliente se
presentó otra vez en la agencia, comenzaron los problemas, ya que el asesor de
la KIA le informó que le regresaría el dinero porque aún seguía en espera de la
carta de confirmación de traspaso del carro tinto; y que si se desesperaba por
la tardanza iba a ser un lío sacar el efectivo de la caja.
Y así fue, le regresaron el dinero y el cliente, junto
con sus padres, contaron todo para ver que estaban bien las cuentas y proceder
a regresar el recibo.
Antes de retirarse, el asesor le comentó que su jefe le
acababa de avisar que ya estaba cargada la confirmación de traspaso y que solo
era cuestión de imprimir los formatos y la factura a su nombre y que cuando los
tuvieran, ellos pasarían a su casa para firmar el contrato y recoger el dinero.
A las 15:10 horas de ese mismo viernes 04 de agosto,
el asesor Carlos Moedano y un representante de la firma financiera que trabaja
para la KIA, llegaron a la casa de Jhonnatan en un vehículo oficial de la
agencia para agilizar los trámites.
Así las cosas, mientras el asesor de la Financiera le
entregaba los documentos al cliente para firmarlos, Carlos Moedano y los papás
de Jhonnatan contaron el dinero, recursos que finalmente le entregaron al
ejecutivo de la KIA para que éste a su vez les extendiera otro documento de
recibido que amparaba el monto entregado.
Le dijeron que no se preocupara, que el documento era un
recibo temporal y que llegando a la agencia meterían el dinero a la caja y le
mandarían una foto de la factura fiscal y que después se la anexarían con los
contratos el día que le entregaran el carro.
Se fueron a las 15:30 y a las 16:38 horas, entró un
mensaje al celular del comprador donde el asesor le pidió una foto de su
licencia, cosa que hizo de inmediato.
EL CAMINO DEL
FRAUDE
Y aquí es donde comienza la pesadilla para el cliente,
ya que no supo nada de Carlos Moedano ni de su carro, sino tres días después,
el 07 de agosto y en las peores condiciones, ya que este asesor de la KIA le
pidió a Jhonnatan que se presentara en la Agencia, que era urgente.
Una vez en la KIA, le informaron a Jhonnatan que no le
podían entregar el dinero, que porque habían sido asaltados el mismo viernes
después de que se retiraron de la casa del cliente. Y que no le habían dicho
nada, que porque el gerente de la empresa, Antonio de Jesús Herrera, así lo
había decidido.
Alarmado, el cliente le preguntó a Carlos Moedano que
entonces qué pasaría con el dinero o la entrega del carro –que estaba
programada para el martes 08 de agosto a las 17:00 horas—y le respondió que su
gerente le había dicho que ellos (la KIA) no se iban a hacer responsables del
dinero, que porque él (el gerente) no estaba seguro de que el efectivo fuera en
la camioneta.
Para esto, Jhonnatan, ya indignado con el trato y
tantas mentiras, pidió hablar con el gerente para expresarle su inconformidad y
por qué no respondían por el carro que había comprado, si él, como cliente, les
entregó el dinero a los ejecutivos de la empresa.
COMO UN PORTAZO
EN LA NARIZ
Lejos de recibir una respuesta positiva y amable,
Jhonnatan sintió como si le hubieran dado un portazo en la nariz, ya que el
susodicho gerente, en una pose de soberbia e irresponsabilidad, le dijo que, si
él era el afectado, que pusiera una denuncia ante las autoridades correspondientes,
porque él no se haría responsable del dinero, ya que, reiteró, “ese dinero
nunca entró a la caja de la concesionaria”.
Sin embargo, el cliente le informó al gerente que
contaba con un recibo que le dieron los ejecutivos de la KIA y, de inmediato
Antonio de Jesús Herrera entró en cólera, se enojó y le gritó a Jhonnatan que
él no debería tener ese documento, que porque el dinero nunca fue ingresado y
que ese recibo para él “no era válido”.
Todavía más indignante, el gerente de la KIA retó a
Jhonnatan para que contratara un abogado, ya que ellos primero se preocuparían
por su vehículo, que era lo primordial para ellos y que el dinero de Jhonnatan era
secundario.
El cliente le recordó al gerente que sus empleados
habían ido hasta su casa por el dinero en un vehículo oficial de la KIA (de lo
cual existen pruebas gráficas que acompañan esta nota) y uniforme con logos de
la empresa y en horas de trabajo, y que era bastante extraño que él como
gerente no estuviera enterado de eso.
Todavía más descarado, el gerente respondió que, en
efecto, él no sabía nada de que ellos habían ido a la casa del cliente en un
carro de la KIA.
SUEÑO TRUNCADO
Jhonnatan, un joven que ahorró el dinero y hasta pidió
prestado para juntar una cantidad con la cual poder comprar un automóvil nuevo,
se retiró del lugar con esa impotencia que da saber que te han robado,
defraudado, humillado y que todavía se burlaron de ti y que prácticamente te
echan de la agencia sin darte una solución, ni resolver un problema originado
por ellos.
Desde luego, el muchacho comenzó a buscar asesoría
legal y contrató a unos abogados que, todavía en un plan conciliatorio fueron
el 08 de agosto a la KIA para expresarle al gerente que la empresa se tenía que
hacer responsable del dinero de su cliente, ya que a Jhonnatan no le robaron el
dinero, sino a sus trabajadores, y que ellos como compañía seria,
concesionaria, de venta de automotores, deberían de respaldar a sus empleados.
Pero el gerente se montó en su macho, y siempre en una
pose de soberbia, les dijo que, si tenían alguna queja que procedieran a
demandar a la empresa o a los empleados, porque él no llegaría a ningún acuerdo
con la contraparte y que, si contaban con el recibo, que lo usaran como prueba
para la denuncia.
Los abogados le recordaron que para ellos eso era un
fraude, el que no se hicieran responsables del dinero, porque entonces qué
garantía les daban a sus clientes de resguardar su capital. Y ya en tono
molesto, Antonio de Jesús Herrera espetó que lo que fueran a hacer, lo hicieran
de manera legal y que se fueran (casi, casi que se largaran) de la agencia.
LOS COMPLICES
Después, Jhonnatan buscó a Carlos Moedano para ver si
le daba una copia del contrato que firmaron, pero que, al tratar de
conseguirla, el gerente lo vio y le dijo que ya no se metiera en problemas (que
no se la diera pues) que los abogados de la KIA ya estaban en eso y que no se
hablaría más del tema.
También le pidió al asesor de la Financiera, un tal
Guillermo, que le diera una copia y éste le contestó que los documentos,
después del robo sufrido, se los entregó a la gerente de créditos de la KIA
Vallarta, una tal Ingrid Macías, quien a su vez dijo que ella nunca tuvo en sus
manos los papeles, que porque la empresa se los entregó a los abogados de la
KIA después del hurto; es decir, todos se echaron la bolita y todos se
encubrieron.
Los abogados de Jhonnatan no se quedaron con los
brazos cruzados y procedieron a denunciar a la KIA por fraude, un delito
patrimonial que es punible, cuya Carpeta de Investigación está por integrarse y
se le dará seguimiento hasta sus últimas consecuencias.
Como se recordará, los medios de comunicación
manejaron por esos días que unos empleados de la KIA que llevaban un dinero a
depositar al banco fueron asaltados en un Oxxo que está por Fluvial Vallarta.
Que cuando iban al banco, al conductor de la camioneta,
con logos de la KIA, le dio sed, que se aparcó en el Oxxo y que se bajó a
comprar una bebida, mientras el copiloto se quedó en el vehículo. Que entonces llegó
por un lado un sujeto armado con un cuchillo, quien le exigió que le entregara
el dinero, recursos que son los que ahora no le quieren regresar al cliente
Jhonnatan Berny Uribe Santoyo.
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