Por Jorge Olmos Contreras
Oficiales que pertenecen a la Fuerza Única Regional
(FUR) de la Policía Estatal, se involucraron la tarde del pasado miércoles en
un hecho ilegal, al coadyuvar a sustraer una niña de cuatro años de los brazos
de su padre, que se encontraba comiendo en el Burguer King de Las Glorias y,
además agredieron y hostigaron por más de dos horas al progenitor de la menor,
de nombre Osvaldo Arciniega Calzada, que se tuvo que refugiar en la tienda
conocida como Office Depot para que no le hicieran daño.
El presente, es un caso donde se involucran policías
para presionar y amedrentar a un padre de familia, que lo único que hizo fue
proteger a su hija, debido a que la madre de ésta amenazaba con suicidarse en
días pasados.
La historia se deriva de una simple disputa legal por
la custodia legal de la niña, entre dos personas, hombre y mujer, que ya no
podían sostener una relación y donde el varón observó signos alarmantes de su
ex pareja, en el sentido de una grave crisis emocional, al grado de que la
fémina amenazaba constantemente con irse del hogar o en su caso, terminar con
su vida.
Las cosas se pusieron más tensas el miércoles 12 de
abril, ya que Osvaldo atendió la invitación de unos familiares que estaban de
vacaciones en Vallarta, se fue desde las 17:00 horas y llegó a su casa como a
las 23:00, sólo para encontrar a una mujer enfurecida, celosa y posesiva por su
ausencia, y que amenazaba con suicidarse ese mismo día a las 6:00 de la mañana.
EL “APOYO” DE LA PATRULLA DE
VIOLENCIA INTRAFAMILIAR
Ante ello, Osvaldo Arciniega, reportó ese mismo día a
la Comisaría de Seguridad Pública, básicamente a la patrulla de Violencia Intrafamiliar,
la situación emocional de su entonces pareja. Los oficiales municipales
acudieron a las 3:40 de la mañana al domicilio de los concubinos, y sólo los
tranquilizaron, les pidieron que se durmieran y que por la mañana las cosas
estarían bien, según les dijeron.
Sin embargo, la ex pareja de Osvaldo, de nombre
Miriam, cada vez estaba peor y le reiteró que a las 6:00 de la mañana, saldría a
la calle y se tiraría de un puente para terminar con su vida.
Osvaldo Arciniega, preocupado ante el temor fundado de
que la muchacha se fuera a hacer daño, agrediera a la niña o a él mientras
dormía, decidió salir del hogar y llevarse a su hija envuelta en una sábana, en
hechos ocurridos ese mismo miércoles 12 de abril.
Poco antes, todavía cuando estaban en casa y temeroso
de que Miriam se fuera a hacer daño y luego lo culparan a él, decidió llamar a
sus padres que viven en la ciudad de México, para que vinieran a ver la
situación. En la charla telefónica, Miriam gritaba que Osvaldo se quería llevar
a la niña, que se la quería quitar pues, lo cual, afirma el muchacho “yo sólo
quería proteger a mi hija”.
LAS RECAÍDAS DE MIRIAM
Por la misma vía telefónica, Osvaldo de plano le dijo
a su entonces suegro, de nombre Fernando Canales, que ya no quería seguir con
su hija, que cada vez se agudizaban más sus problemas de altas y bajas
emocionales con sus consecuentes recaídas, y le comentó que, incluso, ella
había amenazado con suicidarse y con hacerle daño a la menor –hecho que la
misma Miriam reconoció en la llamada que le hizo a su padre--, por lo que le
avisó que demandaría la custodia de la niña ante un juzgado civil local.
Osvaldo también le recordó al suegro que a Miriam la
habían llevado con un neurólogo y que le había detectado cierta anomalía
cerebral, para lo cual le daba un medicamento muy fuerte que casi, casi la
desmayaba.
Sin embargo, el suegro tomó a mal que Osvaldo tratara
de demandar la custodia de la niña; le recordó que su hija tenía derechos por
ser la mamá, y que él, como abuelo, también los tenía. De hecho, le recordó a
Osvaldo que le hablaría al tío de Miriam, un presunto mando de la Policía
Federal con sede en Bahía de Banderas “para que viera que su hija no estaba
sola”.
Alarmado, Osvaldo comenzó a buscar un abogado para
empezar la querella por la custodia de la niña, “pues la relación con mi ex
pareja ya era insostenible”. El escrito quedó ese mismo día, pero las pruebas
no las pudo conseguir debido a los días festivos, por lo que la demanda se presentó
el día lunes 17 de abril, bajo el expediente 308/2017, en el Juzgado Tercero de
lo Civil.
LA PESADILLA
Pasaron cuatro días y Osvaldo no había tenido
comunicación con su ex pareja, pero supo que sus padres estaban en la ciudad
por conocidos que viven en el mismo fraccionamiento. El suegro se puso en
contacto con él, el día miércoles 19, y le pidió que se vieran para platicar y
ver a la niña.
Osvaldo escogió el Burger King de Las Glorias y ahí
comenzó su peor pesadilla, pues a la cita, programada a las 15:00 horas,
llegaron su ex suegro y su ex pareja, mientras que él llevó a su mamá –que antes
cuidaba tres días a la semana a la niña--, pero al llegar al lugar, notó la
presencia de una camioneta negra con vidrios polarizados que estaba a las
afueras del restaurante de comida rápida.
Su miedo fue subiendo de grado cuando vio que ni el
señor Fernando Canales ni su hija pedían nada para comer, incluso Miriam ni
siquiera volteaba a ver la cara de Osvaldo. En un momento, que fue muy rápido,
él se paró al área de cajas para ordenar comida, pero de reojo vio cómo salió
corriendo la muchacha con su hija en brazos.
El también salió corriendo, pero afuera, la camioneta
negra le obstruía su carro, sólo vio cómo Miriam se subió a un Sentra Rojo –en el
que antes había llegado el suegro—que salió rechinando llantas, por lo que
rápido se fue al otro carril del estacionamiento de Office Depot para que no se
llevaran a la niña, pero el carro era manejado por un hombre de pelo corto, que
no detuvo la marcha, sino que aceleró más, con la intención de arrollar a
Osvaldo.
ENTRAN EN ESCENA LOS ESTATALES
Después volteó hacía donde estaba la troca oscura, y
pudo ver cómo se subían a la parte trasera, en la caja, tanto su ex suegro como
su ex cuñado, los alcanzó y al querer también subirse a la camioneta para
reclamar por qué se habían llevado a su hija, fue recibido por dos puñetazos
que le propinó Fernando Canales.
De inmediato, se abrieron las portezuelas de la pick
up negra, y de ahí descendieron dos policías estatales. Uno de ellos (se
observa en la foto) lo quiso tranquilizar de forma burlona, y después lo
agredió, al grado de someterlo por la camisa y quitársela a la fuerza, pero en
eso llegó la mamá de Osvaldo (una señora ya grande y que mide 1.50 de estatura)
y se interpuso entre los dos hombres, momento en que aprovechó el joven para
zafarse y correr a refugiarse a Office Depot, donde el encargado de seguridad
le pedía que se fuera, ya que no tenía playera y no podía estar así en la
tienda, pero Osvaldo le suplicó que lo dejara ahí, que momentos antes le habían
quitado a su hija, y sólo así lo dejaron permanecer dentro.
El policía estatal siguió a Osvaldo, le exigía que
saliera, pero el asustado joven optó por marcar al 911 y pedir auxilio a la
policía municipal, pero sólo llegó una patrulla, la 304, cuyo oficial también
le pedía que se saliera de la tienda para arreglar las cosas, pero como no salió,
se fueron minutos más tarde, sin querer siquiera levantar un parte de lesiones,
por los golpes que había recibido y los jalones del oficial de la FUR.
Sin embargo, el acoso de los policías estatales
continuó por más de dos horas en el mismo lugar, de hecho, llegaron más
patrullas de la Fuerza Única para apoyar a sus compañeros que iban en la
camioneta negra (unidad sin número económico ni escudo de la FUR) y el oficial
que aparece en la foto, trató de quitarle el celular a Osvaldo a manotazos, y
como antes les tomó fotos a las placas de la troca, le dijo que, por sólo ese
hecho, lo iba a detener.
LA SALIDA DE OFFICE DEPOT
Patrullas de la FUR iban y venían, pero Osvaldo
aguantó el acoso, se quedó hasta las 21:00 hora en Office Depot y como pudo le
llamó a un amigo (pues no encontraba a ningún familiar), que se ofreció a ir
por él en otra camioneta, que estacionó justo en la puerta de la tienda para
subir rápidamente y salir de ahí.
“Tuve mucho miedo de que nos siguieran y nos sembraran
algo como acostumbran, incluso mi carro lo revisaron de arriba abajo y ahorita
temo que me vayan a hacer algo, pues es claro que mi ex suegro le pidió el
favor al tío de Miriam (al policía federal de Bahía de Banderas) para que éste
a la vez les pidiera apoyo a los policías estatales”.
“Me refugié en la casa de una vieja amiga, y aquí
estoy, asustado, sin salir, no puedo ir a la vivienda de ninguno de mis amigos,
porque mi ex pareja sabe los domicilios y temo que me quieran dañar, como ya
trataron de hacerlo el miércoles, el día que me aventaron el carro y por poco
me impacta, ahorita estaría muerto o lesionado”, comenta.
El de Osvaldo Arciniega Calzada, es un caso más de
acoso policial y de abuso de autoridad, ya que no conformes por todo lo que le
hicieron ese día, todavía llegó a sus manos un citatorio de la Agencia del
Ministerio Público de Delitos Sexuales y Violencia Familiar de la Fiscalía
Regional Costa Norte –firmado por la titular, Elizabeth Rosales Ochoa—para que
se presentara a las 18:30 del mismo miércoles 19 de abril (el día de los hechos
en que fue acosado por policías del Estado), debido a la integración de una
Carpeta de Investigación que se abrió en su contra, con el número 1994/2017.
Desde luego, no acudió a la cita porque no sabía del
citatorio (se lo entregaron a un hermano de él que trabaja en el centro, ya que
Miriam sabía dónde encontrarlo) y porque en ese momento estaba en calidad de
refugiado en Office Depot.
Es bastante extraño que el mismo día que le arrebatan
a su hija con ayuda de los policías estatales, sea el mismo día en que elaboran
una cédula citatoria en la fiscalía.
TEMOR FUNDADO
Osvaldo tiene miedo, no sabe de qué se le acusa, y
tiene temor fundado de que el influyente padre de su ex pareja, Fernando
Canales, haya pedido más favores para tratar de hundirlo y le inventen algún
delito, “sólo por tratar de defender a mi hija de una mujer que no está bien
emocionalmente”.
“Si ya movieron a su favor a elementos de la Fuerza
Única, pueden hacer lo que sea”, externa angustiado.
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