Por Jorge Olmos
Contreras
Como presidente municipal y anfitrión en la toma de protesta
de la Comisión Operativa del Movimiento Ciudadano en Guadalajara, Enrique
Alfaro Ramírez mostró músculo, toda vez que tuvo una amplia convocatoria –alrededor
de 35 mil personas en la explanada del Hospicio Cabañas—y por unos momentos
olvidó el trago amargo que significó la revelación mediática de su relación con
el presunto operador financiero del narco, Sergio Kurt Smith Sandoval.
Enrique Alfaro asegura que el MC en Jalisco será el partido
que va a inclinar la balanza en la próxima elección presidencial, y quizá tenga
razón, sobre todo si el número de seguidores del Movimiento Ciudadano sigue
creciendo exponencialmente y si continúa la desbandada de priistas y panistas
hacía las filas naranjas.
Sin embargo, el golpe que le propinaron –acaso debidamente
planeado desde las altas esferas del poder—puede hacerles un boquete muy grande
a sus aspiraciones, en caso de que salgan más datos que lo asocien de forma
directa con los intereses de Smith Sandoval.
El hecho de que el hijo de este personaje estuviera
trabajando en el Ayuntamiento de Guadalajara, en una oficina que depende
directamente del jefe de gabinete, Hugo Luna, es un hecho tangible, un dato
duro de que, entre los máximos dirigentes del MC y personajes ligados al narco,
hay más que una simple relación “espontánea”.
CUANDO NO LLUEVE, TE
LLOVIZNA
Pero cuando no llueve, te llovizna, reza un dicho popular. Y
este fue el caso de Enrique Alfaro, ya que apenas comenzaba la tormenta del
llamado caso Smith Sandoval, y un relámpago en el cielo descubrió que también
este hijo de Kurt Sandoval laboraba en el Ayuntamiento de Tlajomulco de Zúñiga
en los tiempos en que lo presidía el propio Alfaro, lo que nos dice que esa
relación es más añeja, ya que, además, una hermana del sujeto que ahora acusan
de ser un operador financiero de un grupo criminal, le rentaba unas oficinas al
MC.
Hay que reconocer el valor de Enrique Alfaro para responder
en sus cuentas en las redes sociales a todas las personas que de forma decente
le cuestionaron estas relaciones peligrosas. Antes, ningún alcalde había hecho
esto, y el líder moral del MC en Jalisco sí lo ha hecho, aunque no por ello
haya despejado por completo las dudas de su cercanía –y la de sus principales
colaboradores—con Sergio Kurt.
Para el MC y para el mismo Enrique Alfaro, es bueno que este
golpe haya llegado en estos momentos y no en plena campaña política –cuando sea
seguro candidato naranja a la gubernatura—ya que le deja un amplio margen de
maniobra para recapacitar y ordenar la casa.
Y es que la soberbia es el pecado capital favorito de Enrique
Alfaro, y es en este punto en donde tendrá que reflexionar y dejar de lado el
odio que le tiene a algunos medios de comunicación, a los que culpa del ataque
mediático que lo puso en la picota nacional durante toda una semana.
EL DESCUIDO
Enrique Alfaro ha dejado el manejo de su imagen
exclusivamente a dos empresas, Euzen y la Covacha, a las que les ha entregado
contratos por casi 10 millones de pesos surgidos de las arcas municipales del
Ayuntamiento tapatío, pero ha descuidado su relación con la mayoría de los
medios.
Por eso, al momento de surgir una crisis como la de su relación
con un presunto operador financiero del narco, estas empresas que cobran mucho
dinero público, exhiben sus debilidades, se empequeñecen ante el problema y no
saben cómo operar y sacar de la crisis al alcalde, pues adolecen de un manejo
profesional de medios de comunicación.
Estamos a tiempo de que Enrique Alfaro haga un alto en el
camino, se desprenda de esa soberbia que lo acompaña a todas partes, deje de
responsabilizar de sus males a la prensa y se erija como un auténtico líder,
como la persona que esté dispuesta a ser diferente y no a caer en
fundamentalismos ridículos.
Y es que, al no observarse un pequeño grado de humildad de su
parte, Enrique Alfaro cae en lo mismo que tanto crítica, se convierte en el político
vacuo, prepotente, sin ideas, de esos que ya no queremos, de esos que la gente
ya está harta.
La soberbia es muy peligrosa para cualquier político, máxime
para un líder al que siguen miles de personas, ya que suele ser contagiosa.
EL CASO VALLARTA
En Puerto Vallarta, por ejemplo, hay una regidora que peca de
lo mismo –oportunista y advenediza ella--, que no tiene la más mínima humildad
al dirigirse a la gente, a los medios e incluso a sus propios compañeros.
Es una regidora naranja que suele decir que el alcalde Arturo
Dávalos no sabe operar, que es un tonto, un menso, un rabo verde, que le quedó
grande la silla, y otros adjetivos que sólo le abonan animadversión a esta
edil; que piensa que, por conocer a Dante Delgado, a Enrique Alfaro y a toda su
recua como Ismael del Toro, Enrique Ibarra y Hugo Luna, puede despotricar
contra el presidente municipal y contra sus compañeros regidores en la más
absoluta impunidad política.
La mejor manera de equivocar el camino –sobre todo cuando se
tienen aspiraciones y presumir que ya se tiene amarrada la candidatura a la diputación
federal—por parte de un regidor, es armar conspiraciones estériles contra el
presidente municipal; convocar reuniones en lo oscurito, prestar la casa para
confabular y tratar de boicotear las decisiones del alcalde. Y no sólo eso,
también asociarse con empresarios banales para golpear al gobierno municipal.
Es la misma soberbia la que lleva a la ruina a algunos
políticos, y esta regidora a la que nos referimos no tarda en caer en su propia
telaraña, por no entender que debe hacer equipo con la gente de su propio
partido; con las personas que le dieron la oportunidad –por encima de otras—de llegar
al Cabildo. No entiende, que, por estas mismas razones, se está quedando cada
vez más sola.
Y no, no nos referimos a Magaly Fregoso, sino a otra regidora
que no ha terminado por aprender de la política, que cree que sigue en la grilla
barata de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), o que desde un
antro puede controlar a todo un Ayuntamiento, como si se tratara de regentear
edecanes.
Por ello insistimos, Alfaro está muy a tiempo, y la regidora
de Vallarta, también.
Digan adiós a la soberbia, que nada les cuesta, sólo un
cambio de actitud.
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