Por Jorge
Olmos Contreras
Mientras el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) sufre una de sus peores escisiones en Puerto Vallarta y no
se vislumbran nuevos cuadros, ni mucho menos una generación joven que pueda ser
competitiva en los próximos procesos electorales, el gobernador Jorge
Aristóteles Sandoval –que se supone es el líder del priismo jalisciense—se
muestra indiferente, ausente, apático y hasta negligente con el partido que lo
llevó al poder, al no poner orden en el desorden; al dejar a su instituto
político a la deriva y permitir que todos se pongan en contra de todos,
generando así sólo anarquía política y un caos que deja a los priistas
totalmente descobijados y listos para volver a perder.
Esto, al menos en Puerto Vallarta,
donde no hay un proyecto político claro y donde comienzan a huir del
Revolucionario Institucional algunos actores que, si bien no representan un
clientelismo electoral importante, sí crean un ambiente de incertidumbre y
confusión al abandonar las filas del otrora poderoso partido.
Muchos son simples Ícaros que creen
que pueden volar cerca del sol sin que la cera de sus alas se derrita.
Personajes como Tito Yerena,
Heriberto Sánchez Ruiz, Máximo Martínez, Manuel Galindo Nolasco o incluso
Francisco Hernández, mejor conocido como “El Chuletas”, no tienen el peso
político suficiente como para inquietar a nadie. Si acaso Tito y el Doctor
Chapulín –léase Heriberto Sánchez—pueden generar algún temor en una elección
cerrada, sobre todo porque tienen esa cualidad única de ser engañabobos y
porque se doctoraron en “alta traición”, pero en el fondo están más quemados
que un carbón.
ESTAFADORES
DE MASAS
Ellos son simples veletas que un día
se pintan de amarillo y luego regresan al PRI; que lo mismo les da jugar con el
PRD o con el PRI; o buscan nuevas oportunidades para afiliarse a un nuevo
partido, el fin es allegarse recursos públicos y buscar una regiduría, o ya de
menos venderse al mejor postor y vender caro su amor con el cuento de que ellos
pueden inclinar los comicios a favor de tal o cual partido político.
Son eso, mercaderes de la política,
estafadores de masas (pequeñas, medianas o grandes) que, no se detienen por
nada ni ante nada con tal de aumentar su cartera política, incluso se atreven a
regalar hasta dulces chinos a los niños de escasos recursos, sin importar poner
en riesgo la salud de los infantes, ellos sólo quieren aparecer en la foto y
seguir “cosechando triunfos”.
Pero hay otros –menos inteligentes-- que
piensan que si se van de su partido van a conseguir la gloria, que les van a
ofrecer dinero o algún cargo público con tal de que no se vayan. Son los que
pecan de estultos y que creen que mueven masas, como Máximo Martínez Aguirre,
que el día que anunció que se iba del PRI sólo provocó una sonora carcajada en
muchas personas.
O como Manuel Galindo Nolasco, que no
tiene la más remota posibilidad de juntar 100 votos en caso de querer ser
candidato independiente, es más, no ganaría ni el CBTIS, donde es profesor de
tiempo completo.
LOS
ILUSOS
O ilusos como “El Chuletas”, un
personaje nefasto que sólo ha robado todo lo que puede cuando ha estado en
algún cargo público. O si no, que les pregunten a los agentes de tránsito cómo
los hacían “morder” a todo el que se dejara, por órdenes del ahora ex priista
Francisco Hernández.
En este escenario, los priistas están
metidos en un túnel del tiempo, y los pocos que alcanzan a sacar la cabeza son
golpeados, humillados y defenestrados por sus propios compañeros, sin que el
gobernador venga y ponga orden. Jorge Aristóteles está más preocupado en amasar
una fortuna y colocar sus próximos diputados plurinominales par que le cuiden
la espalda, que en distraerse por cosas insignificantes como los priistas
vallartenses.
De esta manera, hemos visto cómo se
han ido aglutinando grupos en contra de proyectos políticos diferentes en un
maremágnum de todos contra todos. Un día podemos ver cómo la tendencia es
golpear y hacer tropezar al Director del Seapal, César Abarca, y el otro día se
lanzan contra Roberto Gutiérrez, el actual Director del Instituto Tecnológico.
A esto hay que sumarle la pobre
inquietud del regidor Andrés González Palomera, quien todavía cree en los cuentos
de Hadas y piensa que puede volver a ser candidato del PRI en el 2018. Nada más
alejado de la realidad, el edil ya no resucita, aunque Vallarta se quedara sin
panistas ni emecistas.
LA
CAÍDA DEL “HALCÓN”
En este contexto de guerras y
divisiones intestinas, fue como se dio el relevo en la Delegación Regional de
Servicios Educativos, la DERSE, donde fue destituido de manera vergonzosa el
profesor Roberto Palomera, quien nunca fue del agrado del obeso secretario de
educación en Jalisco, Francisco Ayón, quien ya lo tenía en la mira desde hace
tiempo.
Con una visión política muy por los
suelos, Roberto Palomera pensó que podría ser candidato del PRI a la
presidencia municipal. Comenzó a tejer su telaraña, hacía eventos con recursos
públicos, prestaba las instalaciones de la DERSE para actos políticos y otros
pecadillos, pero al final quedó atrapado en su propia trampa, cuando quiso
salir de ella, ya estaba en el punto del no retorno.
Y como dice el tonadito ese del
comercial de televisión: Toca, te toca, ya te toca. Y pues ándeles que le tocó
cuando menos lo esperaba y de quien menos esperaba, pues dicen que le dolió
hasta el tuétano que lo hayan corrido para poner en su lugar a Teresita
González Córdova, la hija de Gustavo González Villaseñor.
Roberto Palomera no supo leer los
mensajes de los tiempos políticos ni respetar las reglas no escritas del
sistema priista, toda vez que se unió a un grupo que podemos llamar Todos
Unidos contra César Abarca, y terminó de patitas en la calle. Pero no por César
Abarca, sino por su propia imprudencia política.
LOS
PERVERSOS
Hoy, son otros –hermanos ellos—los
que mueven los hilos para que el PRI pierda la próxima contienda y tener de
regreso a uno de los dos como candidato a presidente municipal en el 2021.
Desde luego, nos referimos a los
hermanos González Reséndiz, que meten la mano en todos los asuntos –con la
vista gorda del gobernador—para desestabilizar cualquier proyecto político
donde ellos no lleven mano.
Son tan despreciables cuando se
refieren a sus compañeros priistas, que Rafael González Reséndiz presume en
pláticas de café y de cantina, que Gustavo González Villaseñor –el presidente
de su partido—es su mejor vendedor de casas.
Resulta que por allá en Ixtapa Rafael
González Reséndiz construye un pequeño fraccionamiento, y que Gustavo es su
agente inmobiliario, su bróker de bienes raíces pues.
Pero bueno, se les olvida que las
circunstancias políticas pueden ser otras de aquí al 2018 y de aquí al 2021.
Mientras tanto, urge que el
gobernador venga a poner orden, no a ser cómplice de los perversos hermanitos.
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