Por Jorge Olmos Contreras
De carácter explosivo, pero pequeño y
reducido a un nivel muy inferior, el rector del Centro Universitario de la
Costa (CUC) de la Universidad de Guadalajara –el mismo que mantiene a sus hijos
en la nómina de la máxima casa de estudios de Jalisco--, Marco Antonio Cortés
Guardado convocó a una tenida (como la de los masones) el fin de semana para
confeccionar un ataque contra el alcalde de Vallarta, Arturo Dávalos Peña, por
haber “exhibido” a la Universidad ante la falta de licencia de remodelación del
edificio de la antigua preparatoria regional “Ignacio Jacobo”, donde operará la
próxima escuela de gastronomía.
Intolerante, muy intolerante, Cortés
Guardado reunió a un grupo de “notables” dentro de la Universidad para armar un
comunicado de prensa, donde se estableciera la postura del CUC con respecto a
la escuela de gastronomía y donde se respondiera punto por punto las declaraciones
que días antes había hecho el presidente municipal en medios de comunicación.
Pidió a su equipo que elaborara el
boletín informativo –ya que él es incapaz de hacerlo por mano propia—y que le
llevaran el borrador hasta su oficina para revisarlo y firmarlo. El escrito
tuvo que ser rechazado varias veces por el contenido diplomático e
institucional del mismo.
A Marco Antonio Cortés Guardado le
molestó mucho –casi, casi a punto del infarto—que el comunicado fuera
respetuoso y tibio. No quería eso. El contenido tenía que ser fuerte, agresivo,
duro, para poner en su lugar al alcalde Arturo Dávalos.
Finalmente aprobó el documento, pues
le gustó la parte donde el CUC le dice en reiteradas ocasiones ignorante al
presidente municipal.
LA
EUFORIA DEL RECTOR
Estaba tan eufórico Marco Antonio
Cortés –que no reparó en las fallas de su boletín de prensa--, toda vez que en
el mismo escrito reconocen que la Universidad no tenía (ni tiene) licencia de
remodelación y o ampliación para la escuela de gastronomía, es decir, aceptan
que violaron los reglamentos municipales, que prefirieron aplicar la máxima
popular que dice “más vale pedir perdón, que pedir permiso”.
Que el trámite para obtener dicho
permiso lo comenzaron apenas el 26 de mayo, hace cuatro días (dos si tomamos en
cuenta que se atravesó el fin de semana), pero desde antes ya estaban los
trabajos de remodelación en la ex preparatoria regional.
Pero no sólo eso sucede con este lamentable
comunicado, sino que, por su tono en el escrito, Cortés Guardado pretende
erigirse en el jefe máximo de Puerto Vallarta, con facultades para ordenarle al
presidente municipal qué hacer y qué no hacer con respecto a obras públicas que
son para el beneficio de los ciudadanos todos, no de un solo grupo.
Él o los asesores del rector del CUC
caen en ambigüedades tan burdas como el pretender confundir a la opinión
pública sobre la ausencia de la licencia de construcción, ya que indican que la
Universidad no le ha pedido presupuesto al Ayuntamiento para la construcción de
dicha escuela. Como si esto fuera un impedimento para cumplir con leyes y
reglamentos de aplicación municipal.
El CUC, como cualquier otra institución
educativa, está obligado a solicitar permisos y licencias correspondientes si
van a edificar, remodelar o ampliar un edificio escolar. No debe el rector
recurrir al chantaje para pasar por alto la ley y los reglamentos.
CON
EL HIGADO POR DELANTE
Si Marco Antonio Cortés no tuviera
animadversión por el actual gobierno municipal –recuerden que en el CUC no
querían que Arturo Dávalos ganara las elecciones municipales--, hubiera sido
muy sencillo someter al pleno del Ayuntamiento un punto de acuerdo para eximir a
la Universidad de un requisito de esta naturaleza o de posponer su autorización
por la premura de los trabajos y la importancia de la escuela de gastronomía.
Sin embargo, al rector le ganó el
hígado y decidió confrontarse con el presidente municipal, que muy respetuoso
por su parte, no ha caído en el juego de Cortés Guardado y su grupo de “notables”,
que lo tildan de ignorante una y otra vez en su documento de “Aclaraciones”
enviado ayer a diferentes medios de comunicación.
Con un “el alcalde parece ignorar”,
el comunicado del CUC no parece provenir de una institución seria como lo es la
Universidad de Guadalajara, sino por un grupúsculo que se ha apoderado de la
máxima casa de estudios y al que lo mismo le da ofender y descalificar a un
presidente municipal, que de amenazar con recursos legales si se construye un
puente en la calle lateral de la ex prepa regional.
El escrito “aclaratorio” del CUC es
además irreverente, al burlarse del proyecto de una plazoleta que pretendía
construir el Ayuntamiento al lado de la escuela de gastronomía desde la administración
pasada, toda vez que en el párrafo nueve indican lo siguiente: “La Universidad
de Guadalajara está en su derecho de defender ese ingreso, y hará uso de todos
los instrumentos legales que existen; no para reclamar la construcción de la
plazoleta (si el Alcalde no le ve beneficio a la misma, es su problema), sino
para que se baje la altura del puente y se evite la elevación de la calle”.
NI
CONSTRUCTIVOS, NI RESPETUOSOS
Ignora Cortés Guardado –recuerden que
no le gusta Vallarta, al igual que su ex secretaria administrativa, Gloria Angélica
Hernández Obledo—que al lado de esa calle corre el canal de la vena Santa
María, y que varias veces (en temporada de lluvias) se ha desbordado, por lo
que bajar el puente de nivel sólo pondría en riesgo a los estudiantes y a las
personas que a diario usan este paso cuando se desbordan las aguas.
Pero bueno, el comunicado del CUC –que
insistimos, fue elaborado entre un grupo de “notables”—cae en aberraciones como
el pedir un diálogo respetuoso y constructivo; y en la práctica están haciendo precisamente
esto, ser irrespetuosos y en lo absoluto constructivos.
Por si esto fuera poco, afirman que
no les interesa (a los del CUC) ventilar diferencias; y al enviar este escrito
aclaratorio a los medios de comunicación están haciendo justo esto, ventilando
lo que ellos sienten son sus desacuerdos con la autoridad municipal.
No es la primera vez que Cortés
Guardado pide a sus colaboradores que hagan un boletín de prensa golpeador, ya
que, al principio del gobierno de Arturo Dávalos, le ordenó al conductor de
Radio Universidad, Alán Yamil Hinojosa, que escribiera un documento de esta
naturaleza, en donde pusiera énfasis en la ignorancia del alcalde por el asunto
del Atlas de Riesgos de Vallarta.
Por cierto, cuando le cuestionaron al
rector el tono de dicho boletín, habría afirmado que todo fue responsabilidad
de Alan Yamil, a quien culpó del escrito. Después se supo que le exigió al
reportero que hiciera algo fuerte contra el alcalde. A raíz de ese boletín,
Alan fue relegado por el propio rector, hasta su salida del área de
vinculación.
Hoy la historia se repite.
Esperemos que Marco Antonio Cortés no
le vaya a echar la culpa a los muchachos de Radio Universidad por el contenido
de sus “aclaraciones” o que filtre que le pidieron ayuda para hacerlo a una
reportera de radio que milita en el PRD y que podría ser la próxima titular de
la oficina de Vinculación del CUC.
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