Por Jorge
Olmos Contreras
Con el pretexto de que los restaurantes de palapa que
se ubican en la playa de Boca de Tomates no cuentan ni han contado con
Autorización de Impacto Ambiental para “construir” sus negocios, inspectores
prepotentes de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente
(Profepa) comenzaron a clausurar estos establecimientos, sin darles mayor
explicación ni oportunidad de defenderse adecuadamente, lo que ha provocado un
gran malestar entre los dueños de estas “ramadas” que son, además, un centro de
esparcimiento y concentración de cientos de familias de Puerto Vallarta.
La primera clausura se registró el 28
de enero y fue contra la ramada conocida como “cocodriloco”, mientras que esta
semana siguió el cierre del restaurante “Eduardos”, lo que dio origen a una
inusual protesta de parte de estos restauranteros, quienes la tarde noche del
jueves cerraron por un breve lapso de tiempo la carretera federal 200 a la
altura de la entrada a Boca de Tomates en donde se ubica el banco Santander, lo
que ocasionó un fuerte congestionamiento vehicular.
La reacción de los palaperos fue
mayúscula al enterarse de las declaraciones que hizo ayer el alcalde Arturo
Dávalos Peña, en el sentido de que la Profepa le había informado que se iban a
clausurar todas las palapas, en virtud de que no cuentan con concesión de zona
federal y que dicha concesión le corresponde al hotel Mayan Palace, por lo que
decidieron protestar de esta manera, es decir, cerrando la vía de acceso a este
destino turístico.
EL
HOSTIGAMIENTO
De acuerdo a información a la que
tuvo acceso el columnista, todo comenzó a finales del mes de enero, al hacerse
presentes en Boca de Tomates inspectores de la Profepa para repartir “órdenes
de inspección” a los propietarios y o sus representantes o empleados, donde les
notificaban que se les iba a practicar una “visita de inspección ordinaria”
para verificar si las obras y o actividades que se realizan o realizaron en el
lugar cuentan con autorización en Materia de Impacto Ambiental que emite la
Semarnat.
Resulta curioso que después de 30 o
40 años, la autoridad federal, ahora a través de la Profepa, de repente se
preocupe por revisar si los pequeños restaurantes de palapa cuentan con
autorización en Materia de Impacto Ambiental, es decir, buscaron el pretexto y
lo encontraron, para clausurar estos negocios de los que dependen cientos de
familias vallartenses.
Pareciera como si la Profepa actuara
por consigna, ya que en el fondo parece que se trata de allanarle el camino al
poderoso grupo hotelero “Vidanta”, cuyo dueño es Daniel Chávez Morán, pues ha
trascendido que esta empresa es que la tiene la concesión de la zona federal de
Boca de Tomates y quiere extender sus tentáculos hasta Puerto Vallarta para
cerrar accesos al mar; y para ello, intenta desalojar a los palaperos que
tienen más 40 años asentados en esa zona.
¿POR
CONSIGNA?
De otra manera no se entiende el
proceder repentino de los inspectores de la Profepa, comisionados por su
delegada en Jalisco Xóchitl Yin Hernández, quien bien podría seguir
indicaciones del Procurador nacional del medio ambiente, Guillermo Haro Bélchez
para favorecer al grupo Vidanta.
De hecho, la Profepa no ha atendido
las denuncias que ha hecho la “Alianza de la Costa Verde” –una organización no
gubernamental con sede en Bahía de Banderas, Nayarit—por las constantes
agresiones al medio ambiente que ha realizado personal del hotel Mayan Palace
en la zona de Jarretaderas y en Nuevo Vallarta, donde incluso se documentó con
un video la destrucción de mangle de una laguna para expandir el hotel “Gran
Mayan”.
De ahí la indignación de los
restauranteros de Boca de Tomates, de pescadores y de cientos de vallartenses
que están dispuestos a luchar para que no se cometa una injusticia contra los
“palaperos” y para que no nos quiten otro acceso a la playa, ni mucho menos
destruyan esta zona que es visitada por miles de personas para disfrutar el
pescado zarandeado, frito o los diversos platillos a base de mariscos.
INTENTAN
DESTRUIR UNA TRADICIÓN DE AÑOS
Boca de Tomates es una tradición de
años en Puerto Vallarta, por lo que algunos abogados están dispuestos a sumarse
a la lucha para evitar su desaparición, ya que, al tratarse de un área de
recreación familiar, se puede promover la revocación de la concesión de la zona
federal al grupo Vidanta, por interés público.
Los palaperos esperan la ayuda del
presidente municipal, del gobernador del estado y de los diputados federales
Rafael Yerena y Luis Munguía para que promuevan una iniciativa o un exhorto
tanto a la Semarnat como a la Profepa, para que no se desaloje a los palaperos.
Además, les preocupa que el grupo
Vidanta llegue a Boca de Tomates, porque entonces sí destruiría el mangle del
estero Boca Negra, área de anidación de especies en peligro de extinción y
hábitat de cocodrilos.
Sin embargo, la arremetida de la
Profepa ya comenzó y se trata de aplicarles la ley a los restauranteros para
beneficiar a grandes empresarios como Daniel Chávez, comentan los inconformes.
PRETEXTOS
El mejor pretexto que encontraron, es
que se hicieron algunas construcciones, como un pequeño baño de material, sin
tener la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), algo que suena ridículo para
estos pequeños negocios.
Tras la visita, los inspectores
levantaron el acta con el expediente 001-16 y número 002/16 –en el caso de la
ramada cocodriloco—por no presentar la autorización y o exención en Materia de
Impacto Ambiental otorgado por la Semarnat. Además, argumentaron que se
desconocía si están llevando a cabo medidas de prevención y mitigación para
atenuar los posibles impactos ambientales producidos por las obras y
actividades que se realizan y o realizaron, por lo que procedieron a imponer
una medida de seguridad consistente en la clausura total temporal de las obras
(sic) o actividades.
Para poder levantar los sellos de
clausura, los inspectores informaron al dueño que esta medida se condicionaba a
la presentación de la autorización en materia de Impacto Ambiental que otorga
la Semarnat, es decir, ya los sentenciaron, pues es difícil que la misma
Secretaría del Medio Ambiente les autorice una MIA particular, sobre todo,
cuando están de por medio poderosos intereses como los del grupo Vidanta.
Y como para que vean que la agresión
va en serio, después siguió la clausura de la ramada “Eduardos”; y así, esta
semana podrían clausurar todos los restaurantes para tratar de desaparecer la
zona de palapas de Boca de Tomates; pero los palaperos no están dispuestos a
dejar sus negocios que por años han servido de sustento para sus familias y de
fuente de trabajo para decenas de vallartenses.
La lucha apenas comienza.
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