Por Jorge Olmos Contreras
Muchos
y muchas ya andan desesperados por saber quién y quiénes ocuparán las
principales Direcciones en el gobierno municipal que encabezará el ingeniero
Arturo Dávalos Peña a partir del primero de octubre próximo, pero se quedarán
esperando, ya que todavía no hay nada para nadie. El presidente municipal
electo ya anticipó que su equipo lo dará a conocer precisamente en la primera
sesión ordinaria de Ayuntamiento.
Arturo
Dávalos trae un esquema diferente a lo planteado por Ramón Guerrero, son
estilos diferentes que en cualquier momento van a ocasionar un choque de
trenes, de eso estamos completamente seguros.
El
Mochilas se caracterizó por ser un político de bajo perfil, que actuaba más
bien en las sombras, le gustaba esconderse, no fue un alcalde de puertas
abiertas, no entabló un diálogo permanente con los diferentes sectores de
Puerto Vallarta, en ocasiones hasta se peleó con el sector privado y sostuvo un
enfrentamiento permanente con los regidores de oposición y, sobre todo con dos
del Movimiento Ciudadano, con Susana Mendoza Carreño (quien después se pasó al
PRD) y con el desaparecido regidor Humberto Gómez Arévalo; ya no se diga con el
panista Humberto Muñoz Vargas, su verdadera piedra en el zapato.
EL CONCILIADOR
Arturo
Dávalos por su parte, es un político más bien conciliatorio, está buscando la manera
de sumar a todos los sectores en la toma de decisiones, incluso al momento de
conformar su equipo de trabajo, quizá por eso no ha dado a conocer nombres de
las mujeres y los varones que ocuparán las principales direcciones.
Arturo
Dávalos trae ganas, está dialogando con empresarios, líderes de opinión, con
grupos de taxistas, con los sindicatos, incluso con los regidores electos de
oposición para invitarlos a trabajar por Puerto Vallarta.
Sin
embargo, a Arturo Dávalos se le está pasando un pequeño detalle, y este es
atender las inquietudes de los regidores de su propio partido, es decir, a los
del Movimiento Ciudadano.
LA REBELIÓN
Decimos
lo anterior, porque sabemos que ya existen indicios de rebeldía entre un
grupito de regidores encabezados por Juan Solís García, quienes pretenden
presionar al presidente municipal electo para exigirle cuotas de poder. En
otras palabras, estos ediles quieren saber cuáles comisiones les van a asignar
–esto hasta cierto punto es normal—pero también quieren saber qué les va a dar Arturo
Dávalos para tenerlos de su lado, es decir, están recurriendo al chantaje ruin
y vulgar para lograr prebendas y canonjías.
No son
todos, pero si son por lo menos tres de ellos, los que están haciendo juntas en
lo oscurito para determinar cómo es que le van a exigir cuotas de poder al
alcalde electo. Entre otras, que les abran el abanico para meter por lo menos,
cada edil, entre 10 y 30 recomendados a laborar en el Ayuntamiento.
Este
grupúsculo de munícipes chantajistas está siendo alentado por alguien que si
les digo el nombre no lo van a creer. Bueno si pensaron en El Pitas Pelayo,
acertaron, ya que en el incipiente movimiento de esta farsa que bien podríamos
llamar “Rebelión en la Granja”, como la novela del escritor británico George
Orwell, también está el regidor electo Homero Maldonado, una especie de hijo
putativo del todavía alcalde interino.
El
tercer inconforme de la lista es Eduardo Martínez, un personaje que salió de
las filas de la CROM y que obedece a los intereses de Alfredo El Güero Barba,
el vetusto dirigente obrero que tiene su residencia en Guadalajara.
LAS ZANCADILLAS DEL PITAS
El
Pitas Pelayo es quien está atrás de las zancadillas que le pretenden meter a
Arturo Dávalos Peña, a quien pretende doblegar con una tercia de regidores
naranja que piensan que pueden exigirle espacios al alcalde electo, pero no
tienen los tamaños, ni estos tres ni el Pitas Pelayo, para hablarle de frente a
Dávalos Peña.
Con
Juan Solís, el Pitas Pelayo encontró el caldo de cultivo ideal, toda vez que
este regidor electo está sumamente celoso por el trato que ha recibido en el
último trecho de esta administración el ex priista David de la Rosa.
Juan
Solís y David de la Rosa forman parte importante de la congregación religiosa
La Luz del Mundo, de ahí que el edil esté rabioso por la forma en que ha
escalado su coterráneo al interior del gobierno municipal y el papel que le van
a dar en el próximo Ayuntamiento, que casi, casi será Participación Ciudadana,
a menos de que mis fuentes me fallen.
Por
eso han recurrido a la insidia y al rumor y ahora quieren aparecer como
víctimas del Movimiento Ciudadano. El Pitas Pelayo cree que Arturo Dávalos y El
Mochilas sólo lo utilizaron (aquí déjenme detenerme para pedirles que gritemos
todos en coro… ¡Brujo!) y que lo han abandonado, que ya ni lo pelan, que no lo
toman en cuenta y por eso ha armado a sus guerreros (aunque sólo sean tres)
para presionar a Dávalos y pedirle que les abran la cartera y así poder meter a
cientos de nuevos recomendados a la nómina municipal.
Pero
sabemos que Arturo Dávalos, nada tonto, ya midió al Pitas y a sus regidores
electos rebeldes y que, incluso, ya les envió un mensaje de que no podrán meter
a más de tres personas a trabajar en sus encargos como ediles. Que si piensan
que lo van a doblegar, están muy equivocados.
REGIDORES CHAFAS
En
Puerto Vallarta estamos cansados ya de esta situación política, ya no queremos
regidores chantajistas, chambistas u oportunistas. No, ya no. Queremos, eso sí, ediles comprometidos con
Vallarta, comprometidos con su encargo popular, comprometidos con los
ciudadanos que les confiaron el voto.
Porque
permítanme ustedes, si Arturo Dávalos se deja chantajear por sus compañeros de
Cabildo, el MC va a salir de Guatemala para entrar en Guatepeor.
Sólo imaginen
ustedes otra administración estilo Pitas Pelayo-Mochilas; que no se tiene respeto
por el tiempo de los demás; que no se tiene el mínimo respeto por el marco
jurídico, que bien pueden pasar seis meses sin realizar una sesión ordinaria de
Ayuntamiento y no pasa nada. Y sucede que cuando no pasa nada, los políticos se
convierten en cínicos y sinvergüenzas, como lo estamos viendo precisamente ahora.
Ya no
queremos ser el hazmerreír de Jalisco, espero que eso lo entienda muy bien
Arturo Dávalos Peña.
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