Por Jorge Olmos Contreras
No hay fecha que no se cumpla ni día que no se
llegue, y el de Salvador González Reséndiz se aproxima, como una avalancha que
destruye todo a su paso y que terminará por engullirlo asimismo, pues su cita
con la historia ya está cerca y seguramente será recordado como uno de los
peores alcaldes que ha tenido este sufrido, pero famoso Puerto Vallarta.
En la escena para el cambio de estafeta ya se asoma
la cabeza de un fuereño, una persona que no tiene arraigo en Puerto Vallarta y
que, sin embargo, está dispuesto a demostrarles a los vallartenses que las
cosas se pueden hacer con una pizca de honestidad y con mucha voluntad para
cambiar lo que deba ser cambiado y para sepultar el viejo sistema que han
adoptado las últimas cinco administraciones, incluidas dos panistas y tres
priistas.
Bueno, al menos eso es lo que se percibe en el
ambiente, hay una especie de esperanza de que puedan venir cosas buenas.
Sin embargo, conforme se acerca el día “D” para que
Ramón Demetrio Guerrero Martínez tome protesta como presidente municipal,
surgen versiones en sentido contrario, es decir que las cosas no van a cambiar.
Que El Mochilas va a ser más de lo mismo, y quizá una versión corregida y
aumentada de lo que han sido sus antecesores.
DUDAS EN EL HORIZONTE
De entrada, pueden tener razón aquéllos que están
preocupados de que el esquema para formar un gobierno, basado en el
compadrazgo, el amiguismo y el pago de favores políticos, no va a cambiar, que
va a ser el mismo que han utilizado los chavitas, los gustavos y los javieres
bravos.
Y les vamos a decir por qué:
Ramón Guerrero no ha dado una sola muestra de que
las cosas van a ser distintas, desde el momento en que comenzó a filtrarse el
nombre de algunas personas que van a ocupar las principales direcciones y
jefaturas del próximo Ayuntamiento. Ni siquiera ha intentado anunciar que va a
realizar una convocatoria ciudadana para elegir a los hombres y mujeres mejor
capacitadas y con amplia solvencia moral para designarlos en los puestos más
neurálgicos de la administración pública.
Por el contrario, todo parece indicar que va a
prevalecer la tendencia a colocar a los amigos en las mejores direcciones para
armar una especie de equipo en donde todos sean cómplices y comparsas de
aquéllas decisiones, que sin son mal tomadas o impacten negativamente en los
ciudadanos, sean fácilmente encubiertas.
CAMBIO VERDADERO
El Mochilas está obligado a realizar un cambio verdadero –como
dijera López Obrador--, no a jugar con los vallartenses que le dieron un voto
de confianza. No puede andar por ahí creando “Consejos Ciudadanos” de saliva,
como el que anunció hace un mes en el tráiler park“tachos”, donde sólo se hizo
el anuncio mediático, pero nunca se estableció una regla de operación de dicho
consejo, no se informó cómo estará constituido, sólo se juntó a una bola de
personas y las aventaron al ruedo como integrantes de esta agrupación que no
tiene ninguna validez jurídica por no estar legalmente constituida ni como
asociación civil.
Por eso insistimos en que la confianza de los
vallartenses no se puede traicionar, porque si Ramón Guerrero insiste en formar
su equipo con amigos y pago de favores, es un hecho que tendremos otros tres
años con las mismas fallas, las mismas mañas y el mismo nivel de corrupción en
cuanto a la adjudicación de contratos, obras, permisos etc.
Si a lo anterior le agregamos que Ramón Guerrero
está permitiendo el ingreso a su círculo íntimo de personajes tan
desacreditados como el ex alcalde priista, Javier Bravo Carbajal y el ex líder
obrero, Demetrio Torres, mejor conocido como “El Chavalón” y su hija Claudia
Verónica, es claro que el cambio tan prometido no va a ser para bien.
REGRESAN PEPE MUELAS Y
JAVIER
Y es que en el escenario ya apareció el íntimo de
Javier Bravo, su ex chofer José Guadalupe Rodríguez Solís, mejor conocido como
“Pepe Muelas” –aquél que mató a madre e hija cuando conducía un carro en estado
de ebriedad--, quien anda vociferando por todo el pueblo que ellos están de
regreso. Que Javier Bravo fue determinante y contundente en el triunfo de El Mochilas, que le debe la alcaldía y
que por lo tanto ellos (los bravos de día y perras de noche) tendrán derecho de
picaporte en la próxima administración municipal.
Esta versión no hay que subestimarla, toda vez que
en el contexto político de Puerto Vallarta se dice que, efectivamente, Javier
Bravo jugó del lado del Mochilas con tal de perjudicar al candidato de Rafael
Yerena Zambrano, Adrián Méndez González y, de paso, vengarse de las traiciones
que según él, le aplicó Salvador González Reséndiz.
En el caso de Rafael Yerena es claro e inobjetable
que Javier Bravo se alió al Mochilas –de hecho le arrimó miles de votos en El
Pitillal, sobre todo entre los colonos que viven por las calles que se
pavimentaron en el gobierno de Javier—para cobrarle a Yerena una serie de
agravios que sólo existen en la mente torcida de Javier, pues Rafael lo único
que quiso es que el ex alcalde respondiera jurídica y políticamente por los
excesos que cometió con el uso de los recursos públicos y la enorme deuda de
casi mil millones de pesos que le dejó al municipio al término de su gestión.
Sin embargo, Javier Bravo no lo vio así, pensó y
piensa que lo de Yerena es algo personal, por eso se habría brincado a la
campaña del Mochilas y, ahora, es Ramón Guerrero quien no sabe qué va a hacer
con Javier y a toda su camarilla para pagarle los favores políticos.
EL PROTECTOR
De Salvador González Reséndiz no podemos decir lo
mismo, en virtud de que su padre, el ahora diputado –quien no pudo ser
coordinador de los legisladores priistas en el Congreso del Estado—local, ha
sabido maniobrar para tratar de convencer al Mochilas, vía Javier Bravo, de que
no vaya a proceder penalmente contra su retoño, ni que le vaya a solicitar
juicios políticos.
Esto podría tener algo de lógica, si tomamos en
cuenta que cuando Rafael Yerena intentó convencer al entonces presidente del
Comité Directivo Estatal del PRI, Rafael González Pimienta, de que se le
fincaran responsabilidades penales y políticas a Javier Bravo por el cochinero
en que convirtió las finanzas públicas y la herencia que le dejó a Chavita,
Pimienta respondió: “Yo a ese puto no lo voy a meter a la cárcel, hazle como
quieras”
En pocas palabras, González Pimienta se convirtió
en el principal defensor de Javier Bravo.
Ahora nos explicamos por qué su hijo Chavita nunca
quiso poner una denuncia penal contra Javier, convirtiéndose en el principal
encubridor del robo a la comuna, aunque en el pecado es probable que lleve la
penitencia y que sea él, Salvador González Reséndiz, quien pague todas las
culpas de la llamada “Perra Brava”.
Claro, siempre y cuando El Mochilas no quiera jugar
un papel lastimoso y convertirse en el principal actor protagonista de la serie
“El Encubridor Segunda Parte”.
INFORMACION CLASIFICADA
RUMOR O NO, LA PRESUNTA DEMOLICION DEL PALACIO
MUNICIPAL sirvió para que las
autoridades le midan el agua a los camotes en futuras decisiones que sean
lesivas para el interés general o representen un agravio a la conciencia
colectiva. El alcalde Salvador González Reséndiz traía algo entre manos, de eso
no cabe duda, por eso su prisa para sacar todo el mobiliario de las oficinas
del Ayuntamiento y mudarse a la UMA --inmueble que todavía no está terminado al
100 por ciento--, pues quería el edificio de presidencia solo para quién sabe
qué aviesas intenciones. Es positivo que la sociedad despierta y no permita que
el patrimonio arquitectónico de Vallarta sea convertido en un negocio de
particulares. La nota mala la dieron algunos reporteros que difundieron mentira
tras mentira desde el viernes hasta el domingo con afirmaciones que harían
palidecer al más mitómano, reflejando con ello, además, el nivel de cierto sector
de la prensa vallartense.
No hay comentarios:
Publicar un comentario