Por Jorge Olmos Contreras
Luego de que se manejara un artículo en este medio de
comunicación, sobre la red de corrupción que rodea al abogado Eduardo Diez de
Bonilla en el caso del despojo de una parte del hotel Guirnalda del Río, sito
en la calle Aquiles Serdán de la colonia Emiliano Zapata de Puerto Vallarta, un
sobrino de este sujeto amenazó de muerte a las víctimas y verdaderos dueños del
inmueble, Alexander James Andriadis Killen y Diego Agustín Bedini.
En un mensaje de audio que hizo a través del servicio de mensajería
de Facebook conocido como Messenger –y cuyo sonido está en poder de este medio—,
dirigido a Alexander James, el sobrino de Bonilla, de nombre Gibran Pérez Diez
de Bonilla (quien radica en Salamanca, Guanajuato) dice textualmente:
“A ver pinche estúpido imbécil, mi tío Eduardo Diez de
Bonilla, Lalo Diez de Bonilla, no hizo ningún fraude cabrón, así que vas a
dejar de molestar o te va a cargar la chingada wey, así de fácil cabrón. Si mi
tío Lalo es muy bondadoso, yo soy muy diferente a él… ¿entendiste?... Así que dile
al putito de Diego y a ti que le bajen de huevos y que dejen de estarlos
molestando, si no se los va a cargar la chingada… ¿lo entendieron?... Y es
México cabrón, aquí nadie sabe cuándo desaparece la gente”.
Por si esto fuera poco, a los comentarios en defensa de
Eduardo Diez de Bonilla se sumó la magistrada Carolina Orozco Arredondo, quien
trabaja en el poder judicial de Guanajuato, y que se sabe es amiga de la
familia del abogado.
Sin embargo, un ciudadano argentino que conoció al señor Diez
de Bonilla y con el que vivió durante seis años como su pareja, comentó que le
habían arruinado su negocio y que Lalo le había robado dinero, que (Lalo) era
un hombre muy peligroso.
ORDEN DE RESTITUCIÓN
En el juicio del hotel Guirnalda del Río, la noche del martes
15 de junio ocurrió algo vergonzoso para el poder judicial y ejecutivo de
Jalisco, ya que el Juez Especializado en Control de Enjuiciamiento y Ejecución
Penal del Sistema Penal Acusatorio y Adversarial del Distrito VIII con sede en
Puerto Vallarta, Luis Ignacio Ceja Arias, --dentro de las carpetas
administrativas y de investigación 237/2021 y 258/2020-- respectivamente,
ordenó al Agente del Ministerio Público, José Carlos Peña Chavarín, la restitución
del bien inmueble (que antes perteneció al conocido restaurantero, Humberto
Esparza de Le Bistro) a favor de Diego Agustín Bedini y James Andriadis Killen,
a quienes les asistió la razón legal al tener un contrato de arrendamiento y
posteriormente un contrato promesa de compraventa de la finca y por el cual ya
habían pagado más de la mitad del precio.
Así las cosas, el juez determinó procedente restituir en términos
de los numerales 108, fracción XXIII del Código Nacional de Procedimientos
Penales, el bien inmueble marcado con el número 359 de la calle Aquiles Serdán
con las medidas y linderos establecidos en el mismo contrato.
UN MP SIN PANTALONES… SE DEJA “INTIMIDAR”
Pero no obstante a que el juez dio esta orden para que se
diera la restitución de manera inmediata a los señores Alexander James
Andriadis Killen y Diego Agustín Bedini y que en caso de ser necesario se
utilizara la fuerza pública para ello, la diligencia no se concretó por la
falta de pericia (o de pantalones, como lo quiera usted llamar) del Agente del
MP Peña Chavarín, quien se dejó intimidar por un Eduardo Diez de Bonilla que,
agazapado en entre el tumulto de gente, habría gritado una y otra vez que iba a
llamar a su cuñado, Alejandro Rojas Díaz Durán –ex director de turismo de la
Ciudad de México y ahora simpatizante de Morena—y que se iban a arrepentir,
entre otras cosas.
Fue así que el abogado contratado por Diez de Bonilla para
que le ayudara en este caso, José Ángel Estrada Huizar (quien ya fue presidente
del colegio de abogados de Puerto Vallarta) habría alegado que la finca que iba
a ser restituida tenía un número diferente al que estaba en la orden judicial,
y esto fue suficiente para que el MP, José Carlos Peña Chavarín –quien actuó de
una forma parcial para favorecer a Diez de Bonilla-- desistiera de cumplimentar
lo ordenado por el juez Luis Ignacio Ceja Arias.
Fue una cochinada, un trinquete, un tornillo, comentaron
algunas personas que se dieron cita la noche del martes en el inmueble que iba
a ser restituido a las víctimas de Eduardo Diez de Bonilla. Y es que antes, la
Oficialía Mayor de Padrón y Licencias del Ayuntamiento otorgó un permiso de restaurante
bar a Eduardo Diez de Bonilla para que operara un negocio (el hotel alternativo
Don Amelio) en la misma finca, pero el sujeto –por iniciativa propia o por su “propia
ley”—puso un número diferente (violando la debida numeración de conurbación del
municipio) para que la licencia saliera con otra numeración (otro domicilio
pues) y a nombre de la sociedad Operadora Rosa del Río SA de CV, cuyo domicilio
está en Irapuato, Guanajuato.
Con este trabuco, y de forma por demás extraña y sospechosa,
José Carlos Peña Chavarín –el MP—se arrugó, le dio frío y no quiso cumplimentar
la restitución del inmueble como se lo ordenaba el juez Ceja Arias. Tampoco
utilizó la fuerza pública, que lo acompañaba, para sacar a Eduardo Diez de
Bonilla y cómplices de la finca de la calle Aquiles Serdán.
LAS BURLAS… Y LAS OFENSAS
Horas más tarde, el novio de Eduardo Diez de Bonilla, Gastón
Bouvier envió mensajes burlescos por WhatsApp a Alexander James Andriadis –palabras
que pueden herir la sensibilidad de algunas personas, por lo que se recomienda
discreción--, en los que textualmente escribió:
“¡Te volvimos a coger pendejo! No sirve de nada todo el
dinero que estás pagando pendejo. Qué rico dolor de culo deben tener los dos.
Me alegro mucho. ¡Delincuentes ¡Ustedes son los delincuentes, no supieron decir
qué lotes eran los que reclamaban ¡Esta vez nos los volvimos a coger¡¡Sigue
gastando tu dinero sucio para comprar autoridades que nada te resuelven pendejo!
Por otro lado, en la bola de personas
y comparsas que estuvieron en la diligencia para “defender” a Eduardo Diez de
Bonilla, estaba un abogado que trabaja con los Fregoso (que también tienen antecedentes
de corrupción como involucrarse en fianzas falsas), Eder Flores y gente
allegada a la regidora arrepentida de Morena, Laurel Carrillo, íntima amiga del
abogado Guízar, que, por cierto, jugaron y perdieron con el Partido Verde.
Como colofón, y para disimular, en la sala del inmueble que
iba a ser restituido está un gran cuadro donde aparece Humberto Guadalupe Esparza
–hoy preso por el delito de fraude—con su hijo Isar (el mismo que de grande
golpeó al papá) y que junto con Diez de Bonilla han afectado enormemente al
pobre Humberto, a quien ya despojaron de varios bienes inmuebles como la casa que
perteneció a su mamá, la “casa Tintoque”, y que ahora es administrada por la
agencia de bienes raíces de Gastón Bouvier y Eduardo Diez denominada “American
Propierties”, cuyas oficinas están en la calle Francisco I Madero número
435 de la misma colonia Emiliano Zapata.
Pero bueno, vamos a ver qué decide el juez, que parece muy
honesto, Luis Ignacio Ceja Arias; si cede a esta chicanada, como ya lo
hizo el MP Peña Chavarín, o si restituyen de una vez por todas la propiedad a
sus verdaderos dueños, Alexander Andriadis Killen y Diego Agustín Bedini.
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