Por Jorge
Olmos Contreras
Desde el inicio de este año 2017, Ramón Guerrero
Martínez, mejor conocido como “El Mochilas”, metió el acelerador político para
tratar de estropear el proyecto del actual alcalde, Arturo Dávalos Peña, en su
búsqueda por la reelección municipal. Cual chivo en cristalería, el diputado
local ha recurrido a todo tipo de artimañas que, incluyen estrategias
maliciosas y toda la suciedad que usted se imagine, para tratar de alcanzar ese
insano propósito de meterle zancadilla al presidente municipal.
La ambición del Mochilas es desmedida, lo tiene
perdido, vuelto loco y lo ha llevado a confeccionar todo un plan para enviar el
mensaje a los líderes estatales del MC, de que él quiere ser alcalde… ¡otra
vez!... De Puerto Vallarta, lo cual es mal visto por el círculo cercano a
Enrique Alfaro Ramírez, quien hace días (durante la inauguración de la polémica
casa ciudadana de Las Gaviotas) lo puso en su lugar y le dijo claramente que en
el Partido Naranja no cabían las ambiciones personales.
Enrique Alfaro fue muy claro, al señalar que el MC le
iba a apostar a la reelección de Arturo Dávalos Peña; pero como que esto
enfureció al obeso diputado, quien rápido se fue a un hotel donde se llevaba a
cabo una convención, y ahí le declaró a una reportera de Vallarta, que él sería
el candidato del MC a la presidencia municipal de Puerto Vallarta.
Y como la disciplina nunca ha sido una virtud del
Mochilas, desobedeció a Enrique Alfaro y en los días siguientes, hasta el
sábado pasado, Ramón Guerrero se ha dedicado a jugar sucio, muy sucio, en su
intento por volver a la silla presidencial que, hoy ocupa Arturo Dávalos, para
su malestar, pues se dice que el legislador se enferma cada que piensa en el
presidente municipal; su obsesión es, en efecto, enfermiza; casi, casi la de un
sociópata que quiere recuperar el poder a costa de lo que sea, incluso
recurriendo a conductas criminales… una patología que hay que seguir muy de
cerca antes de que cometa alguna barbaridad.
CONDUCTA
ENFERMIZA
Y díganos ustedes si no es un conducta enferma la de
Ramón Guerrero, cuando se reúne en “secreto” en la residencia que se compró con
dinero de la corrupción, ahí en el coto conocido como Yubarta, a la entrada de
Marina Vallarta, a unos metros del Colegio Americano,… con varios de sus ciegos
seguidores (algunos de ellos sin la más mínima dignidad humana, pues Ramón los
trata con la punta del pie) y decide dar los primeros golpes contra el
Ayuntamiento, al enviar a su otrora secretario particular, Oscar Pérez (El
Chukie mayor) a platicar con varios periodistas de Puerto Vallarta para
advertirles que él va a ser otra vez presidente municipal, y que más vale que
se alineen.
Entre otros, Oscar Pérez se entrevistó con el
columnista (y ladrón en sus ratos libres) Rodrigo Aguilera y con Luis Carlos
Mendiola, el co-dueño de la estación de radio “La Mejor” (a quien, por cierto,
le están calentando un pollito que lo va a hacer llorar lágrimas de sangre
cuando salga a la luz pública), con ese mismo fin, el de decirles que El
Mochilas les manda el mensaje de que más vale que estén con él, porque de
llegar a la alcaldía les va a volver a dar dinero a manos llenas.
Eso, por un lado, pero por el otro, mandó a un grupito
de mujeres --que también rezan por volver a tener el poder para obtener dinero
fácil y secarle de vez en vez el sudor al regordete ex alcalde—a las colonias
populares para hablar mal de Arturo Dávalos y avisarle a la gente que deben
apoyar a Ramón Guerrero. Entre otras, cuente usted a las ex regidoras
Candelaria Villanueva y Lupita Anaya; la ex oficial mayor de padrón y
licencias, Iris Ulloa; Olivia la de Las Juntas, Lety Baca y una tal Josefina
Bravo.
Lo peor de todo, es que estas cinco personas cobran en
el Ayuntamiento --Olivia en Educación y Lety en Turismo--, es decir, con la
mano derecha reciben dinero municipal y con la mano izquierda golpean al
alcalde Arturo Dávalos, algo que no se debe consentir en estos tiempos, pero
los operadores políticos del presidente se ven tibios, y a veces hasta estultos
al momento de apretar tuercas.
EL FLAUTISTA
Pero al Mochilas no le importan las personas, ni los
amigos, ni nada, él quiere ser alcalde otra vez, sin importar llevarse entre
las patas a sus seguidores, quienes tarde o temprano van a lamentar seguir a
este moderno flautista de Hamelin, pues su proyecto no sólo es grosero, sino
también sucio; cochino por las deslealtades con que se conduce y por ordenar a
su grupito que hagan todo lo que puedan (incluso operar fuera de la ley) para
descarrilar a Arturo Dávalos.
Sin embargo, las encuestas dibujan a un Arturo Dávalos
muy bien posicionado y con todos los números a su favor para reelegirse, tal y
como lo demostró el sábado pasado durante su festejo de cumpleaños, ya que el
poder de convocatoria fue impresionante, mientras los Mochilistas se relamían
las heridas con eventos chafas y engañosos, como el colgarse de otros y ofrecer
regalos costosos para atraer a cientos de niños el viernes y sábado en El
Pitillal y Las Juntas.
Anda tan desesperado Ramón Guerrero, que no le importó
utilizar un evento de los comerciantes del Pitillal –que están muy molestos por
la intromisión del Mochilas--, quienes convocaron al festejo del día del niño a
las 16:00 horas del pasado viernes 28 de abril en el lienzo charro Riviera del
Pitillal, y para pronto, el diputado mandó a hacer unos folletos, donde también
convocaba a los niños en el mismo lugar y a la misma hora.
Desde luego, los infantes fueron por la invitación
hecha con antelación por la Asociación Civil Juntos por El Pitillal (que
aglutina a la mayoría de los comerciantes de esa demarcación) y no por el
anuncio de última de hora del Mochilas, que, para atraer a más chiquillos, puso
una bicicleta y hasta una consola de videojuegos Xbox One, como para decir que
eso daría de regalos.
MALESTAR ENTRE
COMERCIANTES
Como indicamos, los comerciantes están muy molestos
por el gesto abusivo del Mochilas, quien no contento con ello, también le ayudó
a su delfín, Luis Ernesto Munguía, a realizar otro festejo del Día del Niño en
el lienzo charro de Las Juntas, pero éste fue el sábado, a la misma hora en que
sería el evento del cumpleaños del alcalde. La intención aviesa era clara:
boicotear a Arturo Dávalos, pero el tiro le salió por la culata.
No entiende Ramón Guerrero que en Puerto Vallarta ya
no tiene cabida, que fue un alcalde sucio y corrupto, que vendió áreas públicas
y que hizo negocios tan descarados como el arrendamiento de patrullas en
perjuicio de las finanzas públicas, más otros que poco a poco iremos recordando
y sacando a la luz pública, como la concesión de alumbrado público y el pago de
12 millones de pesos por un sistema de riego de la avenida de ingreso que nunca
funcionó.
Pero su desesperación y, sobre todo su ambición, lo
van a llevar a la ruina política. De entrada, el domingo se venció el plazo
para que renunciara al MC, en caso de querer ser candidato a un puesto de
elección popular por un partido diferente. Esto para aquellos que pensaban que
iba a ser el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), pues
ya no lo será, para que esté tranquilo Héctor Gallegos.
Y de entre sus locuras, está una perla muy buena que
nos dibuja quién es exactamente el Mochilas, un ser traidor y ambicioso, toda
vez que él habría estado detrás del escándalo que le estalló al dirigente del
MC en Vallarta, Gustavo Fong (dedo chiquito de Enrique Alfaro) y al propio
Ayuntamiento, con la exhibición de fotografías donde se observa a empleados del
municipio en tareas del partido naranja.
EL EFEBO DE
RAMÓN Y LOS MODERNOS BONNIE Y CLYDE
Toda la operación, nos cuentan, fue armada por el
efebo del Mochilas, Oscar Pérez, y de ahí se le pidió el favor a columnistas
que comulgan con Ramón Guerrero, como a Rodrigo Aguilera, del Sol Siempre
Libres.
El objetivo era exhibir a Gustavo Fong y de paso a
Arturo Dávalos.
Por hoy el espacio se nos terminó, pero mañana les
vamos a contar en qué andan metidos los modernos Bonnie y Clyde de Vallarta
(Melissa Madero y Rodrigo Aguilera) –ambos incondicionales del Mochilas—en
Bahía de Banderas, donde le han sacado mucho, pero mucho dinero a un inocente
(en mi rancho les dicen de otra forma) Adrián Guerra y a su muchacho que sueña
con ser alcalde de Bahía, Moisés Guerra.
Son tan pillos la Melissa Madero y su nuevo novio, que
el fin de semana se habrían echado a la bolsa 50 mil pesos que les dieron para
organizar una rueda de prensa para Moisés Guerra –el candidato del MC—y que no
llegaron a su destino final.
En Bahía, donde algunos reporteros son bravos para
eso, andan enojadísimos con la nueva pareja infernal.
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