Por Jorge Olmos
Contreras
La siguiente es una historia de abusos, humillaciones y
colusión de funcionarios públicos para crear un escenario ficticio, cuyo
principal objetivo fue correr al coordinador del Archivo Municipal, Rafael
Rodríguez Zúñiga, mediante procesos administrativos amañados, donde los
principales autores del levantamiento de actas contra su jefe, fueron sus
propios subordinados, tres empleados –holgazanes ellos— protegidos por el
regidor Gilberto Lorenzo García.
Todo comenzó cuando Rafael Rodríguez Zúñiga –reinstalado como
coordinador del Archivo Municipal en agosto del 2015 por orden de un Juzgado—les
exigió a los trabajadores de esta dependencia, que tiene su domicilio en la
calle La Merced 197 del Barrio Santa María, que cumplieran a cabalidad con sus
responsabilidades, que no se ausentaran de su lugar de trabajo, que no se la
pasaran todo el tiempo con el celular y que las redes sociales las dejaran para
sus ratos libres.
Como el ambiente de trabajo estaba sumamente relajado y los
tres empleados no hacían caso a su jefe en que trabajaran con honestidad y
responsabilidad, sino que hacían lo que querían y hasta se daban el lujo de
abandonar la fuente de trabajo por horas, al coordinador no le quedó de otra
más que enviar un oficio (el número 034/2016) a la Oficialía Mayor
Administrativa, donde se le informa al titular, Santiago Centeno, que una de
estas empleadas, Norma Alicia Mora Ibarra, hace uso constante del celular, del
Facebook; que no se disciplina ni se subordina; que sale continuamente del área
de trabajo y se tarda hasta tres horas; que recibe muchas visitas de su familia
durante la jornada de trabajo; que no sabe usar la computadora y que a cada
rato dice sentirse mal con el pretexto de retirarse a su casa y abandonar el
trabajo.
EL MENSAJERO
Otros de los trabajadores flojos e irresponsables que señaló
Rafael Rodríguez Zúñiga, son el mensajero del Archivo Municipal, Luis Jesús
Ramírez González y Amelia del Rocío Jasso Palacios, con puesto de intendente ésta
última.
Pues bien, el simple hecho de que el Coordinador del Archivo
exigiera que se pusieran a trabajar a estas personas y enviara oficios a la
Oficialía Mayor para que estuvieran enterados de esta situación, fue suficiente
para desatar la ira de estos malos empleados, que, protegidos y aconsejados por
el Secretario General del Ayuntamiento, Víctor Manuel Bernal Vargas y por el
regidor, Gilberto Lorenzo, se insubordinaron y les permitieron que levantaran
actas administrativas contra su propio jefe, en donde hicieron señalamientos,
muchos de ellos falsos y acusaciones temerarias que no sustentaron debidamente al
momento de los alegatos.
Fue el Secretario General, Víctor Bernal, quien facultó –mediante
sendos oficios—a estos tres burócratas municipales, para que tuvieran la “personalidad
jurídica” para proceder contra su superior jerárquico y que, mediante mentiras,
corrieran del Archivo Municipal a Rafael Rodríguez Zúñiga, a quien además no querían
por ser un “reinstalado”.
De acuerdo con documentos oficiales –cuyas copias obran en
poder del columnista—, el mensajero Luis Ramírez acusó a Rafael Rodríguez de “hacer
uso indebido de información reservada”, sólo porque una vez vio que llegó una
persona con “Don Rafa” que traía una mochila, “de, donde sacó una laptop” y,
según su testimonio “pude ver que estaban escaneando unos recibos de nómina que
estaban en la oficina”. También dijo que “esa persona ha acudido a la oficina a
entrevistarse con Don Rafa en bastantes ocasiones, por lo que se hace constar
para los efectos legales a que haya lugar”.
CONFABULADOS
Por si esto no fuera suficiente, Luis Ramírez puso como
testigos de asistencia y de cargo a sus dos compañeras (las otras dos perezosas)
Norma Alicia Mora y Amelia del Rocío Jasso.
En el periodo de alegatos, Luis Ramírez no aportó pruebas de
sus dichos, de hecho, la mentira de que estaban escaneando documentos cayó por
su propio peso, pues es claro que con una laptop no se pueden escanear recibos.
En otra acta administrativa, Luis Ramírez acusó a Rafael
Rodríguez de que un día lo sorprendió dormido en su oficina, “que roncaba muy
fuerte” y que decidió sacarle unas fotografías “para los efectos legales a que
haya lugar”.
Un acta administrativa más levantada por Luis Ramírez, cae en
lo grotesco y en chismes, pues se queja de mal trato laboral de parte de su
jefe. Que lo pone a trabajar, “que si no haces las cosas bien comienza a gritar
y a agredir”. Que “siempre me dice que soy un flojo, inepto”; “que no se hacer
nada”; “que los Mochilistas somos muy huevones, mal acostumbrados, y que todo
el Ayuntamiento me tiene tachado como que soy una fichita”.
FALSO HOSTIGAMIENTO
En el colmo de las mentiras, otra de las empleadas que se
unieron para afectar a Rafael Rodríguez, Norma Alicia Mora Ibarra levantó otra
acta administrativa contra su jefe por “Hostigamiento y Malos Tratos”, donde
asegura (sin probarlo) que en una ocasión el coordinador hizo un comentario “bastante
grosero y refiriéndose a mi persona” con la frase “Anoche estaba viendo un
peliculón… pero que peliculón”.
“Yo no comenté nada y me dirigí a mi escritorio” –agregó Norma
Alicia--; pero “cabe señalar que el mismo ha sido constante en cuanto a la aproximación
que tiene con mi persona y asimismo ha buscado contacto físico en diferentes
ocasiones, en especial cuando le entrego los recibos de nómina, y éste busca
tocar mis manos”.
Por supuesto que esto fue totalmente negado por Rafael
Rodríguez Zúñiga, una persona que es profesionista y que está casado.
Pero como se trataba de aplastar con mentiras al coordinador
del Archivo, el testigo de Norma, que para no variar es el mismo empleado Luis
Ramírez, aseguró que “le constaban esos hechos” porque “vi a Norma llorando, al
igual que en otras ocasiones en las que es notorio (sic) que después de que el
señor Rafael tiene contacto con Norma, ella se pone triste”.
El rosario de mentiras continúa con otra acta firmada por la
propia Norma Alicia Mora, donde señala que su jefe no las deja ir a desayunar.
Otro hecho desvirtuado por Rodríguez Zúñiga.
LA LAVA CARROS
En tanto, la intendenta Amelia del Rocío Jasso Palacios acusó
a Rafael Rodríguez de ponerla a lavar su carro en horas de trabajo, aunque en
la audiencia que citó el Órgano de Control Disciplinario de Responsabilidad en
Materia Laboral –que preside el síndico Jorge Quintero--, se desdijo y afirmó
que nadie le pidió que lavara dicho vehículo, que ella lo hizo por voluntad
propia.
Así las cosas, en el periodo de alegatos y ratificación de
actas, denominado “Audiencia de Ratificación y Defensa del Servidor Público”,
estos empleados irresponsables no pudieron sostener sus dichos, cayeron en
contradicciones y no pudieron contestar adecuadamente las preguntas que les
formuló Rafael Rodríguez.
Sin embargo, el síndico Jorge Quintero tomó como verídicos
los señalamientos de los subordinados de Rodríguez Zúñiga, y envió el asunto
como tal al área de Recursos Humanos, y al presidente municipal, Arturo Dávalos,
para proceder en su contra, según expediente 37/2016-A.
En este contexto, y tras estudiar el expediente, los asesores
jurídicos del alcalde le entregaron un legajo para resolver el caso y el tres
de octubre pasado, el presidente municipal, Arturo Dávalos determinó que por no
tratarse de hechos graves y por ser la primera vez en que “incurre en estos
hechos”, “se le sanciona con ocho días de suspensión sin goce de sueldo a
Rafael Rodríguez Zúñiga”.
CULPABLE Y HUMILLADO
De acuerdo con el expediente, lo encontraron responsable de
malos tratos y de dormirse en horas de trabajo, pero desecharon la versión de
que ponía a lavar carros o de hostigamiento contra sus subordinadas.
Tomaron como ciertos las versiones de estos trabajadores,
pero no tomaron en cuenta el oficio que antes había enviado a la Oficialía
Mayor el propio coordinador del Archivo, ni el testimonio donde asegura que
Luis Ramírez se ausenta del trabajo para irse a Las Varas, Nayarit.
Pero las cosas no terminaron ahí, pues ya no permitieron que
Rafael Rodríguez retronara a su puesto de Coordinador del Archivo Municipal,
sino que el 03 de noviembre, la Jefa de Recursos Humanos del Ayuntamiento,
Violeta Piñón Garfias, le envió un oficio al Director de Servicios Públicos
Municipales, Rodolfo Domínguez Monroy, donde le informa que “pone a su
disposición” a Rafael Rodríguez Zúñiga, es decir, lo envían a Servicios
Públicos, donde trataron de ponerlo a recoger basura. Una verdadera humillación
para un profesionista, quien por cierto fue el encargado del Archivo General
del IMSS durante casi 20 años.
A la postre, se supo que todo este asunto se originó de un
favor que le pidió el síndico del Ayuntamiento de Tomatlán, Jacinto Ramírez
López, al regidor de Puerto Vallarta, Gilberto Lorenzo García, para defender a
su hijo por “el hostigamiento laboral” que padecía por parte de Rafael
Rodríguez Zúñiga.
Quizá fue por esto que los tres empleados del archivo –que no
trabajan como deberían—se confabularon para hacer señalamientos contra su jefe.
Para ello contaron con la complicidad del secretario general, Víctor Bernal,
con la tibieza del síndico local, Jorge Quintero, y con el manto corrupto y
protector de Gilberto Lorenzo.
El caso aún no termina, toda vez que ha trascendido que
Rodríguez Zúñiga va a acudir a otras instancias para defenderse de semejante
injusticia.
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