Por Jorge Olmos
Contreras
Para hacer el ridículo se pinta solo, sobre todo cuando las
ideas están ausentes en su cerebro y permite que otros piensen por él para
llenarlo de conceptos “joviales”, que sólo lo llevan a un escenario vacuo, en
donde reina la improvisación y la ineficacia política. Sí, nos referimos al
diputado federal Luis Ernesto Munguía González, quien aprovechó su primer año
como legislador para rendir un “informe” que supo a un insulto a la
inteligencia de los vallartenses, por no tener precisamente nada qué informar.
De nada valió que haya sido señalado como el peor diputado
federal de Jalisco --pues está en el ranking 31 de 31 en el índice de desempeño
legislativo, es decir, en el último vergonzoso lugar, según una medición de una
prestigiada revista de análisis-- que esté en el lugar cero como participante
en los debates en la Cámara de Diputados o que no tenga ni una sola iniciativa
aprobada en las comisiones de turismo y deportes en las que está incluido—él quiso
hacer su evento para tener sus cinco minutos de fama y, de paso lanzar el mensaje
de su patrón Ramón Guerrero, en el sentido de que van con todo para quitarle la
silla presidencial al actual alcalde, Arturo Dávalos Peña.
El que no quiera ver que no vea, pero el grupito del Mochilas
--al que ya se le sumó abiertamente una regidora del MC que gusta jugar a las
traiciones y que fue importada de los peores antros de Guadalajara—está confrontando
directamente al presidente municipal para sacarlo del juego de la sucesión
(reelección en este caso) en el año 2018.
El simple hecho de que el “ejército” de jóvenes –que no pasan
los 50—de Luis Munguía hayan asistido a su desinforme en los Arcos del Malecón,
vestidos con playeras color rosa, nos habla de que ellos (Mochilas y Luis) ya
están montados en la campaña política que pretende llevar al diputado federal a
la alcaldía en los próximos dos años.
DE NARANJA A COLOR ROSA
El color rosita –utilizado en las campañas contra el cáncer
de mama, pero también por la comunidad lésbico gay (dicho con todo respeto)— en
las camisas de los muchachos que siguen a Luis Munguía, también nos indica que
en el fondo hay un mensaje político muy claro, y éste es que, si el Movimiento
Ciudadano que dirige como guía moral en Jalisco Enrique Alfaro Ramírez no apoya
el proyecto del ex regidor naranja, ellos se irían a buscar una candidatura
independiente, o a otro partido político, que bien podría ser Morena de Andrés
Manuel López Obrador.
Andan tan locos y desesperados, que en una reunión a puerta
cerrada acordaron pegarle por todos lados al alcalde Arturo Dávalos Peña,
acotarle los espacios y utilizar a por lo menos cinco medios de comunicación
(incluidos dos que dicen ser prensa amiga del gobierno municipal) para golpear
al presidente y todo lo que salga mal en su administración.
De hecho, tienen como infiltrada a una regidora que les
aporta información fresca sobre lo que pasa intramuros del Palacio Municipal y
en las reuniones de pre-cabildo, para que a su vez el equipo de Luis Munguía y
Ramón Guerrero se encarguen de hacerla llegar a periodistas y columnistas de
medios de Puerto Vallarta y Guadalajara, con el fin avieso de tronarla y que
Arturo Dávalos no avance en ningún sentido.
El alcalde Arturo Dávalos debe ser frío y pensar bien lo que
está pasando a su alrededor, pues las señales ahí están y son bastante claras,
en el sentido de que tienen incrustados a una bola de personajes –desde
directores hasta jefes y mandos medios e incluso empleados—que ya están
trepados en el proyecto de Luis Munguía, y que se dedican a sacar todo tipo de
información para torpedear su reelección.
NO HAY ORDEN EN LA CASA
El primero de octubre se cumple un año del gobierno de Arturo
Dávalos y desgraciadamente, no se observa una mano dura para sacar del
Ayuntamiento a los traidores; que van a brincar como chapulines el día que
Ramón Guerrero les diga que ya es hora de quitarse la máscara y apoyar a su
delfín Luis Ernesto Munguía González.
Quizás Arturo Dávalos esté concentrado al 100 en que su gobierno
camine y no vea con claridad lo que está pasando, pero sus asesores políticos tienen
tiempo de sobra y le están fallando. Y si hoy crecen los enanos rositas en el
MC, con claras intenciones de brincarse las trancas y las reglas no escritas de
la política, mañana serán otros los que se pongan otra camiseta para darle la
espalda al presidente.
No vemos en el escenario político del MC en Puerto Vallarta a
un personaje con la inteligencia y la dureza suficientes como para poner orden
en la casa naranja.
Por el contrario, quienes deberían apostarle a la unidad y al
respeto a las formas políticas, sólo se dedican a subir fotos a las redes
sociales, para decir que todo está bien; pero en el fondo, todos saben que
Ramón Guerrero es la mano que mece la cuna y es quien patrocina y empuja a Luis
Munguía para desbancar a Arturo Dávalos.
LA FACTURA POLÍTICA QUE
VIENE
Este relajamiento que se observa, tanto en la dirigencia
estatal como municipal del MC, sólo le abona puntos al proyecto “rosita”, pero
no al color naranja de Arturo Dávalos, es hora de que se pongan a trabajar.
Y es que, no es posible que la dirigencia nacional y estatal
del MC, se hagan de la vista gorda, o aún peor, que respalden un proyecto
político de un joven que sólo trata de vender a los vallartenses su imagen de “muchacho
bonito”, pero que no tiene nada de capacidad para asumir un cargo tan
importante como la presidencia municipal de Puerto Vallarta.
No han bastado sus antecedentes de golpeador de adolescentes,
de cometer estupro con la hija adoptiva de la regidora Elisa Ramírez; ni los
señalamientos y denuncias de delitos electorales en su contra (al aparecer
estructuras soldadas en un taller de Obras Públicas que tenían propaganda del
Mochilas y de él mismo en la casa de sus padres), el sigue engañando a un
sector de la sociedad de que es una buena opción para ser candidato a la
alcaldía, pero las dirigencias del MC lo están dejando y pueden pagar la
factura tarde o temprano de su propia negligencia política.
Hay que decirlo una y otra vez, Luis Munguía fue un mal
estudiante en el CUC; fue un regidor incompetente en el Ayuntamiento y ahora
está resultando un pésimo diputado federal.
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