Por Jorge Olmos Contreras
Aunque se trató de un evento estrictamente social, la fiesta del bautizo
de la hija del diputado local, Ramón Demetrio Guerrero Martínez y de su ex
secretaria Ada Vidal, el pasado sábado en el rancho de Los Arreola en la
delegación de Las Juntas, representó el marco ideal para medir las lealtades y
deslealtades que existen y que se dan actualmente al interior del Movimiento
Ciudadano en Puerto Vallarta, en donde a muchos se les olvida que el actual
líder y jefe político del municipio se llama Arturo Dávalos Peña.
Sin duda, el ex alcalde Ramón Guerrero sigue teniendo un interesante
poder de convocatoria –reunió alrededor de 250 invitados--, y aunque su
clientelismo político va a la baja en las colonias populares por los escándalos
de corrupción y la herencia nefasta que dejó a su sucesor, con un Ayuntamiento
prácticamente en quiebra, él está de regreso; y por antonomasia, convirtió un
convivio social en un acto político.
La figura central de sus invitados se centró en el ex candidato fallido
al Senado de la República por el MC, Alejandro Puente Córdoba, aquél singular
personaje que fue uno de los protagonistas de la polémica “telebancada” –llamada
así por que varios diputados tenían nexos directos con las televisoras, en
especial con grupo Televisa—y quien salió en defensa del entonces candidato
presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, por una entrevista incómoda que le
hizo la periodista Carmen Aristegui.
Este poderoso empresario –quien fue presidente de la Cámara Nacional de
la Industria de Telecomunicaciones por Cable (Canitec) y dueño mayoritario de
la firma EfektoTV—denostó a Carmen
Aristegui en plena campaña presidencial, le dijo que era “emisaria” de Carlos
Slim y “cabildera” de Telmex, lo que provocó que la dirigencia nacional del MC
se deslindara de Alejandro Puente, al señalar que no compartían la opinión de
Puente y que nada tenía que ver con el Movimiento Ciudadano.
INVITADO DE LUJO
Pues bien, Alejandro Puente se dio tiempo para venir a empolvarse sus
finos mocasines al rancho de Los Arreola, donde desde las 15:00 horas
comenzaron a llegar los invitados del Mochilas, quienes fueron recibidos con
mariachi y entradas de tostadas de ceviche y camarón, que fueron servidos en
mesas elegantemente decoradas con vistosos adornos.
Alejandro Puente es un personaje incómodo en el MC y ha sido severamente
cuestionado por partidos políticos afines al Movimiento Ciudadano como MORENA,
pero eso no le importó a Ramón Guerrero, quien se lo trajo desde la ciudad de
México para mostrar músculo y para que vean los “tontos vallartitas” quién
tiene la sartén por el mango, es decir, que él tiene operadores financieros de
peso para lo que se ofrezca en el presente y en el futuro político de Puerto
Vallarta, con o sin la anuencia de Enrique Alfaro.
En el aire quedó la duda, en el sentido de que si habría sido Alejandro
Fuente –con todas sus relaciones en Televisa y el sector de telecomunicaciones—el
empresario al que le habrían reservado un jugoso contrato en la administración
del Mochilas para colocar anuncios digitales en grandes pantallas de televisión
en toda la franja turística del puerto para explotar anuncios publicitarios,
cuyo acuerdo fue revocado por el pleno del Ayuntamiento ya en tiempos de Arturo
Dávalos Peña, a propuesta por cierto, de la regidora del MC, Susana Rodríguez
Mejía.
EL ENVIADO
Pero si Alejandro Puente llamó la atención, también lo hizo la presencia
de Rafael Valenzuela Cardona, considerado el brazo derecho del líder moral del
MC en Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, uno de sus hombres de todas las
confianzas y quien fue su operador de medios y estratega de la campaña política
electoral que llevó a Alfaro a ocupar la alcaldía de Guadalajara.
Enrique Alfaro no estuvo en la fiesta del Mochilas –dicen que, por motivos
de agenda, ya que estaba ocupado en los temas de movilidad de la perla
tapatía--, pero envió a Rafael Valenzuela, como para que Ramón Guerrero no
olvide quién manda en Jalisco, por un lado, y para que no se sintiera
desairado, por el otro.
Como sea, El Mochilas mostró poder y aunque no estuvieron todos sus
compañeros diputados, si lo hicieron tres legisladoras (con las que se lleva
muy bien). De regidores locales casi nadie, salvo Susana Rodríguez; no sabemos el
motivo, o porque no les corrieron la invitación o porque no quisieron asistir.
Por los panistas destacados y que han sido amigos del Mochilas, estaba el
polémico Jorge Salinas Osornio, acompañado del ex secretario general, Antonio
Pinto y el famosísimo Robertito, convertido hoy en magistrado del Supremo
Tribunal de Justicia del Estado.
Para quienes no lo saben, Robertito (su nombre completo es Roberto
Rodríguez Preciado), fue el primer Director de Seguridad Pública que tuvo el
Mochilas como alcalde de Vallarta, y que tuvo que salir huyendo del puerto
luego de un atentado con granadas que le brindaron grupos de la delincuencia
organizada (dicen) por supuestamente intentar comprometer “la plaza” para “Los
Güeros”, un grupo de narcos que operaba en la región altos de Jalisco y que tenía
presuntos nexos con el Cártel de Sinaloa.
LOS INCONDICIONALES
Empresarios de Vallarta muy pocos, salvo un tal Carlos Barragán, pero eso
sí, estaba toda una pléyade de incondicionales del Mochilas, encabezados por la
“sirenita de la radio”, Eli Castro, por el rumiante Oscar Pérez (quien no pudo
repetir en la Dirección de Turismo); el actual Director Jurídico, Carlos Félix;
la ex coordinadora de jueces municipales, Teresita de Jesús (quien es “aviadora”
en Secretaría General); Eliseo Rendón, actual Oficial Mayor de Padrón y Licencias;
el Jefe de Relaciones Públicas, Jaime
Castillo Copado; la ex presidenta del DIF, Iris Ulloa; y el inefable gorrón de
marca, Luis Ernesto Munguía, quien en sus ratos libres es diputado federal.
Todos (y cuando decimos todos, son todos) dispuestos a rendirle pleitesía al
Mochilas.
En cambio, muy discreto y sin llamar la atención, llegó el alcalde Arturo
Dávalos Peña, sólo acompañado de sus asesores y funcionarios, Guillermo Salcedo
y Diego Franco, quienes estuvieron un rato y se retiraron de la misma manera
del convivio.
Desde luego, no pudieron faltar los que se sienten desplazados por Arturo
Dávalos y que ahora van y le lloran a Ramón Guerrero, como la familia Murguía,
quienes estuvieron en primera fila, atentos y solícitos a lo que al amo
ordenara.
LA ULTIMA COPA
Todos cantaron y bailaron al son del mariachi, después al ritmo de un
grupo cubano y ya entrada la noche, como a la 1:00 de la madrugada, se dieron
vuelo con una banda norteña que tocó hasta altas horas del nuevo día.
Por alimentos no sufrieron los convidados a la pachanga, pues si en la
comida les dieron pescado frito muy bien acompañado, por la noche llegaron las
ollas de pozole para agasajar al apetito más impulsivo de la noche; y claro, no
podía faltar el wiski, el buen tequila, la cerveza a raudales y lo que se
ofreciera.
La fiesta se fue apagando poco a poco, y el ambiente político no se iba,
toda vez que quedó enrarecido, con la impresión de que Arturo Dávalos tiene a
muchos desleales en su equipo, que obedecen a Ramón Guerrero y que están
jugando un doble juego.
Y es que se les olvida que el jefe político es Arturo Dávalos, que el
líder del municipio es Arturo y que el presidente municipal es Arturo Dávalos
Peña, nadie más.
Que no se confundan, porque en enero viene la guillotina.
Sabemos que las deslealtades tienen su precio, que las facturas políticas
se tienen que cobrar y que los indecisos no caben en un proyecto de gobierno
como el que construye Arturo Dávalos.
Al tiempo…
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